lunes, 28 de marzo de 2011

Capítulo 21

Cuando nos levantamos a la mañana siguiente seguíamos cansadas y nos levantamos algo desanimadas. No queríamos que llegase la hora de despedirnos.

Después de desayunar y dejar todo preparado decidimos salir a dar una vuelta por Londres. El vuelo salía a las ocho del a tarde, así que teníamos el día entero para disfrutarlo.

Pasamos un día de compras y risas, sin preocuparnos de que horas después nos tendríamos que despedir. Pero llegó la tarde, llego el momento de ir al aeropuerto.

De camino hacía allí Mery recibió un sms.

  • Dios mío, no me lo creo. Es un mensaje de Harry y Dougie. Me va a dar un algo.
  • Tranquila, es solo un mensaje.
  • Solo un mensaje, como se nota que hace tiempo que pasó tu amor incondicional por cantantes o actores.
  • Es verdad, hace un tiempo que no me obsesiono con nadie. Que mierda.
  • Te aseguro que no, mejor, es un problema. Yo hay días que no puedo verle ni en fotos, porque duele.
  • ¿Y como ha sido verle en vivo y dormir abrazadita a él?
  • Pues no me creo que haya pasado. No soy consciente.
  • Yo tengo fotos que lo demuestran y creo que Danny también.
  • ¿¿QUE TIENES FOTOS??
  • Hombre pues claro, estabais muy cuquis. Bueno no me has dicho que te han puesto.
  • Mery, buen viaje. Esperamos verte muy pronto y poder disfrutar de otra película. Aunque Dougie prefiere que no sea de terror porque su hombría queda cuestionada. Hasta pronto. Pudd.
  • ¿Han firmado con Pudd? ¿Qué cojones es eso?

Mery estaba en sock. No podía articular palabra.
  • María reacciona por favor.
  • Perdona, no te estaba escuchando. ¿Qué decías?
  • Que qué cojones es Pudd.
  • Ah, se me olvida que eres una virgen de McFly. Bueno virgen de información porque de lo otro… eres tú la única que no lo eres.
  • Hombre no creo que todas las fans de McFly sean vírgenes, no son los Jonas Brothers.
  • Si no dices la tontería no te quedas a gusto ehh.
  • Ya me conoces.
  • Pues a ver Pudd viene de unir sus dos apellidos, si juntas Poynter + Judd, queda Pudd. Y si sumas Fletcher + Jones, obtenemos Flones. Y esas son las parejas de McFly.
  • Gracias Mcestra.
  • Un placer. No sé qué vas a hacer sin mí por aquí.
  • Llorar por las esquinas, escribiendo corazones y tu nombre dentro.
  • Qué bonito. ¿Y en que ha quedado tu relación con Danny?
  • Ya tardabas en preguntar.
  • No me puedo ir con esa duda.
  • Pues mira, no tenemos ninguna relación, él se va toda la semana por ahí.
  • Si a Manchester.
  • Tú tienes un problema. Bueno eso y cuando vuelva si me apetece le veré, si le apetece me verá y poco más. Ha disfrutar.
  • Vale, aunque no te voy a mirar a los ojos, porque entonces tendría que decirte que empiezo a ver ese brillo en tus ojos.
  • Pues eso, deja de ser tan sabionda.
  • Te voy a echar de menos Katie.
  • Y yo también … - dije intentando recordad el nombre de la otra canción que le gustaba a Mery y con el cual se había autobautizado.
  • Joanna.
  • Eso Joanna.
  • Cuando llegues a casa quiero que te la pongas y escuches atentamente la letra, luego entenderás que estoy en lo cierto en llamarme así.
  • De acuerdo. Será lo primero que haga, incluso si me estoy meando, pondré la canción y la escucharé. Si me suena el teléfono lo dejaré sonar para poder escuchar tu canción. Si se empieza a quemar la casa no la abandonaré hasta estar convencida que esa canción te describe plenamente.
  • Eres una payasa.
  • Ya, me lo dicen mucho últimamente. Pero es mi encanto.
  • Yayayaya!

Y nos empezamos a reír sin poder parar.

En un abrir y cerrar de ojos Mery ya no estaba, volvía a estar sola en esta inmensa ciudad.

Pero no me podía quejar, puede que echara de menos a Mery, pero también es verdad que hablábamos todos los días. El tiempo pasaba volando.

En la universidad cada vez había más trabajo que hacer, cosa que no dejaba mucho tiempo libre. Aunque claro que salíamos, yo los fines de semana no podía, pero vamos ya se sabe que los jueves eran los nuevos viernes.

El trabajo cada vez era mejor y desde la visita de McFly, el bar cada día iba mejor, había más gente y más grupos interesados en tocar.

Y si os preguntáis que paso con Danny, bueno nos veíamos de vez en cuando, siempre que se lo permitía su agenda, y con tanta promoción pasaba más tiempo fuera de Londres que en Londres. Pero disfrutábamos como unos enanos cuando estábamos juntos. Quedábamos y estábamos horas y horas hablando. Todo iba perfecto, aunque yo seguía en alerta con el tema de la prensa.

Y así, sin darme cuenta llegó la hora de volver a casa por navidad. No me podía creer que ya fuera finales de diciembre, había pasado volando. Y ahí estaba yo, montada en un taxi de camino al aeropuerto. Tenía muchas ganas de ver a la gente y pasar las navidades en familia. Iba tan concentrada en mi misma que cuando sonó el móvil pegue un pequeño grito.

El taxista me miró y le pedí disculpas.

  • Hombre sigues vivo. – dije en tono de guasa.
  • Sí, es que ayer cuando llamaste estaba en la tele y cuando vi la llamada era muy tarde y no quería despertarte. – dijo Danny con tono de arrepentimiento.
  • Ya sé que estabas en la tele, te vi.
  • ¿Me viste en la tele? ¿tu? Qué raro no.
  • Si, ya ves, es que es la única forma que tenía en ese momento de saber dónde estabas y que te deparaba el futuro.
  • Pues ya te lo digo yo ahora, estoy llegando a Londres en tren ¿dónde estás tú?
  • En un taxi camino al aeropuerto.
  • ¿A dónde cojones vas?
  • Pues a Madrid, es navidad. Por qué crees que te llamaba anoche, quería verte antes de irme.
  • ¿Y cuando vuelves?
  • El tres de enero.
  • No puede ser.
  • Sí, es navidad. además tú te vas a tu pueblo.
  • Sí, pero pasaré unos días en Londres.
  • No te preocupes, el tiempo pasa volando, en nada me tienes de vuelta en Londres.
  • Como siempre tú lo ves todo tan fácil.
  • Joder y tú todo lo complicas tanto. Ni que nos viéramos tanto, con tanta promoción no paras por Londres.
  • Pues por eso me jode.
  • Ya bueno pero que le vamos a hacer. No me voy a amargar. Me gusta ser feliz, y aunque no te vea durante dos semanas seguiré feliz. Porque me hechas mucho de menos y si me hechas mucho de menos significa que te curraras una sorpresa para enero. Y me encantan las sorpresas.
  • ¿Es una indirecta?
  • No, si pudiera te lo diría a la cara.
  • Te odio.
  • Y yo a ti por ser tan famoso y popular.
  • Bueno, así estamos en paz. Así que quieres que te prepare una sorpresa para cuando vuelvas a Londres.
  • No he dicho eso exactamente, pero si te apetece no te voy a quitar yo la ilusión.
  • No llego a despedirte ¿verdad?
  • No, estoy de camino al aeropuerto.
  • ¿En tu coche?
  • Como voy a ir en mi coche, y luego que hago con él, me lo meto por el culo. Tenías que haber estado aquí para llevarme tú.
  • Es para lo único que me quieres.
  • Y no te olvides del sexo.

Lo del taxista ya empezó a ser algo exagerado. Tenía la mirada de: por favor que diga el nombre de la persona famosa, necesito saber quién es. Y yo le iba a dar lo que quería.
  • Ya lo sabía yo, un juguete sexual.
  • Para Jack, Jack, Jack… pero que gracioso eres, hahaha!

Se separó el teléfono del odio y le dijo a alguien.
  • Se ha vuelto loca.
  • Bienvenida a mi mundo.- escuche como Dougie me gritaba.
  • Dale un beso a Douglas de mi parte. – dije conservando una voz refinada.
  • ¿Qué coño te pasa? – dijo medio gritando.
  • No grites por favor, que estoy en un taxi.
  • ¿Y te está escuchando el taxista?
  • Eso es.
  • ¿Le estás vacilando?
  • Si, tiene demasiada curiosidad.
  • Ya pensaba que se te había ido la cabeza.
  • No, aunque no creo que la haya tenido nunca en su sitio. Ya sabes que estoy loquísima.
  • No lo dudo ni por un segundo. Llámame cuando llegues a casa, para saber que no se ha estrellado tu avión.
  • Si pasara eso seguramente te enterarías.
  • Bueno tú mantenme informado, ya sabes que soy capaz de presentarme allí a pasar la Navidad.
  • No te atreverías.
  • Oh sí, no me retes.
  • Te advierto una cosa Daniel Alan..
  • Sí, muy bien, tu di todo mi nombre completo, venga ahora di David Jones.
  • … quiero decir Jack Alan Grifin.
  • ¿Así es como piensas solucionar la cagada?
  • Lo siento vale, no claro que no cariño, como iba a estar pensando en otro, no, cosas del trabajo. Que va como voy a tener una aventura con Danny, si es horrible.
  • Vale, es suficiente, tampoco te flipes tú ahora que cuando te pones dramática exageras demasiado.

Yo solo pude resoplar.
  • No te preocupes, que no voy a ir a verte, pero vamos, ni que te avergonzases de mí.
  • Y dale, sabes perfectamente que no es eso.
  • Lo sé, pero me gusta picarte.
  • ¿Te he dicho que te odio?
  • Cada día y me encanta. Que tengas buen viaje princesa.
  • Tú también capitán, te llamo cuando llegue a casa.
  • Esperaré impaciente, vamos pienso sentarme delante del teléfono hasta que suene.
  • Pues mejor ponte delante del ordenador, porque tú serás rico pero yo no, así que pienso llamarte por el Skype.
  • Mmmmm, sexo por videoconferencia. Mmmm.
  • Eso te lo tendrás que ganar. Salido.
  • Un beso princesa.


Y colgó sin dejar que le contestara nada. Sonreí y guardé el móvil. Tenía ganas de verle pero a decir verdad tenía más ganas de ver a la familia. Bueno, después de esa conversación no sabría yo que decir.

jueves, 24 de marzo de 2011

Capítulo 20

Cuando subí a casa Mery se había quedado dormida. Estaba abrazada a un peluche que llevaba a todas partes y con el portátil encima de la cama viendo un video. No sabía lo que veía, me acerqué y me tumbé a su lado.

Me quede viéndolo un rato, salía McFly, en un festival de música. De repente empezaron a cantar Danny y Tom, estaban en un camerino, eran ellos dos y sus guitarras. La canción hizo que me estremeciera, era maravillosa. No pude contener las lágrimas.

Miré a Mery y la acaricié el pelo, la canción me recordaba nuestra amistad. Siempre ahí, una detrás de la otra, recogiendo los pedazos, viviendo y riendo juntas.

Se despertó y vió como me limpiaba la cara.

  • Son perfectos. – dijo apoyando su cabeza en mis piernas.
  • No lo hacen mal. – dije con la voz rota.
  • ¿Por qué lloras? ¿Te ha gustado la canción?
  • Sí, me ha recordado a ti. Y he recordado que te vas mañana.
  • Oh, es nuestra última noche. ¿quieres que hagamos algo? – dijo sin poder ni abrir los ojos.
  • No, estas agotada, descansa y mañana hacemos algo antes de que te vayas.
  • De verdad que no me importa, casi no estoy cansada. – dijo abriendo la boca.
  • Deja de decir tonterías, estas agotada y yo también, así que duérmete.

Cuando el video terminó apagué el ordenador y lo dejé sobre la mesilla de noche. Apague la luz y me acosté. No tardé nada en dormirme, estaba agotada.


POV María

Cogí el primer avión que salía para Londres, al final viajé sola, Manuel había hablado con Danny y le había dicho que no hacía falta que volasen, que todo estaba bien. Raquel estaba bien y no corría ningún peligro.

Cuando subí a ese avión no sabían nada del bebe, yo no había hablado con Danny, pero conocía a Manuel y su cara no tenía buena pinta.

Cuando llegué a Londres cogí un taxi y fui directamente al hospital, sin ni siquiera pasar por casa a dejar la maleta. Cuando el taxi paró en la puerta del hospital no podía creer la cantidad de prensa que había. Lo que faltaba.

Me quedé unos segundos pensando cómo salir. El taxista comprendió mi espera, le pagué y pensé que hacer con la maleta. Si mi coche estuviera allí. Rebusque buscando mi móvil, tenía que llamar a… en ese momento vi el coche de Harry entrar en el aparcamiento. Le pedí al taxista que le siguiera y que parara delante suyo.

Cuando Harry aparcó y salió del coche, me bajé, no entendía porque le seguía un taxi. Cuando me vió bajar del coche le cambio la cara.

  • ¿Qué haces tú aquí, no estabas en España? – dijo Harry mientras me abrazaba.
  • Sí, pero he vuelto, tenía que estar a su lado. ¿Qué hacen todos esos ahí? – dije refiriéndome a la prensa.
  • Eso me pregunto yo, a eso vengo, a hablar con ellos. Vamos, tú entra sin esperarme, porque te van a preguntar de todo, incluso por tu futura boda y no quiero que termines gritándoles.
  • Es que tendría huevos que me preguntaran eso ahora.
  • Por eso tú entra rápido y nos vemos arriba.

Guardamos la maleta en su maletero.

Le besé en la mejilla y entré rápido en el hospital. La prensa intento que contestara a alguna pregunta pero yo les ignoré y llegue a la recepción. No sabía dónde estarían, así que pregunté.

  • Hola, venía a ver a Raquel Iniesta.
  • ¿Es usted familiar?
  • Sí, soy su amiga.
  • Lo siento, teniendo en cuenta lo que hay fuera no podemos dejar pasar nada más que a familiares.
  • Entiendo lo que me dice, pero Raquel es como mi hermana, nos hemos criado juntas, por favor dígame dónde puedo encontrarla. – dije con un tono de desesperación.
  • Lo siento, tenemos orden de su marido de no dejar pasar a nadie más que a familiares.

Ya me había enfadado.

  • Vamos a ver, que marido ni que marido, primero ella no está casada y segundo o me dice ahora mismo donde está o vamos a tener un problema muy gordo usted y yo.
  • ¿María? – Escuche que alguien me llamaba por detrás.

Era Danny.

Lo único que pude hacer en ese momento fue ir corriendo a abrazarle. Tenía la cara desencajada y los ojos oscurecidos del cansancio. Él me devolvió el abrazo y me dio un beso.

  • ¿Cómo está? – dije mientras me separarme sin soltarle la mano.
  • Ya bien, van a subirla a una habitación. – dijo muy bajito.
  • ¿Qué haces aquí abajo? – pregunté extrañada.
  • Venía a hablar con la prensa, para que se vayan ya. Seguramente esta noche le den el alta y ya sabes que no le gusta nada la prensa, así que mejor hablar con ellos y que se vayan de una vez.
  • Está hablando Harry con ellos. De todas formas mejor que no salgas así, no tienes cara de que esté todo bien.
  • Es que no lo está.
  • ¿El bebe? – dije conociendo la respuesta.
  • No han podido… - y no pudo continuar la frase, se le hacía un nudo en la garganta.
  • Shhhh, no te preocupes – dije mientras le volvía a abrazar. – ¿qué tal está ella?
  • No lo sé. - dijo limpiándose las lágrimas.- Todavía no me han dejado verla.
  • Pues vamos para arriba, no debe estar sola.
  • Espera, necesito ir al baño, no quiero que me vea así. Sube tu a ver qué tal está, necesito tranquilizarme.
  • ¿Quieres que la vea antes que tú? ¿O espero a que subas y luego entro?
  • No te preocupes, nos necesita por igual.
  • No creo, pero bueno, estoy arriba. – me acerque y le di otro abrazo.


Saqué un pañuelo del bolso y se lo di. Me dijo el número de habitación y me encaminé a verla.

Cuando llegué a la puerta me paré durante unos segundos. Estaba destrozada, no podía estar pasando. Pero si yo estaba destrozada no podía imaginar cómo iba a estar Raquel.

Cuando entré Raquel estaba tumbada en la cama, con una mano en su vientre y el otro brazo sobre sus ojos, tapándolos, eso significaba que no estaba dormida, cuando hacia eso era que quería hacerlo, pero había algo que no la dejaba.

  • ¿Danny? – dijo mientras se destapaba los ojos.

Cuando se dio cuenta de que no era Danny hubo algo que se apagó en sus ojos, le esperaba, le necesitaba en ese momento. Seguramente fuera a la única persona a la que tenía ganas de ver. Y en parte la entendía, solo Danny compartía el dolor que sentía.

  • Hola pequeña, ha ido un momento al baño, viene en un minuto.
  • ¿Qué haces en Londres? No tenías que haber vuelto, yo estoy bien.
  • Lo sé, pero necesitaba verte, estar a tu lado cuando no lo estés.
  • ¿No vas a pasar? – preguntó extrañada.
  • No, sé que no te apetece ver a nadie, esperaré aquí hasta que venga Danny y luego estaré fuera por si necesitáis algo.
  • Gracias. – dijo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.
  • You´ll be Ok.
  • Only when Joanna it´s here.
  • Estoy aquí.

Y un reguero de lágrimas empezó a correr por sus mejillas. Me hizo un gesto para que me acercara y yo lo hice. Cuando llegué a su lado se incorporó, todo lo que la dejaba su pierna escayolada, y me dio un abrazo.

Y así nos mantuvimos hasta que llegó Danny. Llamó a la puerta mientras se apoyaba en el pomo de la puerta. Tenía mejor cara y sonreía.

  • No quiero interrumpir ningún momento íntimo.

Yo le sonreí mientras Raquel se limpiaba las lágrimas. Yo me agache y la susurre.

  • Voy a estar ahí fuera para lo que necesites. Te quiero Kate.
  • Y yo a ti Joanna.

Me acerqué y la di un beso antes de irme. Cuando pasé al lado de Danny hice lo mismo y le dije.
  • Voy a estar ahí fuera.
  • Gracias preciosa. – dijo devolviéndome el beso.

Danny se quedó parado mirándola, nunca pensé que vería a Danny Jones roto como le vi mientras miraba a Raquel desde la distancia. Sabía que tenía que mantenerse entero por ella, aunque no sabía cómo hacerlo. Se sentía igual de roto que ella.

Rodeó la cama y se tumbó a su lado. Ella se aferró a su pecho, como si tuviera miedo a caerse, como si todo estuviera a punto de desplomarse. Él lo sabía, llevaban muchos años juntos, puedo que no todos estuvieran juntos, pero si hacía mucho que se conocían.

Danny se aferró de la misma manera a Raquel, también tenía miedo a caer, y ver a Raquel en ese estado no ayudaba a estar entero.

  • Danny quiero irme a casa. No quiero estar más aquí.
  • Lo se mi vida, en unas horas nos vamos, te lo prometo.
  • Hay prensa ¿verdad?
  • Sí, pero se está ocupando Harry.
  • No quiero que diga nada del bebe.
  • Tranquila, no va a decir nada.

No se dijeron nada más, aunque no hacía falta, sus ojos lo decían todo. Solo con mirarse lo sabían.

Quien no les conociera diría que, que poco románticos, o que nunca expresan con palabras lo que sentían el uno por el otro, pero no lo necesitaban, estaban conectados, solo necesitaban mirarse y todo estaba dicho.

Y esa noche más que nunca funcionó. Aunque esa noche cualquiera podía mirarlos a los ojos y saber que les pasaba en el alma. Por eso ambos salieron con gafas de sol, aunque la noche estaba cerrada, a hablar con la prensa de camino a casa.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo 19

Aparcamos, aunque nos costó un poco. Mientras subía por la escalera a Danny le sonó el móvil, así que se retrasó un poco.

Cuando abrí la puerta de mi casa no podía creer lo que veía. Me asuste.

  • DANNY!!! Ven corriendo por favor.

Subió corriendo y cuando se paró delante de la puerta soltó.
  • Me cago en la puta, ¿¿¿qué es esto???

Era mi casa. La escena era surrealista la tele estaba desenchufada y boca abajo en el sofá, la mesa tirada. En la habitación de invitados faltaba el colchón. Aunque lo mejor de todo estaba por llegar.

Danny se empezó a reír cuando vio la habitación de invitados, ya sabía lo que estaba pasando, lo que encontraría al otro lado.

  • Tranquila, son las cosas que pasan cuando los niños ven cosas que no deben.

Y nos acercamos a la habitación, abrí la puerta y lo que vimos había que reconocer que era gracioso y muy lindo. Aunque iban a pagar caro por todo ese desastre.

El colchón estaba sobre la ventana, fortificando la habitación. Mi cómoda tapando la puerta del baño. Aun con todo eso la estampa de los tres en mi cama me hizo sonreír. Hice unas cuantas fotos y Danny también.

Mery estaba entre los dos, Dougie la abrazaba por detrás y su pierna cruzaba el cuerpo de Harry. Los tres dormían casi destapados y con cara de relajación. Aunque de vez en cuando Mery ponía cara de preocupación.

Me dio mucha pena despertarles, así que empecé a caminar hacia atrás lentamente con cuidado de no hacer ruido. Danny que estaba detrás mío me agarro por el brazo y me paró.

  • ¿A dónde vas?
  • Pues al salón, a recoger un poco ese estropicio.
  • ¿Vas a recogerlo tú? ¿De verdad?
  • Es que me da pena despertarlos, habrán dormido fatal, yo lo paso fatal cuando veo cosas de esas.
  • Si sabes que no vas a poder soportarlo no lo veas. No vas a recoger todo eso tu sola.
  • Pues ayúdame.
  • Ahh no! Si claro y ellos mientras durmiendo.
  • Anda Danny, déjales dormir un ratillo más.
  • No.

Me acerque y le di un beso.
  • Así no me vas a convencer, lo estoy haciendo por ti. Porque no me parece justo que tengas que hacer nada aquí. Son ellos. Además empiezo a tener hambre y hasta que recojamos todo esto y nos vayamos a comer algo nos van a dar las mil.

Y sin darme tiempo a contestar o hacer nada soltó un grito. Yo fui corriendo a taparle la boca, pero cuando lo conseguí era demasiado tarde, ya les había despertado.

  • Buenos días grandullones, es hora de levantarse.

Dijo Danny sin bajar el tono. No me gustaba lo que había hecho. Cogí le di un golpe en el brazo y salí de la habitación.

No me gustaba la forma que les había despertado. Odio cuando la gente me despierta así, que forma es esa de empezar el día. Siempre tuve mal despertar.

Danny me siguió hasta la cocina y me estuvo observando mientras preparaba café. Luego se acercó y me agarro por la cintura.
  • Te has enfadado de verdad.
  • Un poco.
  • ¿Por despertarles? No esperarías que te dejará recoger todo esto a ti.
  • No es por despertarles, es la forma en la que lo has hecho.
  • No te preocupes, están acostumbrados, siempre nos despertamos a gritos o a golpes.
  • Bueno, pues a mí no me gusta, vamos a mí me jode a sobre manera que me despierten así.
  • ¿Y como se supone que se debe despertar?
  • La mejor forma y la única aceptable en mi caso, excepto que quieras ser asesinado o insultado, es con música.
  • ¿Por qué eres tan considerada con gente que casi no conoces?
  • Acabas de descubrir uno de mis defectos.
  • ¿Defecto? Yo apostaría que todo lo contrario.
  • Depende de la perspectiva que lo mires, para los demás es algo bueno, pero a veces para mí no es tan bueno. La gente no suele ser considerada.
  • Te puedo asegurar que siempre es una virtud. – dijo abrazandome.


En ese momento entraron los tres asaltadores de casa en el salón.

  • Dios me queman los ojos – dijo Dougie refiriéndose a nosotros.- Oye si se supone que es una relación secreta y parafraseando a Joey Triviani si no puedo decir nada a nadie, tampoco quiero ver nada.
  • Pues no mires. – le contesto Danny.
  • Además esto no es una relación, solo somos dos personas conociéndonos.
  • Si pensando eso sois más felices. – dijo Dougie encogiéndose de hombros.

María se había sentado en una banqueta de la cocina y se había recostado sobre la encimera. Me acerqué y la alboroté un poco el pelo. Ella movió la cabeza y me miró.

  • Le odio. – me dijo refiriéndose a Danny.
  • Lo se princesa. Así no se puede despertar a la gente. Ya le he regañado. ¿Quieres café?
  • Aja.
  • Me fui hacia la cafetera y empecé a hacer café.
  • ¿Vosotros también queréis? – pregunté a Dougie y Harry.
  • Por supuesto. Gracias. – sonrió Harry.
  • Por favor. Suplicó Dougie.

Danny se sentó al lado de Mery y se fue acercando lentamente. Se tumbó de la misma forma que Mery y la empezó a hablar muy bajito.
  • ¿Me odias?
  • Sí.
  • ¿Mucho?
  • Lo suficiente.
  • Vaya.
  • Y no intentes hacer nada de esas cosas que sueles hacer tú y que te vuelves adorable y te tengo que perdonar.
  • Ni siquiera me perdonas por a verte traído a estos dos anoche.
  • Eso es cosas del pasado… - dijo Mery aunque ni ella estaba convencida de seguir enfadada con Danny, aunque de repente recordó algo – y respeto a ti rubia.

Dijo muy seria levantándose de la encimera. Sabía lo que iba a decirme.
  • A mí no me mires, yo lo intenté, puedes ver el borrador en el móvil. Fue él que no me dejó.
  • Con que esas tenemos eh señor Jones. – dijo Mery muy seria.
  • Que emoción hubiera tenido si te hubiera escrito un sms. Ninguna. Soy genial y lo sabes.
  • Genial, bueno… - dijo Mery aunque no la dejé terminar la frase. No se había levantado con buen pie.
  • Toma princesa tu café. Bebe esto antes de seguir hablando. Chicos coger vosotros también. ¿Danny tú quieres?
  • ¿Tú te estas tomando otro? – me pregunto sorprendido.
  • Claro, nunca se dice que no a un café. Y tampoco es que hayamos dormido mucho.
  • Yo estoy bien de momento. Ya le robo a Mery un poco.

María miró a Danny, le mantuvo la mirada.

  • Creo que es mejor que bebas de aquí. – dije mientras le pasaba mi taza.

Les dejé bebiendo café y me acerque a poner música. Lo puse en aleatorio, no me apetecía penar, pero no podía haber salido mejor canción. (Avril Lavigne – What the hell). Y me acerque bailando y cantando (si a lo que yo hago se puede llamar así). Miré a Mery y empezó a reírse. Los chicos también se reían. Cogí a Mery y la levanté a bailar conmigo mientras los chicos nos hacían los coros y hacían los ritmos con las cosas que había sobre la encimera.

Y así con música y entre risas recogimos toda la casa y salimos a comer los 5. No sin antes tener nuestro momento monedero Mery y yo en la habitación. Me contó que se lo había pasado genial pero que había dormido un poco mal del miedo. No hacía falta que me dijera nada, se le reflejaba todo en los ojos, era como un libro abierto. No podía parar de sonreír. Pero como iba a dejar de hacerlo, dos de sus ídolos habían ido a verla un viernes por la noche para ver una peli y habían terminado los tres durmiendo abrazados en la misma cama. Si hubiera sido mi caso, tampoco me quejaría.

Y pronto llego la noche, hora de despedirse. Mery se emocionó, no es que se pusiera a llorar a moco tendido, vamos creo que ni siquiera hecho una gotita, pero igual que por la mañana tenía un brillo que podía iluminar todo Londres, ahora tenía una tristeza que se reflejaba en sus preciosos ojos.

  • Harry se dio cuenta.
  • ¿Qué te pasa pequeña? – la preguntó mientras la abrazaba.
  • No me quiero ir de Londres. Ha sido la mejor semana de mi vida, o bueno la mejor semana en mucho tiempo.
  • Bueno, tienes que volver a casa para hacer las cosas bien y cuando estés lista Londres te estará esperando. Y nosotros te invitaremos a ver otra peli.
  • Pero que no sea de miedo.
  • Que dices, que escusa voy a tener entonces para arrimar contigo. Que luego mi novia ya sabes, se mosquea.

Mery empezó a reírse, se separó de Harry y le dio un beso en la mejilla.
  • Además nos vamos a ver en nada, en Abril nos vemos en el concierto, además yo te consigo un par de pases vip, tengo enchufe con la banda.

Danny que estaba atento a la conversación me dio un codazo.
  • Que ella haga lo que quiera, yo no pienso ver un concierto en la zona vip.

Mery me miro.
  • ¿Siempre es así de cabezota? – le preguntó Danny a Mery.
  • Sí, es que la chica tiene unos ideales muy marcados. No le gusta romperlos.
  • Vale, pero lo de los conciertos no lo entiendo.
  • Hace mucho que no vives un concierto como un fan normal.
  • Hombre nosotros también vamos a conciertos de otra gente.
  • Ya, pero no es lo mismo. No lo entenderíais.

Dougie se coló en la conversación.
  • Instrúyenos maestra.
  • Raquel quieren que les instruyamos en conciertos, a los famosos McFly.
  • Pues habrá que llevarles a alguno no. Me han dicho que toca Justin Bieber dentro de poco en Madrid.

Los tres se miraron. María y yo nos miramos y nos empezamos a reír.
  • Era broma, no os vamos a llevar a ver a Justin. – dije sin poder parar de reírme.
  • YA SE LO QUE QUIERO. – grito Mery.
  • Que estás diciendo loca. – dije.
  • Es que ayer les gané una apuesta a estos, y me deben una. Y ya se lo que quiero. Vamos a ir de concierto, en plan personas normales, cada uno se pagará su entrada, que yo no tengo dinero para invitaros.
  • Podemos conseguirlas gratis. – interrumpió Dougie.
  • A ver rubito, las personas normales compran sus entradas. – le dijo Mery en tono divertido.
  • Sigue Mery porque no entiendo nada. – dije.
  • Pues vamos a un concierto y durante esa tarde-noche, tenéis que hacer todo lo que yo diga. Seréis mis esclavos.
  • ¿Y a que concierto vamos a ir? – pregunto Harry curioso.
  • Pues todavía no lo sé, lo miraré y os mantendré informados. Vosotros también podéis venir a ver los espectáculos. – nos dijo Mery a Danny y a mí.
  • No me lo perdería por nada del mundo. – rió Danny.


Mery se despidió de Dougie con un abrazo que pareció eterno, y no es que Mery le tuviera aprisionado, los dos parecían muy cómodos. Cuando se separaron Dougie se acercó y le dio un beso en la mejilla. Mery se puso roja. Se mantuvieron la mirada y se sonrieron mientras Dougie se metía en el coche con Harry y Mery subía las escaleras hacia casa.

Yo me despedí de los chicos con un corto abrazo y les agradecí el detalle de haber pasado la noche con Mery. Harry dijo que había sido un placer y Dougie afirmó que Mery era genial. Después se fueron hacía casa, Danny tenía su propio coche así que no le esperaron.

Nos quedamos solos a las puertas del coche de Danny.

  • Te puedes quedar a dormir si quieres. – le propuse.
  • Sabes que me encantaría pero tengo que preparar todo lo del viaje y es la última noche con Mery.
  • Bueno tú también te vas.
  • Ya, pero vuelvo dentro de una semana, como tu dijiste esta mañana, y seguirás aquí.
  • Sí, creo que sí.
  • Pues ya me invitarás a dormir la semana que viene.

Le sonreí. Nos dimos un abrazo y ese sí que fue largo. Ninguno de los dos quería separarse. No nos besamos, solamente me dio un beso en la cabeza y yo en su hombro. Nos separamos y esperé a que se fuera para volver a casa.

Puede que tardará un poco más cuando le vi desaparecer por el horizonte. Las cosas se estaban poniendo serias. Me estaba enamorando de Danny Jones.

martes, 22 de marzo de 2011

Capítulo 18


A la mañana siguiente, me desperté en casa de Danny. Había sido una cita perfecta. Habíamos hablando toda la noche, hasta que nos quedamos dormidos. Y sí, me quedé a dormir allí, pero no pasó nada.

Cuando me desperté Danny estaba totalmente dormido, estaba tranquilo. Me quede mirándole un rato y sin quererlo me descubrí tocándole primero el pelo y luego rozando su mejilla suavemente. Sabía que tenía pecas pero no me había fijado en la cantidad que tenía.

Le debí de despertar porque pasó su brazo alrededor de mi cintura y tiró de mí hacia él, hasta que sintió que me tumbaba sobre su pecho. Yo me abracé a él y volví a quedarme dormida escuchando el sonido de su corazón.

Me desperté, supuse que horas después, porque empezó a tocarme el pelo. Mucho mejor que la última vez que había dormido en su casa. Me estiré sin separarme de su pecho.

  • Buenos días – dijo casi en un susurro.

Yo no podía hablar, así que gruñí.
  • ¿Qué tal has dormido? – volvió a preguntar muy bajito.

Y volví a gruñir.
  • Es la conversación más profunda que he tenido nunca.
  • Lo sé, lo suelo ser nada más levantarme. Tan profunda que las palabras se quedan en la profundidad de mí ser.

Danny sonrió y me dio un beso en la cabeza.
  • No querría molestarte, porque pareces estar muy a gusto, pero me estoy meando.
  • Pues muévete, no te preocupes por mí. Yo me quedaré aquí tumbada sin moverme.

Me moví un poco para dejarle levantarse y volví a dejarme caer en el mismo lugar y en la misma postura, pero sin él debajo.

Y me volví a quedar dormida, no podía estar tan cansada. Había sido una semana durísima, normal que me volviera a dormir. Además era la cama más maravillosa del mundo. Cuando me desperté le vi delante del espejo, terminando de vestirse y bailando.
  • ¿Cómo bailas tan bien?
  • ¿Estás de coña?
  • Un poco sí.
  • Habría que verte a ti bailar. Porque si no tienes dotes musicales quien me dice a mí que tengas dotes de bailarina.
  • Te lo digo yo. Hice 10 años de baile clásico y 7 de moderno.
  • ¿A si? Hazme una demostración si te atreves.
  • Como te gusta retarme eh. Pero vale acepto.

Me levanté encima de la cama, levanté las manos y di un salto cayendo al suelo. Luego caminé hacia el baño con las puntas de mis pies. Cuando llegué a la puerta di un saltito y entre en el baño.

  • O no, espera. Puede que lo que estudiara fuera teatro. Sí, creo que fue teatro.

Le guiñé el ojo, le tiré un beso y entré en el servicio.

Cuando salí del baño ya no estaba en la habitación. Me esperaba en la cocina tomando café. Me acercó una taza, estaba serio. Yo bebí un sorbo, le miré, seguía muy serio. No entendía nada. A decir verdad, tampoco quería entenderlo, no en ese momento. Me acerque, le giré la cara y le besé.

  • Buenos días. - le dije sonriendo.

Y volví a sentarme y seguimos bebiendo café en silencio.
  • ¿No me vas a preguntar el porqué de mi cara?
  • No, si te pasa algo espero que me lo cuentes sin tener que preguntarte. En cambio te besaré. Así te demuestro que me preocupo por ti, que estoy aquí.
  • ¿Solo me besaras en esos momentos?
  • No lo sé, te besaré cuando me apetezca hacerlo. Pero recuerda que si te pasa algo, si te preocupa algo, lo notaré y te besaré. Incluso si te hechas una novia, el día de mañana, y yo te veo mal, te besaré.
  • ¿Y si a mi novia no le parece bien?
  • Con que no te parezca mal a ti, yo seguiré haciéndolo.
  • Me encanta esa idea.
  • Claro que te encanta, tienes una tía ante ti que no te da el coñazo y que a cambio te da besos en los morros.
  • A mí no me importaría que me dieras el coñazo.
  • Por hacerme la pelota no doy besos.
  • ¿No? ¿estás segura?
  • Lo suficiente.
  • Aja.

Y se fue acercando lentamente, por detrás mio. Su mano empezó a recorrer mi espalda, sus labios mi cuello. Y yo quise morir. Se acercó a mi oreja y me beso por detrás.

  • Sabes que me debes una ducha.
  • Así es.
  • ¿Y crees que es el momento?
  • Creo que estas demasiado guapo, no necesitas ninguna ducha.
  • Eso da igual, yo siempre estoy guapo.
  • Sabes que creo - dije dándome la vuelta y juntando nuestras frentes.- Que si me ducho ahora contigo, nos habremos acostado tres veces y claro tengo que hacerme desear…
  • Te puedo asegurar que ahora mismo te deseo y mucho.
  • Lo sé. Pero creo que es mejor dejarlo para otro día.
  • ¿Me vas a dejar con las ganas?
  • Sintiéndolo mucho sí.

Se mosqueo un poco, se retiró de mi, se fue al otro lado de la barra y continuó desayunando.

  • Danny por favor no te pongas así. No es para tanto.
  • Me voy toda la semana a Manchester.
  • Eso está genial.
  • Ya veo.
  • ¿Ya veo? Ah no, me niego a discutir contigo Danny. No sé que absurda movida te estas montando en la cabeza, pero no voy a jugar a ese juego. Ha sido una de las mejores noches de mi vida y no pienso joderla discutiendo por no echar un polvo o porque no me importe que te vayas una semana a Manchester o cualquier otra cosa absurda. Así que me voy a ir a vestir, recogemos y nos vamos a mi casa a por María o a que me dejes allí.
  • Ya está decidido ¿no?
  • Claro que está decidido, porque tengo que discutir si no quiero hacerlo.
  • Porque te digo que me voy y me dices oh que bien.
  • Analiza lo que estás diciendo de verdad, la semana que viene vuelves y yo voy a seguir aquí. Y si te sigue apeteciendo nos veremos, saldremos, lo que más te apetezca. Incluso te recuerdo que tengo un teléfono, al cual puedes llamar o escribir o usar el wassap o yo que se Danny. Que te he dicho que no quiero discutir y PUNTO.

Ya me había enfadado, cogí y me metí en la habitación dando un portazo. De verdad no quería discutir con él, y menos si se iba. Realmente cuando me lo dijo me dio un poco de pena, le iba a echar de menos. Mucho de menos. Pero no podía decirle eso o si podía decírselo pero no me pareció lo adecuado en ese momento. ¿Qué se supone que tenía que decir?

Me iba a volver loca. Me empecé a vestir y mientras lo hacía una hoja pasó por debajo de la puerta.

Lo siento.

Sonreí. Como podía ser tan dulce. Busque un bolígrafo en mi bolso y le conteste.

Te voy a echar de menos.

Me fui al baño, me maquillé y cuando salí volvía a estar el papel en el suelo.

12 diciembre 17h

Recogí la nota y volví a escribir.

Me encantaría. ¿Tienes planes para hoy?

Esta vez me senté a esperar en el suelo de la habitación. Al lado de la puerta. Ya estaba preparada, pero eso de la nota era bonito. No quería estropear el momento. Así que esperé a que me contestara. Y unos segundos después volvió la hoja.

¿Me estas invitando a comer?

Y le contesté.

Solo si te apetece.

Y la nota nunca volvió, fue él quien entró en la habitación. Se sentó a mi lado y me dio un beso.

Y luego sacó una nota de su bolsillo que ponía:
Me encantaría.

POV María.


Algunos años después.

Se me hacía raro estar en Madrid de nuevo, y más en la casa de mis padres. Tantos recuerdos, tantos sueños vividos en esa cama (porque muchas veces solo se podía soñar). Hacia un año que no la pisaba, mi vida se había trasladado a Londres. Todos lo esperaban que terminará saliendo de Madrid y me instalara allí. Más desde que Raquel decidió no volver por el momento. Era normal, allí encontró el amor, el trabajo de sus sueños…

El móvil me asustó, no esperaba ninguna llamada. Y más me sorprendió ver que me llamaban desde Inglaterra. En la pantalla se podía leer: Engaged… todavía se me ponía la piel de gallina cuando leía eso en mi teléfono. Y me sonrojaba, un sueño de hadas hecho realidad.

  • Hola cariño. ¿todo bien?
  • ¿Por qué presupones que algo tiene que ir mal?
  • Yo no he presupuesto nada, pero ahora ya me has mosqueado. ¿Qué ha pasado?
  • A ver, quiero que te sientes y que no te asustes vale?
  • Esto no está ayudando.
  • Es Raquel, ha tenido un accidente en el trabajo.
  • ¿QUÉ? ¿QUÉ HA PASADO? ¿ESTÁ BIEN?
  • Tranquila, está bien, está en el hospital, pero parece que no corre peligro.
  • ¿Pero como ha pasado? ¿Dónde está Danny?
  • Danny estaba con ella cuando pasó.
  • ¿Pero no había pasado en el trabajo? ¿Qué hacía Danny allí?
  • A ver, sabes que Raquel estaba preparando un festival de nuevos talentos en el Hard Rock de aquí.
  • Sí.
  • Bueno pues no le convencía mucho el sonido, no confía mucho en el técnico de sonido que tiene y le pidió a Danny que se pasara a la prueba de sonido y que le dijera que pensaba.
  • ¿Y qué le ha pasado?
  • Estaba controlando una cosa en el escenario antes de empezar y al parecer se ha mareado, ha perdido el equilibrio y se ha caído.
  • ¿Pero está bien no?
  • Creen que si, la están haciendo pruebas, solamente se ha roto una pierna y esperan que el traumatismo de la cabeza no sea nada. Pero hay otra cosa.
  • Hay dios mío, cuéntamelo todo ya por favor que me va a dar un infarto a mí.
  • Cuando se ha caído, Danny la ha visto y ha salido corriendo a ver si estaba bien.
  • Vale, continua.
  • Ella le ha dicho que cree que está embarazada.
  • No puede ser, joder, joder, joder.
  • Tranquila. Ya verás como todo sale bien.
  • ¿Cómo está Danny?
  • Atacado. Casi pega a un médico y al enfermero de la ambulancia.
  • Salgo para ya esta misma tarde.
  • Porque no esperas a ver que dicen los médicos y solucionas lo de tu hermana y luego vuelves.
  • ¿Porque mi otra hermana está en el hospital y puede que haya perdido a su bebe? Además Isabel en cuanto se entere de lo de Raquel me va a mandar para Londres. Y si no se vienen conmigo ella y Manuel (sí, mi hermana de sangre se casaba con el hermano de sangre de Raquel…), será un milagro.
  • ¿Quieres que te compre el billete?
  • ¿Tú dónde estás?
  • En el hospital con Danny.
  • No te preocupes del billete, yo me ocupo, tú cuida a Danny por mí, dile que le quiero y que todo va a salir bien. Esta noche estoy allí con vosotros. ¿Lo saben sus padres?
  • Si, Danny los llamó, hablan cada media hora o así.
  • Voy a llamarles. Cuando sepa a qué hora llego te aviso.
  • Avísame si quieres que te vaya a buscar al aeropuerto.
  • No, necesito que estés ahí por mí.
  • Te quiero pequeña.
  • Y yo con toda mi alma.

jueves, 17 de marzo de 2011

Capítulo 17

Mientras tanto, en mi casa, había otra que no perdía el tiempo.

En cuanto nos fuimos Mery cogió el ordenador y se sentó en el sofá, no tenía hambre, así que decidió esperar, ella no llevaba tanto tiempo como para que se acostumbrara a cenar a las 7.

El tiempo volaba cuando estaba en el ordenador, y más si hace una semana que casi no lo tocaba. La gente estaba intrigada por saber que tal la semana. Y Mery quería contar tantas cosas y tanto vivido, pero no quería meter la pata. Aunque si podía decir que había estado escuchando el acústico de McFly el miércoles pasado.

Y eso pensó hacer, pero prefirió guardárselo, tendría que explicar un montón de cosas y prefería no hacerlo. Cuando volviese a casa se lo contaría en persona a sus amigos, y fardaría un poco, pero twitter no era el lugar para hacerlo.

Cuando llamaron a la puerta, Mery estaba muy concentrada leyendo mi twitter. Yo lo tenía abandonado, vamos no me dejaban usarlo. Pero Mery encontró una cosa muy curiosa, aunque no lo procesó hasta la mañana siguiente, ya que llamaron a la puerta. Ella concentrada todavía en lo que acababa de leer, abrió sin pensar, cosa normal en esa casa, pero lo que encontró al otro lado no fue ni por asomo lo que esperaba.

Se asustó y se sorprendió tanto que cerró la puerta muy rápido.
  • No es posible, no es posible.

Y volvieron a llamar.
  • Mery, habré que somos nosotros. – Dijo Dougie golpeando más fuerte la puerta.
  • Nosotros dice, no podéis ser vosotros. Dougie Lee Poynter y Harry Mark Cristopher Judd no llaman a la puerta, de mi mejor amiga, con pizza.
  • Pues o es eso o estas soñando. Puedes abrir para comprobarlo. – dijo Harry riendo.
  • Puede que si estas soñando terminemos desnudos. – bromeó Doug.
  • Si termináis desnudos posiblemente sea cuando me dé cuenta de que sois totalmente reales.

Y abrió la puerta. Ellos sonrieron y dijeron.
  • Sorpresa.
  • Hola, ¿qué hacéis aquí?
  • Parece que desnudarnos - dijo Dougie.
  • No, por favor. Demasiadas emociones fuertes por el momento. ¿Tú quieres que muera de un infarto?
  • Estamos aquí porque nos llamó Danny. Nos dijo que estabas aquí y no podíamos permitir que pasaras tu último viernes en Londres sola. – la sonrió Harry.
  • No venís para sacarme de fiesta ¿no?
  • No tenemos muchas ganas de salir, pero si hay que salir se sale. – contesto Harry.
  • Nosotros veníamos con idea de ver una peli. – continuó Dougie.
  • Si, mejor una peli. Estoy un poco cansada, llevo saliendo toda la semana.
  • Pues para no conocer a nadie por aquí, no te lo has montado mal. Eres muy popular. – afirmo Dougie con cara pervertida.
  • Realmente íbamos al bar de Joe, Rachel tenía que trabajar, pero salir he salido. ¿Y qué película vamos a ver?
  • No hemos traído ninguna, ¿por qué no hemos traído ninguna Harry?
  • Pues no sé, pero podemos poner en twitter la dirección y decir, con ganas de ver una buena película, ¿quien nos acerca una? Y a la primera la damos 300 puntos en SC.
  • Pero pon que tiene que ser de terror. – dijo Dougie rápidamente.
  • Estáis de coña ¿verdad?
  • Estaría gracioso, yo digo que en 15 min la tenemos. – dijo Harry muy convencido de sí mismo.
  • ¿Apostamos? Yo les pongo 25, Londres es muy grande, y es tarde.
  • Yo les doy 3 min. Tenéis unas fans muy eficientes. - dijo Mery. - vamos, podría apostar que no es necesario ni que lo escribas en twitter, os pueden leer la mente. ¿Os lo demuestro?
  • Si consigues que una fan nuestra nos traiga una película que ver en menos de 5 min te concedemos un deseo cada uno. – dijo Dougie y Harry afirmo con la cabeza.
  • ¿Puede ser cualquier fan?
  • Si, cualquiera que esté en SC. – la contestó Harry.
  • Empieza a cronometrar. – les retó Mery.
  • Ya.

Mery salió corriendo, entro en el cuarto de invitados y busco entre mis películas. Pensando: por favor que tenga alguna de terror. Y la encontró. Cosa que la extrañó, yo nunca veía películas de miedo. Pero siempre hay que tener un fondo de armario para estar preparada para cualquier ocasión, y lo mismo pasa con las películas. Cogió la película, se miró al espejo, se atusó el pelo, se pintó un poco los ojos y se cago en mi madre por no avisarla.

Miró el reloj, todavía tenía un poco de tiempo, así que saco el móvil y escribió.

Que sepas que ahora te odio y te quiero a la vez, pero sobre todo te odio. ¿¿CÓMO NO ME AVISAS DE ALGO ASÍ?? Sabes las pintas que tengo!!
Pdta. Te quiero, te quiero, te quiero.

Guardó el móvil y salió al salón, ellos estaban sentados en el sofá, esperando. Realmente se preguntaban cómo iba a conseguirlo.

Mery con la película escondida salió al salón, lo cruzó, abrió la puerta de la calle y salió. Ambos dos se miraron, estaban flipando, Dougie se encogió de hombros y cuando fue a decir algo sonó el timbre.

Al principio no sabían que hacer, pero tras sonar otra vez más, Harry se levantó y abrió la puerta.

Y ahí estaba Mery, delante de Harry con una película en la mano.

  • Hola, soy Mery, he escuchado que necesitabais una película para verla esta noche, y que la primera conseguía 300 puntos en SC! ¿He sido la primera?

Harry estaba alucinado, se dio la vuelta y miró a Dougie.
  • ¿Traes tú la peli? ¿Tú eres nuestra fan?
  • Tú has dicho: cualquier fan que este en SC. Yo soy fan y estoy en SC. ¡Sorpresa!

De repente Dougie se empezó a reír, tanto que se cayó del sofá.
  • Estas fatal - dijo Harry si dejar de reírse.
  • No, quieres decir que soy buenísima.
  • También, ¿entonces qué película nos traes?
  • La señal. Da un miedo que te cagas.
  • Bueno habrá que hablar con los jefes de SC para que te den puntos.
  • No, los puntos no los quiero, quiero mis dos deseos, eso sí que sí.
  • ¿Y qué quieres? - pregunto Dougie intrigado.
  • Todavía no lo sé, tengo que pensarlo mucho, es un momento único e irrepetible.
  • Y tanto, porque no pienso volver a apostar nada contigo. Eres demasiado buena. – se quejó Harry.

Mery les miro, puso cara de satisfacción y saco brillo a sus nudillos, como diciendo, sí, soy genial.

  • Ya os avisaré cuando lo tenga claro, ahora comamos que me muero de hambre. 
  • Si - gritó Dougie y fue dando saltos e imitando el sonido de los monos hasta que llegó al sofá.

Pusieron la película y empezaron a cenar. Según iba avanzando la película la distancia entre ellos iba disminuyendo. Mery empezó en una esquina al lado de Dougie y termino en el medio, agarrada a un brazo de Harry y con las piernas enroscadas en Dougie. Estaban cagados, tanto que cuando termino la película no se atrevían a levantarse.

Estuvieron más de 5 minutos callados, sin moverse, hasta que Harry consiguió hablar.

  • Creo que es hora de irse, tendrás sueño y esas cosas.
  • De verdad pensáis iros y dejarme aquí sola. Que Raquel no piensa venir a dormir. Que puede venir la niña esa a matarme y nadie se enteraría.
  • Yo estoy con ella, no hace falta moverse de aquí. No veo la necesidad. Además Tom ha salido de la ciudad y no vuelve hasta el lunes, yo no me voy a arriesgar a que tenga una visita sorpresa cuando llegue a casa. – dijo Dougie muy bajito.
  • Pues yo no me pienso salir a ese portal solo. – dijo Harry.
  • Decidido, hoy dormimos en este sofá. – dijo Mery apretando el brazo de Harry.
  • A lo mejor el sofá es algo incómodo para los tres. – dijo Dougie.
  • La luz está muy lejos. – dijo Mery.
  • Que vaya Harry que es el más fuerte.
  • Yo estoy con Dougie.
  • ¿Y si no quiero?
  • Pues tendremos que dormir aquí, porque Mery y yo no pensamos movernos.
  • ¿Y si vamos todos? – pregunto Harry.

Dougie y Mery se miraron y asintieron. Se levantaron del sofá y se acercaron corriendo al interruptor. Cuando se encendió la luz del salón Mery se acercó corriendo a la tele, saco el DVD y apagó todo. Y volvió corriendo al lado de Harry y Dougie.

  • La habitación de Rachel está ahí. – dijo señalando y sin moverse.
  • Aja – asintieron los dos sin mover ni un solo pelo.
  • ¿Y si nos movemos? – preguntó Mery.

Unos segundos después escucharon un crujido fuera, en la calle, Mery soltó un grito y salió corriendo hacia la habitación. Y ellos la imitaron.