domingo, 14 de octubre de 2012

Capítulo Especial: Parte 2


Me metí en la cama aquella noche pensando en el día que se acercaba. Sabía que no iba a dormir demasiado, pero me daba igual. Al día siguiente, Christopher cumpliría 5 años. No podría creer que ya fueran cinco. Una sonrisa boba se instaló en mis labios.

  • -     ¿En que piensas? – me preguntó Danny mientras se metía en la cama.
  • -   Mañana es su cumpleaños. – dije como una niña la noche antes de navidad.
  • -     Vaya, así que hoy no toca dormir. – parecía cansado.
  • -     Vamos hombre si dormiste la noche que di a luz. Cuando tú duermes no hay cosa que te haga despertar. Excepto los terremotos. – y tuve que morderme el labio para no reír.

Me miró con cara de pocos amigos, no le gustaba que me metiera con el en ese tema.
  • - Los terremotos dan miedo y punto. Te acabas de quedar sin sexo de celebración del cumpleaños de tu hijo. Además claro que dormí esa noche, no te puedes creer la semana que me diste, estuve toda la semana sin dormir bien.
  • -   Claro, ¿te crees que yo dormí bien? Estaba gorda como nunca en mi vida y tu hijo no dejaba de moverse. No se puede dormir así. Inténtalo tu gracioso. – había estado unos días fuera y había echado tanto de menos estas discusiones absurdas.
  • -   Vale, me pienso quedar embarazado para demostrarte como se duerme una semana antes de parir.
  • -   Ya, si total con que no haya un terremoto tú no tienes problemas. – y esta vez si que reí.

Suspiró y decidió que no quería seguir la conversación. Danny no se enfadaba por estas cosas pero sabía como dar por terminada una conversación. Se tumbó y se giró dándome la espalda. Y esos eran los momentos en los que me sentía mal y tenia que pedirle perdón. Sabía conseguir lo que quería. Me acerqué a él y le di un dulce beso en la mejilla
  • -     Lo siento amor, prometo no despertarte esta noche. Ten dulces sueños. – y volví a mi lado de la cama.

Danny se giró y me miró con una sonrisa en los labios.
  • -     Eres idiota.
  • -     Ya, pero es muy fácil manipularte. Ya que mañana Chris cumple 5 años ¿quieres que hagamos otro precioso bebe? – dijo acercándome a mi cuello y dándome un beso que hizo que se me erizara todo el bello del cuerpo.
  • -      Lo siento, es que estoy castigada sin sexo. Además hasta después del verano tengo muchísimo trabajo así que no quiero más bebes llorando por aquí. Suficiente con los dos que ya tengo. – y me miró con cara de pocos amigos. – No me mires con esa cara. Deja de hacerme sentir mal. Además eres tu el que me ha castigado sin sexo.

Y una sonrisa malvada se apoderó de la mayor parte de su cara.
  • -     Te odio. – no había marcha atrás.
  • -     Bueno en un par de minutos dejarás de hacerlo así que.
  • -     Pero nada de bebes, repíteselo incansablemente a tus amiguitos.
  • -     Nada de bebes. – rio mientras me besaba.

Sucedió horas después lo que ambos esperábamos. Como si mi cerebro tuviera un despertador incorporado, como ya había pasado hacía cinco años, volví a despertarme a las 5 de la mañana. Pero esta vez sonreí en vez de maldecir, como solía pasar si me despertaba a esas horas.
  • -     Danny, son las cinco, las cinco. – dije moviéndole lentamente.
  • -   Raquel déjame dormir. ¿Todos los años igual? – me contestó muy molesto.
  • -      Claro, sino no sería una tradición. Sigue durmiendo, yo ya me voy. – le di un suave beso en la frente y salí de la cama.
  • -     No lo dudes, excepto que haya un terremoto todo irá bien. No despiertes a nuestro hijo anda.
  • -        Ahora no, en un par de horas. Todavía quedan un par de horas para las contracciones.
  • -        Loca.


Y bajé las escaleras igual que hice cinco años atrás, esta vez sin estar embarazada. Pero algo más había cambiado en estos años. Esta vez no nevaba como pasó esa noche de enero. Abrí la ventana para comprobar el olor, pero nada se podía comparar con ese olor a nieve recién caída. Esta vez olía a tierra mojada. Cogí una manta y me enrolle en ella antes de sentarme a escuchar la lluvia caer. Era raro, lo sabía. Pero nunca me había preocupado de hacer las cosas de una forma convencional, y no iba a pasar después de tantos años de vida.

Fui hacia la cocina y puse agua a hervir. Esta vez sin hablarle a mi tripa, ya que eso si que hubiera sido raro. Sonreí con el hecho de estar despierta a las 5 de la mañana, preparando té. Sola. Pero sabía que si subía a la habitación no podría dormir. Ya sabéis, cosas de loca.

Cogí mi taza de té, la dejé sobre la mesa y fui a buscar los DVDs de las Chicas Gilmore. Esa noche en la que Chris nació estaba tan cansada de estar tan incomoda y no poder dormir que todo me hacia enfadar. Pero cuando vi la nieve algo cambió, como si una parte de mi supiera que había llegado el día. Y tuve la necesidad de ponerme a ver la serie. Sentarme y esperar. Me senté en ese sofá y me puse mis capítulos favoritos. Explicando a un bebe que ni siquiera había nacido todo lo que había que contar a alguien que no sabia nada de esa madre y esa hija.

Y así hice los siguientes años de mi vida. Me sentaba a las 5 de la mañana, con una caliente taza de té a ver la mejor serie de la historia mientras sentía el frio de enero en mi cara. Aunque algunos detalles cambiaron a lo largo de los años.

Sin darme apenas cuenta, comenzó a amanecer. De repente, sentí como Danny se sentaba a mi lado y temblaba del frio que hacia.
  • -        Esto no se puede aguantar, vamos a morir congelados. ¿Puedo cerrar la ventana por favor? – le sonreí y acepté con la cabeza.

Se levantó corriendo a cerrar la ventana y a encender la calefacción. Y luego sin aminorar su paso se sentó en el sofá y se cubrió con una manta.
  • -        No estaría bien que muriésemos el día de su cumpleaños.
  • -        ¿Qué haces aquí? – estaba sorprendida.
  • -        Tu móvil empezó ha sonar sin parar. En la pantalla ponía Cumple Chris. A las 7 de la mañana tu móvil te avisa que es el cumpleaños de tu hijo. Es normal, no solo la hora, sino que se te pueda olvidar el cumpleaños de tu hijo. – y dio un sorbo a su té.
  • -        Danny no soy normal, me he levantado a las 5 de la mañana a ver una serie del año 2000. No se porque te extrañas.
  • -        No me extraño, pero me ha despertado. Un miércoles a las 7 de la mañana. Cuando puedo dormir hasta las 8, siendo yo hasta casi las 9.
  • -        Dile a Tom que me de las gracias cuando te vea. Y ahora calla que veo la televisión. Encima que hago tiempo para no despertar a tu hijo.

Negó con la cabeza, todo aquello ya no tenia arreglo. Solo podía resignarse y esperar a que terminara el capitulo. Movió su culo por el sofá hasta acercarse lo suficiente para poder pasar su brazo por detrás de mi cabeza y recostarme sobre él. Le miré un par de segundos y le sonreí. Sabía que no entendía porque hacia algo así, pero también sabía que no iba a juzgar aquello. Solo me miraría y negaría con la cabeza un par de veces a lo largo del día.
  • -        Lo raro, dentro de toda esta locura de día, es que la alarma no te la pongas a las 5. – y otra vez más intentó encontrar sentido a algo que no tenia forma alguna de hacerse entender.
  • -        No quiero despertarte, es muy temprano. Es que se me ha olvidado arriba el móvil, no era mi intención. – me disculpé.
  • -        Me despiertas tú. Cada año me mueves y me dices: Danny son las cinco. Las cinco. Lo dices dos veces, ya sabes por si no me ha quedado claro que son las cinco y la loca de mi mujeres se va a levantar a congelarse mientras toma té y ve una serie de hace mil años.
  • -        Ya, es más divertido despertarte yo. ¿Qué gracia tendría que te despertara un despertador? Eso lo haces todas las mañanas. – y reí mientras me abrazaba a su brazo.
  • -        Me gusta este capitulo. Es gracioso. – dijo cambiando de tema. Ya se había cansado de intentar comprenderme.
  • -        Es de los mejores. – y aunque sabia que no aguantaría mucha viéndolo, ya que se quedaría dormido o se cansaría, me hizo sonreír de nuevo. - ¿Sabes? De vez en cuando me caes bien Jones.
  • -        Gracias guapa, a mi me pasa algo parecido. Ah se me olvidaba, el frio que me mata las ideas. Tu hijo esta en nuestra cama. A él también le has despertado.

Y eso que decía para que me sintiera culpable no hizo meya en mi. Sino todo lo contrario. Sin ni siquiera apagar la televisión subí corriendo las escaleras y llegue a la puerta de nuestra habitación. Me quedé allí parada, sintiendo un cosquilleo dentro de mí. Toqué mi vientre y me sentí feliz de verle allí tumbado, durmiendo tranquilamente. Todavía era muy pequeño para contarle la historia de esa noche, demasiado pequeño para pensar que su mama esta algo loca. Así que me tumbé a su lado y le vi dormir. Vi como su pequeñito pecho subía y bajaba lentamente y como de vez en cuando movía la nariz de forma extraña.

Y viéndole dormir me quedé yo también dormida. Hasta que Danny llegó.
  • -        Raquel, son las 8, las 8. – y me meneó igual que yo había hecho esa madrugada.
  • -        No voy a decirte nada feo porque hoy te he despertado dos veces, pero imagínate todo lo que mi mente está creando contra ti en este momento.

Pero su ataque no terminó ahí. Cogió, me abrazo y me besó durante al menos 20 segundos. Era más como si intentara ahogarme que besarme.
  • -        Dios Danny suéltame o te mato. Aiiii joder que pesado eres.
  • -        Pero si te has despertado hace 4 horas, no puedes sentirte como recién levantada. – le gustaba hacerme de rabiar.
  • -        Pero he vuelto a dormirme joder.

Y así comenzó la mañana del quinto cumpleaños de Chris, no muy distinta a las demás mañanas de un miércoles cualquiera. Trabajo, colegio y ensayo.
Pero esa tarde lo celebraríamos por todo lo alto, o al menos se intentaría. Pasé por el colegio a por Chris. Sus ojos brillaban de felicidad, se notaba que era su cumple y que hoy era el centro de atención.
  • -        Chris que te parece si vamos a ver a papa y les llevamos café a los chicos. Seguro que les gusta verte hoy. – miré por el retrovisor para ver su reacción.
  • -        ¿Pero luego no vamos a cenar todos juntos? – dijo preocupado.
  • -        Claro que si, era por verles tocar un rato. Pero si no te apetece vamos a casa.
  • -        Vale. – dijo sonriendo. - ¿Les puedo invitar yo a los cafés? – preguntó.
  • -        ¿Te has traído la cartera? – pregunté sabiendo la respuesta.
  • -        Oh no. – dijo algo decepcionado.
  • -        Si quieres podemos hacer una cosa, los pago yo y les decimos a todos que ha sido idea tuya. Ya sabes idea de cumpleaños. ¿Te parece buena idea?
  • -        Vale, si quieres luego te doy el dinero en cuanto lleguemos a casa.
  • -        No hace falta cariño. – era el niño más bonito jamás nacido. Al menos para mí.

Pasamos por el Starbucks antes de ir hasta el local de ensayo.

Cuando llegamos al local cogí las llaves y abrí la puerta. Antes de pasar me agaché para hablar con Chris.
  • -        Ahora Chris quiero que entres corriendo gritando Hoy es mi cumple, es mi cumple. ¿Vale?
  • -        Vale. – y volvió a sonreír como si fuera el día más feliz de su vida.

Y así hizo, comenzó a correr y gritar por el pasillo. La música que se escuchaba de fondo dejó de sonar y comenzaron a escucharse felicitaciones. Le seguí por el pasillo con la mirada, obviamente no iba a seguirle corriendo. Cuando llegué coloque las bebidas en la mesa y me quité el abrigo.
  • -        Christopher ¿hoy es tu cumpleaños? No me lo puedo creer. – y me acerqué a él y le abracé exageradamente.
  • -        Mamá, ya sabias que es mi cumple. Me felicitaste esta mañana y cuando me has recogido en el cole. – dijo algo molesto.
  • -        Es verdad, perdón. Corre cuéntales lo que les has traído de regalo de tu cumpleaños. Y quítate el abrigo antes.

Aceptó con la cabeza y se quitó el abrigo. Pero antes de decirles nada a los demás una pregunta le vino a la mente.
  • -        Oye mamita, si hoy es mi cumpleaños porqué doy yo regalos. Me tienen que dar los regalos a mí.
  • -        Si es cierto, pero tú eres un niño muy bueno y antes de recibir regalos les invitas a un café. Para que toquen mejor luego.
  • -        Vale. – me dio un beso y fue a donde estaba su padre. – Papa os he traído un café por mi cumpleaños. Ha sido mi idea. Los tiene mama ahí.

Y me hizo reír. Era como su padre, un bobo adorable.
  • -        ¿No nos has traído tarta? Vaya sorpresa de cumple. – se quejó Tom.

Chris me miró asustado. Preguntándome en la distancia porque no les habíamos traído tarta en vez de café, además a él le encantaba la tarta.
  • -        Chris no le hagas caso a tu tío, la tarta se la damos esta noche. Tom te voy a matar.
  • -        Solo era una broma de cumpleaños. Dame un abrazo enano. – y Tom se agachó a su altura para darle un gran abrazo. – Feliz cumpleaños sobrino.

Y la felicidad volvió a los ojos de Chris.
  • -        Tarta esta noche, te lo prometo. - le contesto mientras le devolvía el abrazo.

Y así se fueron acercando poco a poco todos a por sus cafés. Chris cogió su chocolate caliente con pequeñas nubes y se sentó con su familia a tomárselo.
  • -        Oye no es justo, tu tomas chocolate y nosotros café. No me parece bien. - se quejo Dougie.
  • -        Ya, es que hoy es mi cumple. - dijo el muy satisfecho.
  • -        Ah bueno si es por eso vale. - Dougie miro al horizonte e hizo un gesto con sus hombros.

Chris se encogió satisfecho y soltó una leve risita.
  • -        ¿Qué tal Rach? ¿Has estado hoy en el rodaje del Rey León? - soltó Harry de repente.
  • -        Jodido Harry. - y no pude hacer mas que reírme.

Londres sentaba fatal a mi pelo y con el día que llevaba hoy era normal que se metieran conmigo.
  • -        Jodido Harry. - repitió Chris de forma divertida.

Y una risa generalizada inundó el local, lo que hizo que Chris lo repetirá de nuevo.
  • -        Jodido Harry, jodido Harry. - aunque esta vez no causo la misma reacción.
  • -        CHRISTOPHER. No hables así de Harry. – le regañó su padre. – Pídele disculpas o te vas a quedar sin su regalo.
  • -        Perdón. Pero mami… - estaba confuso.
  • -        Tu mami tiene una boca muy grande. – y me miró con cara de pocos amigos.
  • -        Es verdad Chris yo también siento haber hablado así a tu tío. – miré a Harry intentando transmitirle que no sentía nada. – Y más cuando el pobre se va a quedar sin comer tarta esta noche.
  • -        ¿Por qué esta malo? – y un brillo de preocupación se coló en sus ojos.
  • -        Algo parecido. – le contesté sin dejar de mirarle.

Harry no dijo nada, solo se reía. Sabia que realmente no se iba a quedar sin tarta, tenia esa mirada penetrante que hacia que la gente soliera hacer lo que él quería.

El teléfono de Dougie comenzó a sonar, decidió contestarlo fuera de ese bullicio, era normal, no creo que hubiera escuchado gran cosa allí.

Nosotros continuamos charlando y tomando café. No pensaba quedarnos mucho tiempo más. Había mucho que preparar para esa tarde y además quería descansar un poco.

De repente mi estomago se revolvió por completo. Y tuve una necesidad extrema de vomitar. Sin decir nada, me levanté medio corriendo y me dirigí al cuarto de baño. Aunque estaba demasiado lejos y no iba a llegar. Dougie estaba a mi lado de nuevo. Me miró con cara preocupada y desconecto de la llamada.
  • -        Una basura, necesito un cubo algo. – dije buscando a mi alrededor.
  • -        Ahora te llamo. – colgó el teléfono y buscó conmigo.

Corrió hasta donde se encontraba el cubo de basura y me lo dio. Los segundos después fueron algo desagradables para detallarlos, no es necesario para que os lo imaginéis.

Pero en esos segundos, unos cuantos pensamientos vinieron a mi mente. Comencé a pensar y a contar mentalmente. Algo no iba bien. Y una pequeña bombilla se encendió.
  • -        Oh no. No, no, no. Ahora no. Dios mio. NO.
  • -        ¿No me digas que estas…? – pero no le dejé terminar la frase.
  • -        No. Ni lo digas. Puto Jones. Si la tiene enana como es posible que esté embarazada. No quiero. Anoche me prometió que nada de bebes joder.
  • -        Creo que lo de anoche no tiene nada que ver con tu embarazo. – rio Dougie.
  • -        ¿Te parece gracioso? ¿Vas a estar los próximos tres meses sin tomar café como forma de solidaridad? – me empezaba a poner nerviosa.
  • -        Venga tonta. – Dougie se acercó a mí y me abrazó dulcemente. – Piensa que esta vez al menos no lo sabrá todo el mundo a la vez que Danny. Enhorabuena.
  • -        ¿Enhorabuena por qué? – irrumpió Danny en la sala.
  • -        Nada. Por el cumpleaños de Chris. – cambié de tema.

Aunque no sabia muy bien porque no le había dicho la verdad. Puede que no estuviera embarazada y que solo fuera una mala digestión. Idiota pensé. Todos sabíamos que no.
  • -        Díselo anda. – se metió Dougie por medio cual Pepito grillo.
  • -        Decirme el qué. – Danny se estaba poniendo nervioso.
  • -        Puede… - suspiré. – que haya una pequeña posibilidad, de que esté embarazada. – decirlo en alto no sentaba bien del todo.
  • -        Creo que es un poco pronto para saberlo ¿no? – dijo quitándole importancia.
  • -        No por lo de anoche Danny. – y tuve que reir.
  • -        Ha vomitado café. – intervino Dougie otra vez.
  • -        ¿Pero a ti que te pasa hoy? Cállate ya. – le regañé.

Pero entonces los que faltaban entraron en la habitación también.
  • -        ¿Qué os pasa? ¿Y esas caras? – preguntó Tom.
  • -        Nada, Raquel ha vomitado el café. – contestó Dougie.
  • -        No me lo puedo creer. ¿Estás embarazada? – contestó rápidamente Harry con emoción.
  • -        Que poco emocionados os veo. Que vamos a ser tíos de nuevo. Alegrar esas caras. – y Tom estalló en felicidad absoluta.
  • -        Veamos. Todos sabemos que es muy probable que lo esté. Pero no es seguro. Así que hasta que un palito o un medico lo confirme nada de celebraciones. Por favor. Y menos hoy, que es la fiesta de Chris. – y respiré profundamente.

Y por primera vez desde que había entrado por la habitación miré a Danny a los ojos. Parecía contento aunque intentaba mostrarse impasible. Me sonrió tímidamente y me preguntó con la mirada si podía acercarse. Le devolví la sonrisa y acepté con la cabeza.

Y también por primera vez en los últimos minutos todo volvió a ir bien. O al menos en parte. Abrió sus brazos y esperó a que me acercara y me hundiera en su pecho.
  • -        Si quieres estaré encantado de dejar el café estos meses. – dijo mientras me aferraba a él.
  • -        No te preocupes, eso ya lo va a hacer Dougie. – dije divertida.
  • -        Oye, yo no he aceptado eso. – se quejó el afectado.
  • -        Shh. A callar. – le dije separándome unos milímetros de Danny.

Y sentí la risa de Danny a través de su pecho.
  • -        Antes de celebrarlo estemos seguros de esto. ¿vale? – dije mirándole de nuevo directamente a los ojos.
  • -        Vale. – y deposito un beso en mis labios.
  • -        Me voy a casa. Te veo en un rato amor. – me acerqué para besarle de nuevo aunque me paró.
  • -        No, me voy con vosotros. – confesó.
  • -        Pues comprar un test de embarazo antes de llegar a casa. – hoy Dougie me esta enfadando.
  • -        Y vosotros no contéis nada de momento. – dije amenazante.
  • -        Tarde. – contestó Tom.

Solo pude respirar dos veces y comenzar a caminar de camino al coche.
  • -        Nos vemos esta noche. No lleguéis tarde. – dije antes de salir de la habitación.

jueves, 11 de octubre de 2012

Capítulo Especial: Parte 1


Hola de nuevo. ¿Cómo va todo? Bueno os dejo un regalito por aquí, es un capitulo especial, dividido en tres partes. Espero que os guste y esas cosillas. Es capitulo de vomito purpurina, pero son ellos de nuevo. Que no se vosotros, pero yo les echaba de menos. Aquí os dejo la primera parte.

Un besazo.

Me desperté sobresaltada por una horrible pesadilla. Tardé unos segundos en ubicarme y en darme cuenta que la cama estaba vacía, algo extraño porque no serían más de las 7 de la mañana. ¿Por qué Danny no estaba durmiendo?

  • ¿Has tenido una pesadilla o ese susto es por como voy vestido? – me preguntó Danny divertido pero cauteloso.
  • Ehh, una pesadilla. – mi cerebro no cooperaba a esas horas de la mañana. - ¿Por qué no duermes? Son las 7. – continué algo molesta.

  • Ya sabes, trabajo, mucho hoy. – su tono era leve y calmado. Había aprendido con los años.
  • Es verdad. – y la conversación de la noche anterior vino a mi mente. - ¿Y yo trabajo hoy?
  • Si, te has puesto el despertador, todavía puedes dormir más. – y una preciosa sonrisa apareció en su cara.

Asumí esa noticia con felicidad, no había cosa que más me gustara en el mundo que dormir.

  • -        Estás guapo. Me gusta esa americana. – mis ojos no conseguían abrirse del todo.
  • -        Claro, me la has comprado tú, sino sería raro. Aunque puede que me compres ropa fea aposta. – estaba de muy buen humor para ser las siete de la mañana.
  • -        Creo que es hora de seguir durmiendo. Solo espero no volver a soñar de nuevo lo mismo. – me recosté y busqué una postura cómoda para retomar el sueño.
  • -        ¿Qué pasaba en tu sueño? – ahora tenia curiosidad por saber que había soñado.
  • -        Hacían una película sobre nosotros y Sofía Coppola me interpretaba. – odiaba a esa mujer, no podía interpretarme de ningún modo.
  • -        No me lo puedo creer. ¿Esa era tu pesadilla? – no me hacia gracia que se rieran de mi a estas horas de la mañana. Me ponía de muy mala hostia.
  • -        ¿Has prestado atención a lo que te he dicho? Sofía Coppola actuando, eso es para asustarte. – dije molesta.
  • -        No seré yo quien te contradiga a estas horas de la mañana. Duerme un poco más mejor, yo ya me voy de la habitación. – una leve risita salió de sus labios, no se porqué le resultaba tan graciosa, a mi no me hacia ninguna gracia nada a esas horas.

Cogió todo lo que pensó que necesitaría y se encaminó hacia la puerta de la habitación.
  • -        Eh, ¿te piensas ir sin darme un beso? No serás capaz. – ya lo que me faltaba.
  • -        Dice la chica que no soporta las muestras de cariño a primera hora de la mañana.
  • -        Una cosa es que no me guste que me abraces y seas pasteloso y otra cosa es que no soporte un beso. Me ponéis de mala siempre.
  • -        Vale loquita mía, haré que ese rumor desaparezca. – se acercó a mi lado de la cama y depositó un beso sobre mis labios. – Te quiero. – y volvió a besarme.
  • -        Y yo a ti amor. Pasa un buen día. – y me di la vuelta para intentar volver a dormir.


Llevaba unos días que no me encontraba bien del todo. Como cada mañana me levantaba para ir a trabajar, hacía café y tomaba un par de tostadas. Pero hacia un par de días que el café me sentaba fatal y terminaba vomitando. No podía ser verdad, el fin del mundo se acercaba, mi cuerpo ya no aceptaba más café.

Pensé que sería cosa de la leche, porque no podía asumir que no pudiera volver a tomar café por la mañana. Bueno y café por la tarde, café por la noche, a media mañana. Lo de siempre.

Nunca llegué a intuir, en esos primeros momentos, lo que realmente pasaba.
Decidí tomarme aquella mañana libre y acudir al médico. No era normal todo aquello. Todo resultó normal, me cogieron sangre para hacerme una analítica, me hicieron las pruebas y preguntas de rigor. Pero hubo cierta pregunta que me dejó algo preocupada y asustada. No por el hecho de que fuera cierto, sino por lo que había sucedido anteriormente. Tenía miedo a que ese día llegara y todo fuera mal de nuevo.

  • -        ¿Podrías estar embarazada? – y claro que podría estarlo. Había hecho la pregunta que hacia todo el mundo desde hacia al menos seis meses.
  • -        Es una posibilidad. – dije algo aturdida.
  • -        ¿Y eso sería algo malo? – mi cara transmitía mucho más miedo del que hubiera esperado.
  • -        No, realmente el hecho de tener un bebe no es malo. Creo que es más miedo al embarazo. Ya sabes, por lo que pasó la última vez. – y en ese momento si que me asusté de verdad.

La doctora intentó calmarme, aunque parte de sus palabras quedaron silenciadas por mis pensamientos. Hice cuentas, recordé momentos en los que un embarazo seria su consecuencia directa.

  • -        Pero antes de nada vamos a esperar los resultados de los análisis para ver si hay algo de lo que preocuparse. – concluyó la doctora.

Aunque estaba claro que no iba a poder aguantar unos cuantos días con esa incertidumbre. Era demasiado importante para esperar. Además las sorpresas podían conmigo, no podía aguantar algo así sola, pero tampoco podía decirle nada a Danny sin saberlo. No podía crear esa ilusión en él para que luego no fuera nada más que un virus.

Pasé por una farmacia de camino a casa y compré un test de embarazo. Creo que nunca sentí que viviéramos tan lejos del centro de Londres como en ese momento. Odie a Danny por no haberse querido mudar a la ciudad cuando nos casamos, era estúpido vivir allí arriba. Aunque era tan bonita la casa, que era una pena no vivir en ella. Además habíamos vivido tantísimas cosas allí, Danny más que nadie. Fue de las primeras cosas que compró cuando McFly comenzó.

Tiré el coche en el garaje y salí escaleras arribas. Cuando iba a medio camino recordé que teníamos un baño en la planta baja, pero ya daba igual. Seguí subiendo, tiré el bolso y la chaqueta sobre la cama y corrí hasta el baño.

Estaba tan nerviosa que tardé al menos 5 minutos en conseguir hacer pis sobre ese palito ridículo. Pero lo peor vino después, durante esos 5 minutos eternos de espera. ¿Pero por qué no salía ya el resultado? Comencé a dar vueltas por el cuarto de baño, intentando templar mis nervios. Aunque nada parecía funcionar.

Miré el reloj esperando que al hacerlo los segundos pasaran más rápido, aunque sucedía todo lo contrario. Cuando al final llegó el momento me quedé paralizada. ¿Por qué no había esperado a que Danny estuviera en casa? Me iba a dar un ataque. Cogí el test y vi lo que ponía. Al principio no lo podía creer. No podía ser cierto. Íbamos a tener un bebe.

Un hermoso y pecoso bebe. Sin pensar nada más corrí a mi bolso y busqué algo acelerada el teléfono. Tenía que contárselo a Danny ahora mismo. A lo mejor no era buena idea, sería mejor que le dijera que viniera pronto a casa, que tenía que contarle algo.

Pero todo se descontroló cuando escuche su voz al otro lado del teléfono.
-        Hola cariño, estoy… - no le dejé terminar, ni me di cuenta de su extraño tono hasta después de cagarla.
  • -        Danny estoy embarazada. Embarazada. – volví a repetir. Más para mi que para él. No me había dado tiempo a asimilarlo del todo.
  • -        Mierda. – contestó al otro lado del teléfono.
  • -        ¿Cómo que mierda? – y esa respuesta me descolocó absolutamente, como si eso fuera posible en ese momento.
  • -        Que maravillosa noticia señora Jones. – ¿quién estaba hablando? ¿por qué alguien que no era Danny me hablaba? – Estamos en el aire, en la BBC Radio 1. – y en ese momento caí.
  • -        Oh, mierda, estáis en la radio. – mierda y más que mierda. Acababa de decir a medio mundo que estaba embarazada. Idiota.
  • -        Si, estamos en la radio. – me contestó Danny esta vez.
  • -        Bueno, ha sido un placer hablar con vosotros y espero que os vaya muy bien la entrevista. – no solo le había dicho a Danny que estaba embarazada en el aire sino que además les había jodido la mañana de entrevistas. Ya el único tema por el que preguntarían hoy sería ese.
  • -        Bueno ya que es un día para celebrar y ya que no es común que concedas entrevistas…
  • -        No lo hago nunca. – puntualicé.
  • -        ¿Te importa si te hago unas preguntas? – no podía culparle, era normal que reaccionara así. Nunca concedía entrevistas y acababa de soltar esa bomba en antena.
  • -        Hombre ¿Nick verdad? – suponía que era el pero no estaba claro.
  • -        Si.
  • -        Te acabo de dar la primicia de mi embarazo en antena, creo que por hoy está bien ¿No? – quería colgar pero no podía hacerles eso. No podía propiciar más temas ajenos a su trabajo por hoy.

Ya podía ver los titulares. La mal educada mujer de Danny Jones anuncia su embarazo en medio de una entrevista de radio y cuelga de forma brusca después de descubrir que estaban en el aire. El porqué de la entrevista no está claro, ya que después de esa bomba lo demás quedó olvidado.
  • -        Es cierto, pero si desperdicio una ocasión así puede que me despidan. – rio el entrevistador.
  • -        Enhorabuena cariño. – Dougie se coló en la conversación. Y al escucharle me emocioné.

Unas lágrimas corrieron por mi mejilla, estaba embarazada.
  • -        Gracias Doug. – aunque las palabras sonaron débiles y algo rotas.
  • -        ¿Raquel estás bien? – dijo Danny al fin. – Nick creo que tiene que colgar. – Empezaba a no gustarle todo aquello.
  • -        Danny no te preocupes, estoy bien, solo me he emocionado. – respiré dos veces antes de continuar hablando y dije algo que hasta a mi misma me sorprendió. – Una pregunta Nick, te dejo que me hagas una sola pregunta.
  • -        Vaya Nick, que suerte has tenido, parece que el embarazo la está ablandando muchísimo. – rio Harry.
  • -        Bueno, mucha responsabilidad. Veamos, cuando Danny te pidió la mano se habló mucho del tema de que no te regalara un anillo de diamantes. Y eso desembocó en llegar a pensar que teníais problemas económicos. – no se si había terminado la pregunta pero me hizo gracia.
  • -        ¿Danny el anillo que me regalaste no era de diamantes? Quiero el divorcio. No, es broma. – y me dio la risa floja.
  • -        Lo siento Nick, ya ves, mi mujer es muy graciosa. – Danny parecía nervioso.
  • -        No fue cosa de Danny lo de no regalarme un diamante, y por supuesto no fue problema de dinero. Me regaló un anillo mucho más valioso que uno con un diamante enorme. Le tocó en los Kellogg´s.
  • -        Bueno, gracias por solucionarnos la duda. ¿Creo? – no se había quedado muy convencido con mi respuesta.
  • -        Siéntete afortunado, no creo que algo así vuelva a suceder. Dar la noticia de mi embarazo por la radio.
  • -        Eso espero yo también. – si, a Danny le iba a dar algo.

Pobre ahora tendría que dar la cara todo el día. Sin tiempo a procesarlo, ni a celebrarlo. Me iba a odiar.
  • -        Gracias por todo. Os quiero chicos. Danny…- no sabía muy bien que decirle. Quería decirle tantísimas cosas, necesitaba que me abrazara, ver sus ojos y su sonrisa. – Now and always.
  • -        Now and always princesa. Te quiero.

Y con esas palabras colgué el teléfono. Sin ser consciente de que había comenzado a llorar. Fui andando hasta la cadena de música y puse la radio. Quería terminar de escuchar la entrevista. Danny contestaba con evasivas a las preguntas sobre el embarazo y eso hacia que me sintiera mal por habérselo dicho por teléfono. No podía creer que se lo hubiera dicho así.

Y me di cuenta que tenia un mensaje, avisándome de que no contestara al teléfono, que me llamaban en directo desde la radio. Perecía que me había adelantado a los acontecimientos y por eso había entrado en directo así.

Nada más cerrar la conexión y con apenas unos segundos de diferencia mi teléfono empezó a sonar.

  • -        Lo siento. Perdóname. Solo te llamaba para decirte que vinieras pronto, que tenía algo que contarte. Pero luego he escuchado tu voz y ha salido todo sin más. Dios la he cagado joder. – no me gustaba nada esto. Ya no porque lo supiera la gente, que era algo que iban a saber.

Pero le había expuesto el tema de sopetón delante de toda esa gente, sin capacidad de maniobra.
  • -        ¿Estás preocupada por mi? ¿Por qué me haya molestado como me he enterado? – parecía sorprendido.
  • -        Claro. – estaba clarísimo, no se porque se sorprendía.
  • -        Eso no está tan claro para mí. Por lo único que puedo estar enfadado es porque me gustaría abrazarte y besarte ahora mismo y no puedo. Raquel vamos a tener un bebe. – y las lágrimas se agolparon en mis ojos deseosas de salir.
  • -        Ya… al menos eso pone en el palito - dije entre ellas.
  • -        Dios no llores. Dime que vaya y dejo las entrevistas por hoy. – y una pequeña parte de mi quiso decirle que si.
  • -        No, suficiente he organizado ya. Al menos me quedan 7 meses de embarazo, puedo aguantar un par de horas más. Pero sal en cuanto termines y ven rápido ¿vale?
  • -        No hay otro sitio en el cual desee más estar en este momento que a tu lado. ¿Le llamaremos Daniel?
  • -        No vamos a llamar a nuestro hijo como tu. Además ¿tu qué sabes si es niño? – solo me faltaba que los dos se llamaran igual, no entendía eso.
  • -        Tenemos que celebrarlo. Esta noche. Cena. Tenemos que invitar a todo el mundo, ya que todo el mundo se va a enterar hoy. Pero vamos a ese restaurante que te gusta tanto. Perfecto ahora mismo llamo para reservar. – y por un momento me sentí Danny cuando me daban los ataques y hablaba muy rápido.
  • -        Vale Danny, tranquilízate. Yo aviso a las chicas, debería llamarlas para que no se enteren por otro lado. Ahora ve y haz tu trabajo. – tenía que tomar el control de nuevo.
  • -        Vale, te veo esta tarde. Te quiero tantísimo. – seguía atacado.
  • -        Y yo amor. Dile a los chicos que lo siento.
  • -        Que les jodan, esto es más importante que cualquier entrevista. Voy a ser padre.