viernes, 29 de julio de 2011

Capítulo 52

Vino el taxi a buscarle y poco después llegó la grúa. Cambió mi rueda y me fui en dirección a casa a cambiarme de ropa. Me metí en la ducha y mientras me duchaba me entro un sueño horrible.

Hice cálculos de cuanto tardaría en arreglarme y llegar al local. Realmente no me apetecía nada ir. Habría prensa y muchas miradas. Cogí el móvil y llamé a Danny.
  • ¿Todo bien? – preguntó Danny al descolagar.
  • Sí, todo bien. Ya estoy en casa.
  • ¿Cuánto tardas en llegar aquí?
  • No voy a ir Danny.
  • ¿Cómo que no vas a venir? – dijo sorprendido.
  • No, estoy muy cansada y tendría que ducharme, peinarme, llegar hasta allí. Tardaría una hora en prepararme y luego lo que tardará en llegar hasta allí.
  • Venga no digas tonterías, tienes que venir. – dijo nervioso.
  • ¿Por qué tengo que ir? Estás bien acompañado.
  • Vale, haz lo que te plazca. – se notaba desaprobación en esa frase.
  • Pero no te enfades. – otra pelea no.
  • No. ¿Y tu familia? – dijo muy serio.
  • Que disfruten de la noche y luego que cojan un taxi.
  • Entendido. Descansa pequeña. Mañana te llamo.
  • Cariño. – dije antes de que colgara.
  • ¿Qué? – dijo enfadado.
  • Sabes que no te odio realmente ¿verdad?
  • Que boba eres. Claro que sé que no me odias. Todos sabemos que me quieres con locura.
  • Otra cosa.
  • Dime, pero rápido que tenemos que subir a tocar.
  • Si te preguntan por mí los de la prensa dile cosas bonitas.
  • ¿Me estás diciendo que les mienta? – dijo divertido.
  • Aja, miénteles vilmente.
  • Lo haré, estate tranquila. – dijo riéndose.

Cuando terminé de hablar con Danny me puse cómoda y prepararé algo de cena.

Mientras comía y veía la tele mi teléfono empezó a sonar. Era Laura.
  • Raquel ¿Dónde estás? – dijo nerviosa.
  • En casa. No voy a ir. ¿No os ha dicho nada Danny?
  • No, todavía no le he visto. Pues tienes que venir. Esta Georgia aquí.
  • Vale. ¿Quién es Georgia a todo esto? – dije sin entender nada.
  • Georgia es la exnovia de Danny. Esa que es exmiss Inglaterra y modelo.
  • Interesante. ¿Y? – dije sin comprender nada.
  • Como que ¿y?, tienes que venir. No puedes dejar que la vea. – de verdad estaba preocupada.
  • ¿Pero cómo no voy a dejar que se vean? Es absurdo. – era una gala.
  • ¿Recuerdas lo que hablamos esta mañana? Lo de volver la exnovia a su vida y que rompieras con él. – estaba nerviosa.
  • Eso no va a pasar Laura. Tú disfruta de la noche y tranquilízate.
  • Velaré por tu honor. Si pasa algo te llamo. – dijo muy seria y colgó.

Estaba loca. Aunque me había dejado un poco preocupada. Me recosté y medité si debería pasarme por la fiesta o no. Pero no me dio tiempo a plantearme mucho, ya que me quedé dormida.

El timbre me sobresalto una hora después. ¿Quién sería a estas horas?

Me acerque a abrir. Eran María y Harry.
  • ¿Qué hacéis vosotros aquí? – dije sorprendida.
  • Mery quería volver. – dijo Harry.
  • Dougie es subnormal. Si va a volver a hundirse no seré yo quien lo vea. – dijo muy enfadada.
  • ¿Qué ha pasado? – dije mientras entraban.

No me dio tiempo a que me contestara nadie. El móvil de Mery empezó a sonar. Era Dougie.
  • ¿Cómo que donde estoy? Me he ido. No seré testigo de tu caída. – contesto con cara de asco.
  • Que voy a estar celosa imbécil. ¿Te has dado cuenta de que esa chica se parece demasiado a tu ex?
  • ¿Y el alcohol qué? Sabes perfectamente que no debes beber por el momento. Pero haz lo que te dé la gana. Lo que no esperes es que voy a quedarme a verlo.
  • ¿Y qué tiene que ver Derek en todo esto? ¿No serás tú el celoso no?
  • Haz lo que te plazca rubito. – dijo mientras colgaba.

Salió hacia mi habitación y dio un portazo. Miré a Harry sin comprender nada.
  • ¿Dougie está bien? – dije preocupada.
  • Si, está bien. Estos tienen una relación muy extraña.
  • Terminarán juntos. – dije convencida de ello.
  • Eso pensaba yo. Pero Mery lleva dos días flirteando con Derek. Ya te digo, no les entiendo.
  • Bueno, si Dougie está bien, es lo importante.
  • ¿Y tú que haces aquí? ¿Sabes que está Georgia en la fiesta?
  • Otro igual, sí, me llamo Laura preocupada. Ya me estáis mosqueando.
  • No creo que tengas nada de qué preocuparte. – dijo divertido.
  • ¿Entonces por qué me lo dices?
  • Porque hay prensa, y todos sabemos que al no estar tú y verles juntos, la prensa dirá algo.
  • Bueno, es lo que toca. Esperemos que no se inventen mucha mierda.

Harry volvió a la fiesta y yo me fui a hablar con María. Aunque no hablamos nada. Estaba enfadada y no quería hablar. Así que nos metimos en la cama y nos quedamos dormidas. Estaba tan cansada que ni siquiera escuché la puerta.
Danny se acercó a saludar.

  • ¿Qué haces aquí? – dije medio dormida y muy bajito.
  • He venido a dejar a Laura.
  • ¿Y Manuel?
  • Se ha quedado con Tom de fiesta.
  • Vale. ¿Te quedas a dormir?
  • No hay sitio en tu cama, está Mery.

Me acerque a María y la moví un poco.
  • María cariño vete a dormir con Lauri anda.
  • ¿Por qué? – dijo algo confundida.
  • Está aquí Danny.
  • Joder Jones siempre jodiendo la marrana. – dijo mientras se levantaba y salía de la habitación.
  • Gracias guapa. – le dijo Danny.
  • Cállate. – dijo María mientras salía de la habitación.

Danny se desvistió y se metió en la cama.
  • ¿Qué tal la noche? – dije mientras me tumbaba en su pecho.
  • No ha estado mal. Tengo que decirte algo, estaba Georgia.
  • Lo sé. ¿Debo preocuparme?
  • No, aunque no sé lo que dirá la prensa.
  • Bueno, tendremos que esperar. Buenas noches guapo.
  • Buenas noches mi niña. – dijo dándome un dulce beso.

miércoles, 27 de julio de 2011

Capítulo 51

Estuvimos medio día allí tiradas, viendo Friends y riendo sin parar. Era maravilloso tenerlas allí.

Después de almorzar nos fuimos a casa para prepararnos. Nos pusimos guapas para la fiesta de después y llevamos zapatos de cambio en el maletero. Ya lo que nos faltaba, ver un concierto con tacones.

Con los pases pudimos aparcar dentro. Saludamos a los chicos rápidamente ya que era un poco tarde y tenían que salir a saludar a los del club de fans.

Subimos las tres junto con Derek y Manuel a las gradas hasta que empezó el concierto.

Mientras esperábamos charlando y riendo me llegó un sms.
Durante estas tres semanas de gira hablábamos a esta hora. Nuestro momento. Al verte hace 15 minutos pues es un poco absurdo que te llame. Pero estoy aquí sentado como estos últimas semanas y tenía que decirte que me acuerdo de ti. Con un sms es mucho más de hombre. Pues eso ya sabes U make it real Kate. Xxx

Era tan dulce cuando le daba la tontería, cosa que era muy a menudo. No podía parar de sonreír. Era nuestro momento. Me contaba lo que había pasado durante el día, nos metíamos el uno con el otro. Le echaba muchísimo de menos. Habían sido unas semanas duras.

De forma instintiva me puse a andar hacia el camerino. Porque contestarle al mensaje si podía hacer algo mejor.

Entre sin ni siquiera llamar a la puerta. Estaba sentado en el suelo, con los ojos cerrados y el móvil en la mano. Como esperando a que llegara un mensaje de vuelta. Sonreí. Me acerque lentamente y me arrodille delante de él.

Cuando le toque las rodillas levantó la cabeza y me miró. Estaba sorprendido y sonrió. Comenzó a decir algo. Puse el dedo sobre sus labios para que no dijera nada. Me miró expectante, sin saber cómo actuar.

Me fui acercando lentamente hasta sus labios y le besé. Me separé levemente de sus labios manteniendo la mirada. Diciéndole sin palabras que le quería.

Soltó una pequeña risotada nerviosa, y dijo yo también mientras me daba él un beso a mí. Lo dijo tan bajito que casi ni le escuché.

Me levanté y me dirigí a la puerta. Vi a Tom apoyado en la pared. No me había dado cuenta que estaba allí. Me saludo con la mano mientras se reía.
  • Hombre Tom, no te había visto.
  • Ya, ibas muy concentrada.
  • El pecoso, que me tiene obnubilada. Nos vemos luego.

Y salí hacia la grada de nuevo.
Fue un concierto maravilloso. Técnicamente era una pasada. Un escenario enorme, petardos, fuego. Pero lo más importante, ellos. Hacían magia. Sabían cómo meterse al público en el bolsillo. Hacían que se estremecieran, saltaran y vibraran con su música.

En cuanto terminaron me escapé rápidamente para poder verles entrar en el camerino. Me quedé observándoles en el umbral de la puerta, hasta que Dougie me descubrió.

  • Tengo miedo de tu novia Danny, nos mira muy raro.
  • Si, os voy a violar. A todos a la vez. – dije divertida.

Danny se acercó, me dio un beso y me susurró.
  • ¿Te vienes a la ducha?

Le miré con cara divertida. No tenía arreglo esto.
  • Pues no. Tengo el pelo perfecto.
  • ¿Tengo el pelo perfecto? Qué clase de contestación es esa.
  • La que te doy yo. No esperaras que me duche contigo y luego vaya a una fiesta de una revista con el pelo así. Hoy seguro que hacen fotos y luego salen en la revista o en internet.
  • Danny deja de ligar y metete en la ducha de una vez, que vamos a llegar tarde. – gritó Harry desde la otra punta de la habitación.
  • Corre anda, ahora nos vemos. – dije despidiéndome con un beso.

Cuando terminaron de prepararse y ponerse extremadamente guapos, se reunieron con nosotros. Hubo besos y abrazos. Felicitaciones y repeticiones de jugadas de su actuación.

Empezaron a llegar taxis para acercarles a donde tenían que tocar. Absolutamente todos se fueron subiendo en taxis, dejándome sola. No me podía creer. Manuel, Tom y Laura montaron en el primero. Dougie, Derek y María en otro. Harry, Izzy esperaban.

  • ¿De verdad nadie va a venir conmigo en el coche? – dije muy sorprendida.

María y Laura se miraron e hicieron ademán de venirse conmigo, pero Danny interrumpió el momento.
  • Chicas, yo me ocupo.
  • ¿Vienes tú conmigo? – dije sorprendida.
  • ¿Te parece mal?
  • No, pero me sorprende.
  • Danny no os entretengáis por el camino. – le dijo Tom con tono muy serio.
  • Tranquilo, vamos directos. – rió Danny. – Ya sabes no me provoques.
  • ¿Perdona? – dije ofendida.
  • Sí, no pongas morritos y esas cosas. Que la carne es débil.

Le di en el brazo. Era demasiado tonto a veces.
  • Tranquilo Jones no haré nada para distraerte. Móntate en el coche de una vez. – contesté con algo de desagrado.

Y nos encaminamos hacia el local. Íbamos cantando y riendo cuando de repente sonó un puf.
  • No puede ser. – dije.
  • ¿Qué ha sido eso? – preguntó.
  • Mierda, creo que hemos pinchado. No es posible. Joder. – dije deteniendo el coche.

Me bajé y comprobé las ruedas. Si, habíamos pinchado. Qué bien pensé.
  • Acércame el móvil que llame al seguro. – le dije.
  • ¿Qué ha pasado? – dijo bajándose del coche.
  • La rueda se ha pinchado. Voy a llamar para que vengan a arreglarlo. – no era posible.
  • Yo voy a llamar a Tom para avisar que llegaremos más tarde.

Cuando terminé de hablar con el seguro y mientras colgaba escuché a Danny hablar con Tom.
  • Pues tendréis que esperar, no la voy a dejar aquí sola esperando a la grúa. Que no Tom, no me mandes un taxi que no lo voy a coger. – hablaba muy serio.
  • Danny hazle caso. Puedo quedarme sola. – le dije.
  • Espera un momento Tom. ¿Qué estás diciendo? No pienso dejarte aquí sola en medio de la nada. – dijo con desaprobación.
  • No me va a pasar nada y tú tienes que llegar allí. Tienes trabajo. Se cuidar de mí.
  • Tom, mándame el taxi, parece que mi novia puede arreglárselas sin mí. No sé ni siquiera porque estamos juntos. – dijo colgando el teléfono.
  • Qué te pasa ahora. ¿no me digas que te has enfadado? – dije sorprendida.
  • Que va, ¿porque tendría que enfadarme? – dijo cruzándose de brazos.
  • Pues no me gusta el tono de voz con el que me hablas. – dije subiendo el mío.
  • Ni a mi tu autosuficiencia en todo.
  • Eres tonto, ahora te enfadas porque te digo que no me importa que te vayas a hacer tu trabajo a tiempo. No entiendo porque te molesta. – estaba perdida.
  • Nunca aceptas mi ayuda. De ningún tipo. Es como si no necesitaras nada mío.
  • En sus ojos se veía indignación y frustración.
  • Si necesitara tu ayuda la aceptaría, pero no es el caso. Va a venir un tío, va a cambiar mi rueda y punto. ¿Para qué te necesito aquí? – pregunté esperando una respuesta que me aclarara el motivo de esta pelea absurda.
  • Para que no te pase nada. – dijo subiendo el tono de voz.
  • Pero qué coño me va a pasar. Deja de montarte películas.
  • Pero porque me tuve que enamorar de la tía más complicada del mundo. Una mujer normal se moriría de miedo en una situación así. – dijo dándome la espalda y dando un manotazo al coche.
  • Asúmelo, no soy una tía normal. Una tía normal se asustaría, preferiría ver Un paseo para recordar que Terminator y desearía por encima de todas las cosas un anillo de diamantes de Tifany cuando la pidan la mano. Pero no soy así. Y me gusta poder valerme por mi misma. – dije satisfecha.
  • Y a mí me gusta que me necesites de vez en cuando. No sé, para que me sienta un poco valorado. – dijo mirándome a los ojos.
  • Y yo te necesito, pero no ahora y en esta situación. Y menos cuando tienes un compromiso laboral. Lo que pasa es que te sientes menos hombre, lo de que tu novia sea una damisela en apuros mola. – conteste manteniendo su mirada.
  • Me pones de los nervios. – su vena iba a explotar.
  • Mira, en eso si soy una mujer. Rara pero una mujer.

Lo que pasó después me dejó sin palabras. Había estado lloviendo toda la tarde-noche y eso había creado charcos en la carretera. Un coche pasó por encima de uno de ellos salpicándome agua por toda la espalda, manchándome todo el vestido.
  • No me lo puedo creer. Ni se te ocurra reírte. – dije mirando a Danny muy enfadada.
  • Si no me estoy riendo. – dijo Danny sin poder contener la risa.
  • Es que eres subnormal. Esto es por tu culpa. Y encima ahora te ríes de mí. Pues no me parece gracioso. ¿No esperaras que vaya así a la puta fiesta esta?
  • Tranquilízate anda. – dijo cogiéndome la mano.
  • Como que me tranquilice. Has visto lo que le ha pasado a mi vestido. Esto no puede ser real…

Me calló con un beso, cosa que me dejó paralizada durante unos segundos. Luego empecé a darle en el brazo.
  • Para que me haces daño. – dijo Danny.
  • No me hagas callar así. No se hace eso ¿sabes?. – dije enfadada.
  • Ahora tampoco te podré besar. – dijo indignado.
  • Pues cuando te estoy gritando enfadada no. Y menos cuando es por tu culpa.
  • Ahora es mi culpa lo del charco no te jode. – contestó divertido.
  • Pues claro que sí, deberíamos estar metidos en el coche y no discutiendo en medio de la carretera. – seguía sin comprender nada de lo que estaba pasando.
  • Pues metámonos dentro y dejemos de discutir. – suspiró.
  • A buenos horas. A ver cómo voy a la fiesta así.
  • ¿No has traído nada para cambiarte? – preguntó aunque sabía la respuesta.
  • Pues no, como comprenderás no esperaba que pasara algo así. – dije con tono de burla.
  • Pues te pasas por casa a cambiarte.
  • Gracias por tu sabiduría. No sé qué haría sin ti. – dije muy borde.
  • No me gusta ese tono mona. – dijo con retintín.
  • ¿Mona? No me llames así majo. – contesté con su mismo tono.
  • Te das cuenta de lo estúpida que es esta pelea.
  • SI ME DOY CUENTA, ESO INTENTABA EXPLICARTE ANTES. – dije con desesperación.
  • ¿Entonces porque sigues gritándome? – preguntó.
  • Porque eres tonto.
  • Pero me quieres con locura.
  • ¿Y qué tiene que ver eso ahora? – dije frustrada.
  • Eso siempre tiene que ver. ¿Me dejas que te de un beso? – dijo con una sonrisa partida.
  • No. – dije muy seria.
  • Anda tonta. No hagas que tenga que robarte otro beso. – dijo muy seguro de sí mismo.
  • ¿Por qué tienes que empezar una pelea absurda y luego terminarla haciendo el tonto? ¿Crees que así solucionas todo? – no me gustaba nada todo esto.
  • Hombre, en parte sabes que sí.
  • Te odio. – dije convencida de ello.
  • Lo sé. Me lo dices muy a menudo.
  • Es por si acaso se te olvida.
  • No tranquila, siempre lo tengo presente. ¿Me vas a dar un abrazo ya? O tengo que rogártelo. Venga boba que lo estás deseando. – dijo abriendo los brazos.

Me acerque lentamente, con cara de pocos amigos. Me agarré a su cintura esperando a que cerrara los brazos.
  • ¿Esto es a lo que tú llamas un abrazo? – dije mosqueada.
  • Es que estas manchada. – dijo con cara de asco.
  • Que te jodan. – dije mientras me alejaba de él.
  • Ven aquí tonta, que era una broma. – me agarró del brazo y me acercó a él.

Se quedó unos segundos mirándome y agregó.
  • Al final la ducha no hubiera importado demasiado, vaya pelo que se te ha quedado.

Le miré con cara de pocos amigos. Se rió y se fue acercando poco a poco a mis labios y deposito un beso en ellos.
  • Eres odioso.
  • Aja. – dijo volviendo a besarme.

martes, 19 de julio de 2011

Capítulo 50

La mañana siguiente llegó antes de lo esperado pero después de lo que debería. Bueno para nosotros no, para Danny.

  • Corre despierta, es muy tarde. – dijo Danny con un tono de voz algo alto para mi gusto.
  • Joder, déjame en paz. Será tarde para ti. Tú haz tu vida y déjame dormir.
  • ¿De verdad no piensas bajar a desayunar conmigo? – dijo sin parar de moverse.
  • ¿Qué cojones buscas y porque haces tanto ruido?
  • ¿Dónde está mi móvil? – dijo preocupado.
  • Joder, busca el mío y llámate. – en ese momento recordé algo. – Espera no lo intentes, están los dos en el coche.
  • ¿Y qué hacen en el coche? – aunque no hizo falta contestarle. – Ah ya recuerdo, ves no se te puede dejar beber y seguirte el juego.
  • Eres imbécil, con lo que te gustó lo de anoche.
  • No lo dudes. – dijo mientras bajaba al garaje.

Ya me había despertado, que mamón. Así que cogí, fui al baño y bajé a preparar café. Cuando Danny volvió con los móviles y tras darme un tierno beso en la cabeza pregunté.
  • ¿Y esta gente dónde está?
  • No recuerdo que vinieran con nosotros. ¿Oye es posible que nos escapáramos dejándoles allí?
  • Es posible. – dije reflexionando. – Luego dices de mí, pero vamos tú también ibas fino y caliente.
  • Toda culpa tuya, me provocas. Bebes y me pones ojitos. Y claro yo no soy de hielo. Y más cuando llevaba 2 semanas sin pillar.
  • Claro que sí, todos sabemos que la culpable siempre soy yo. ¿Se quedarían en casa de Tom? – pregunté preocupada.
  • Supongo que sí. Si no andan por aquí. Voy a llamar a Tom.

Cogió el teléfono y llamó.
  • Despierto y en casa. Ya te imaginaba por ahí perdido. Te fuiste muy contento. – contestó Tom.
  • ¿Has visto? Todo controlado. Oye tienes el cartel de completo en casa ¿no?
  • Si, ha subido la ocupación desde anoche. Entre lo salidos que estabais, vamos que os desnudabais con la mirada, y la borrachera que os cogisteis pensé que lo mejor era que durmieran aquí. Para que no tuvieran que arrancarse los ojos al verte hacerlo en medio del salón.

No sabía lo que estaban hablando pero la cara de Danny era graciosa. Asentía con la cabeza confirmando todo lo que Tom le decía.
  • De todas formas les lleva Derek ahora para ya.
  • Vale, ¿cuánto tardarán?
  • Están desayunando. Dales al menos 30 minutos. ¿Por?
  • Gracias Tom, en un rato te llamo.

Colgó el teléfono y lo tiró sobre la encimera.
  • Tenemos 30 minutos para divertirnos. – dijo mientras se quitaba la camiseta.
  • ¿No tuviste suficiente anoche? – dije divertida.
  • Nunca, además debes darte una ducha. ¿No crees?
  • Una ducha… - dije curiosa.
  • Aja.

Me cogió en volandas y me subió corriendo las escaleras.

Cuando terminamos y mientras me vestía, llamaron insistentemente a la puerta.

Bajé a abrir. Estaban los tres plantados delante de la puerta.
  • ¿Qué tal la noche chicos? – dije sonriendo.
  • Bueno, peor que la tuya. – dijo Manuel mientras entraba.
  • Fue la leche. – contestó Laura mientras seguía a Manuel.
  • Sí, pero a ver si no nos dejas abandonados la próxima vez. En casas ajenas y sin invitación. Y menos para venirte a follar.
  • Eres un exagerado. Gracias, gracias, gracias. – dijo María mientras me abrazaba.
  • Bueno, parece que las chicas se lo han pasado bien.
  • Claro. Tú déjame a mí con tres de mis cuatro ídolos musicales pasando la noche. No me verás quejarme.
  • Ya veo. – que niño era a veces. – Pues no te enfades. ¿Lo pasaste mal acaso?
  • No, no me puedo quejar. – dijo mientras se sentaba en el sofá y encontraba unos calzoncillos. – Asco , ¿Qué cojones es esto?

Me dio un ataque de risa, sí que había dado juego la noche.
  • Creo, no estoy segura, pero me suena que son unos calzoncillos.
  • No me digas que hasta en el salón. – dijo mientras me los tiraba.

No podía parar de reírme, era una situación surrealista. Me lo había pasado muy bien esa noche.
  • Déjales que lo hagan donde les dé la gana. – rió Laura.
  • ¿Dónde nos dé la gana el que? – dijo Danny.

Estaba vestido pero estaba buscando algo.
  • Esto. – y le tiré sus calzoncillos.
  • Ahhh. – dijo divertido. – Anoche fue una noche movidita. Siento el desorden pero es muy tarde y no puedo recoger. – dijo saliendo del salón.
  • Joder. Raquel estas muy perdida.
  • Pero qué coño dices, que es eso de que estoy perdida.
  • Pues dejar a tu familia tirada para venirte a … - no consiguió terminar la frase.
  • Si, lo siento Manuel. No me acordaba que os dejé en medio del puto monte Kilimanjaro buscando limones y yo me vine a follar a Londres. Que ya somos todos mayorcitos. Os dejé en la casa del mejor amigo de mi novio, con un buen amigo de María y a 10 minutos de aquí. Y si, vine a follar porque llevaba 3 semanas sin hacerlo y es mi puñetero novio. Te recuerdo que tengo 23 años, vivo sola y trabajo para que eso sea posible.
  • Muy bien cariño, así me gusta. Lucha por tu libertad sexual, pero necesito encontrar a Jon. ¿Sabes dónde está? – dijo acelerado.
  • ¿En el estudio? – era lo más lógico.
  • No está.

En ese momento recordé algo y sonreí.
  • Está en el jardín.
  • ¿Por qué dejamos la guitarra en el jardín? Te vas a traer la tuya para cuando … ya sabes. ¿Cuánto hemos dormido?
  • Mucho menos de lo que me gustaría.

Continuó a su rollo. Preparando las cosas que se tenía que llevar.
  • Pues eso hermano, que estoy cansada de que me juzgues cada vez que me ves. Nos vemos poco y no quiero discutir.
  • Entiende que no sea de mi agrado enterarme de estas cosas.
  • Vale, pues no entres. Sabes lo que hay. Elude el tema. No sé.
  • Se intentará. – me sonrió.
  • Así me gusta, paz familiar. Me voy. No necesitas nada antes de que me vaya ¿no? – me preguntó.
  • No, está todo bien.
  • ¿Nos quedamos aquí? – preguntó Laura sorprendida.
  • Un rato. Por lo menos hasta que me tome el café. – contesté.
  • Quedaros el tiempo que queráis. Como si vais directas al concierto. – dijo mientras se ponía las gafas de sol.
  • Oye Danny, ¿hay algún problema en irme contigo? Tengo mucha curiosidad en ver cómo funciona todo eso. – dijo mientras se ponía rojo.
  • No, vente si quieres. Pero no te vamos a hacer mucho caso. A lo mejor te aburres un poco.
  • Tranquilo, conociéndoos un poco lo dudo mucho. Pero vamos que me aparto y miro. No quiero molestar.
  • Ok, pues nada vámonos que sino Fletch me mata por llegar siempre tarde. – se despidió con un beso.
  • ¿Sabes que no has desayunado? – le dije.
  • Da igual. Primero hay reunión en casa de Tom para la fiesta de esta noche. Así que robaré comida.
  • ¿Fiesta de esta noche? – pregunté curiosa.
  • ¿No te lo había dicho? No es una fiesta fiesta, tenemos que tocar en el aniversario de una revista de moda. Así que ir un poco elegantes para luego. O llevaros algo para cambiaros en Wembley. Luego nos vemos señoritas.

Me volvió a besar y salieron.
  • ¿Habéis desayunado? ¿Queréis algo?
  • Café, no he dormido nada y con tomar uno no es suficiente. – dijo María.
  • ¿Tú tampoco has dormido Lau? ¿Qué paso anoche cuando me fui?
  • De TO-DO. – dijo Laura. – Sobre todo aquí la puti tiene mucho que contarnos. Estuvo toda la noche tonteando con Derek y luego desaparecieron. No se supo más.
  • Vaya con la mosquita muerta. ¿Qué hiciste? Cosa que no me extraña con un tío tan guapo y sexy. No es tonta ni nada la niña. Cuéntanos.
  • Estáis fatal. No pasó nada. Solo hablamos toda la noche. Y ya está.
  • Ya claro. ¿y de que hablasteis? ¿De cómo funciona la lengua quizás? – dijo Laura.
  • Empecé a reír, no podía tener puntos tan buenos.
  • Si vais a estar así no os cuento nada. – dijo con cara de asco.
  • Vale, nos comportamos.
  • ¿Laura?
  • Vale, lo intentaré. Pero no puedo prometerlo al 100 %. – dijo conteniendo la risa.
  • Algo es algo. – asumió María. – Es un tío tan majo.
  • Ya, majo. – volvió a interrumpir Lauri.
  • Tía. – dije conteniendo la risa.
  • Perdón, continua.
  • Se llama Derek, estudia arquitectura en Cambridge. Tiene 23 años. Sus aficiones son las carreras de caballos y fumar crack con sus amigos.
  • Laura se atraganto con el café y lo volvió a escupir en la taza.
  • ¿Así esperas que te tome enserio?
  • ¿Es coña? – dije sorprendida.
  • Claro que estoy de coña. No sé, es un tío divertido, natural. Le gusta hacer deporte, subir a la montaña, leer.
  • Dios, tu alma gemela. ¿y la música? – dijo Laura divertida.
  • Escucha a su primo.
  • Bueno al menos tenéis una cosa en común. Mira si vuestras citas son en sus conciertos ahorraras un pastón.
  • Oye, que a mí también me gusta la naturaleza y leer.
  • Si, te gusta la naturaleza desde tu chalet adosado. – dijo Laura.
  • Y leer, claro. ¿Qué fue lo último que leíste? – pregunté.
  • Pues… uno de Aghata Christie creo. Oh no, espera me leí la mitad de Eclipse antes de ver la peli. – dijo satisfecha.
  • Ahh, muy bien. De eso hace dos años. – dijo Laura.
  • Bueno y qué más da. No tenemos que ser idénticos. Es majo. – dijo con sonrisa de boba.
  • Vale. – asentí – Si te gusta, cosa que no me extraña, pues vale. Aunque teniendo a Dougie donde le tienes no entiendo porque te gusta Derek.
  • Eso, deja algo para las demás. ACAPARADORA. – contesto Laura.
  • Quédate con Dougie putita.
  • Que dices, no. Es muy raro. Muy sexy, pero raro. Ya que Danny no está disponible, me quedo a Tom.
  • Me pregunto si esta historia terminará como los típicos fan fics. Cuatro amigas, que visitan Londres, se chocan con sus ídolos musicales y cada una termina casada con uno de ellos.
  • ¿Y tú como sabes esas cosas? – dijo María.
  • Yo sé de muchas cosas. – dije conteniendo la risa.
  • ¡NOOOOO! – gritó María. – Te has metido a leer fics. No puedes ser tan friky.

Laura reía sobre la encimera.
  • Vale, me entró curiosidad. Me he leído un Pones muy gracioso. Realmente la chica escribe genial. Checa se apoda.
  • Estás fatal. – dijo Laura – Por esa regla de fics deberías ya ser su fan antes de conocerle y cortar con él. O que de repente reaparezca su ex y se cree movida.
  • Si, y que después de eso rompamos.
  • Tienes que prometerme que si pasa eso me dejaras tirármelo. – dijo Laura muy seria.
  • Vale. – dije manteniendo su mirada.
  • No juegues con mis ilusiones de trincarme a Jones.
  • ¿Os dais cuenta de que estáis hablando de tu novio? – dijo María alucinada.
  • Eres una aguafiestas. Era bromita. Yo nunca me tiraría a Danny. Una pena. – dijo sin parar de reír.

viernes, 15 de julio de 2011

Capítulo 49

Finalmente conseguimos salir de casa y llegamos. Nadie se sorprendió de que llegáramos tarde. Como ya dijo Danny, estaban acostumbrados.

Empezaban a preparar la BBQ. Saludé a la gente sin prestar demasiada atención. Estaba atenta a como se saludaban Mery y Dougie.

Dougie la vio entrar en el salón y sonrió. María tardó más en verle. Sus ojos brillaron de una forma diferente, aunque no podía decir de qué forma lo hacían. Se dieron un abrazo tierno. Llevaban mucho tiempo sin verse y habían estado un mes sin hablar.

  • No te vuelvas a poner malito nunca, ha sido un mes muy aburrido sin poder hablar contigo. – dijo María sin soltarle.
  • Lo prometo. – dijo con esperanza en su voz.

Se fueron a hablar, a ponerse al día. Hacían buena pareja aunque no parecía que fueran conscientes de ello. Porque realmente sus ojos no transmitían amor, no esa clase de amor.

Danny que también estaba atento se acercó a mí y me dijo.
  • Están enamorados.
  • Lo peor es que no lo están. Son buenos amigos, se protegen y se apoyan. Pero no sienten amor. Hacen tan buena pareja.
  • Me das miedo cuando haces eso pequeña.
  • Los ojos Jones, son el espejo del alma.

Me cogió por la cintura e hizo que le mirara.
  • Interesante. ¿Qué dicen los míos? – dijo con la sonrisa partida.
  • Déjame ver. – le agarre la cara y empecé a magrearle y a moverle la cabeza bruscamente. – Eres tan simple que seguro que estás pensando en comida y cerveza.
  • ¿Por qué no me tomas en serio? - dijo ofendido.
  • Vamos, mírame a los ojos y dime que pensabas en otro cosa.

Intentó contener la risa y decirme lo contrario, pero no lo consiguió.
  • Ves. – dije sonriendo.

Le cogí de la mano y le llevé a por una cerveza. Estaba Harry allí plantado, así que les dejé y me senté en el sofá con Lauri y Manuel que hablaban con Izzy, la novia de Harry.

Izzy era una de las personas más agradables que conocía. Adorable e imaginativa. Tocaba el violín como los ángeles. Llevaba con Harry un montón de años y hacían muy buena pareja.

Estuvimos charlando animadamente los cuatro hasta que escuche algo que no me gustó ni un pelo.
  • Yo esta noche recupero el tiempo perdido estas semanas. Y si utilizo bien mis cartas – dijo señalando la cerveza – me recupero y acumulo.

Pero que cabrón y fantasma. Me acerqué a la mesa, metí la mano en la copa de mi hermano y cogí un hielo.
  • ¿Qué coño haces? – dijo.
  • Tranquilo, ahora te traigo otra. Son ricos, que gasten un poco, que el dinero pierde valor.

Se lo tiré a la cabeza de Danny. Le dio de lleno y se giró asustado.
  • Tu fantasma, deja de tirarte el pisto con los colegas. A ver si te voy a quitar las cartas hasta nueva orden.
  • Es imposible que me hayas oído.
  • Pues lo he hecho. Ya me puedes tratar bien después de ese comentario. Si quieres recuperar el tiempo perdido. – dije con retintín.

Cogió dos cervezas y se acercó hasta mí. Me besó.
  • ¿Voy bien?
  • Si, salido.
  • No lo sabes tú bien. – dijo sentándose a mi lado.

Así estuvimos riendo y charlando. Hasta que llamaron a la puerta. Tom se acercó a abrir. Nos miró con mala cara.

Era un tío. Guapo, guapísimo. Era igual que Dougie, pero en el hecho de que eran guapísimos, no porque se parecieran especialmente. Era el típico tío que te cruzabas por la calle y pensabas guau.

Moreno, ojos azules, alto y con planta. ¿Quién sería? Tom le saludo con un abrazo y luego gritó.
  • Dougie, Derek está aquí.

Mientras tanto Tom se quedó charlando con él.
  • Dios, que tío más guapo y sexy. Vamos a presentarnos ¿no? – dije levantándome del sofá.
  • ¿A dónde vas? – dijo Danny cogiendo mi mano y haciendo que me volviera a sentar esta vez sobre sus rodillas.
  • Pero hombre con lo guapo que es. ¿Quién es?
  • Derek, el primo de Dougie. – respondió seco.
  • Interesante primo. – dijo Laura.
  • Yo también pensé eso cuando le conocí. – dijo Izzy.
  • Es que es tan guapo. – contesté.

Dougie bajó con María. Abrazó a su primo. Le presentó a María, la cual se puso roja y eso hizo que Derek se pusiera nervioso. No podía creerlo.

Luego se acercaron hasta el salón con idea de saludar a todo el mundo.

Intenté levantarme pero Danny volvió a sentarme. Le miré y me besó. Que bobo.
  • ¿Ya has marcado tu territorio? ¿Puedo saludar?
  • Sí. – dijo serio.
  • Me encanta cuando haces le bobo así.
  • ¿Hago el bobo? – dijo poniendo cara de circunstancia.
  • Mucho. – dije dándole otro beso.

Después de las presentaciones y esas formalidades salimos al jardín. Teníamos hambre.

La noche fue tranquila, bueno lo tranquila que puede ser una noche donde juntes a María, Laura y Raquel y unas cuantas copas. Aunque era peor cuando además las juntabas con ellos 4.

Esas noches siempre las recordaré con una sonrisa. Me hacían sonreír cuando nos recordaba bailando en el jardín. O jugando a juegos absurdos con chupitos. O escuchando historias de carretera. Historias que no tenían fin, e historias que empezábamos a tener nosotras también.

jueves, 14 de julio de 2011

Capítulo 48

Después de mi cumpleaños todo pasó muy rápido. No teníamos tiempo para nada. En la universidad había demasiado que hacer, trabajos, exámenes. Los fines de semana pasaba un rato con Ed, que ya había cogido demasiada confianza. Más con Danny que conmigo. Vamos le idolatraba.

Mi relación con Danny iba viento en popa, aunque no era su mejor momento. Dougie entró en rehabilitación unas semanas después.

Al principio la noticia no transcendió. Dijeron que estaba enfermo. Y siguieron con sus compromisos profesionales sin él.

Pero se terminó filtrando, de alguna forma salió a la luz. Y eso no ayudó al estado de ánimo de los chicos. Sobre todo el de Danny, que se sentía culpable por no haber podido ayudar más a Dougie antes de entrar.

El cariño de los fans fue maravilloso. Mensajes de ánimo y cariño llegaban por todas partes. Algo bueno tenía que tener todo esto.

La gira se retrasó un par de semanas, aunque no pareció importar a nadie. Había cosas más importantes en juego en ese momento.

Sin danos apenas cuenta llegó Abril. Con ello el concierto en Wembley y las visitas familiares.

Fui a buscarles al aeropuerto el jueves muy temprano. No sé porque cogieron el avión a esas horas de la mañana. Al final solo pudieron venir Laura, María y Manuel. Intentamos que viniera Bárbara por todos los medios, pero no lo conseguimos.

Por eso se me ocurrió una idea loca. Pero todo a su tiempo. Tom era el único que estaba al corriente.

Cuando llegué a buscarles ya habían aterrizado. Laura y Manuel estaban medio dormidos, pero María en cambio andaba hiperactiva. Cuando me vio vino corriendo a abrazarme.
  • ¿Qué te pasa? ¿Dando muestras de cariño? Te ha sentado mal el vuelo. – me burlé de ella.
  • Idiota, es que no me puedo creer que vuelva a estar en Londres. Además mañana hay concierto y hoy cenamos todos juntos. – dijo casi sin respirar.
  • ¿Cómo que hoy cenamos todos juntos? – dije sorprendida.
  • Si, hablé ayer con Dougie y decidimos ir a cenar todos juntos. No puedo aguantar hasta mañana para verle.
  • A ver, yo entiendo que estéis enamorados, pero es mejor que quedéis solos.
  • Joder que no, que no estoy enamorada de él. Es un buen amigo, muy bueno a decir verdad. Pero punto, no te inventes cosas.

Llegamos a casa, dejamos todo y salimos a desayunar algo. No habían tomado nada en Madrid. Laura y Manuel no conocían Londres, así que fuimos a dar una vuelta por la ciudad.
  • ¿Dónde vive Danny? – preguntó Manuel.
  • Pues en el culo del mundo. A las afueras de Londres.
  • ¿Vamos a ir de visita? – volvió a preguntar.
  • ¿Qué te pasa a ti con Danny? Pues le veremos esta noche, pero no sé donde. En algún momento del día llamara, cuando su agenda le deje.
  • ¿Te llama siempre él? – continuo preguntando.
  • ¿Te ha contratado una puta revista? Si suele llamarme él, primero porque es rico y segundo porque cada vez que le llamo yo está ocupado. ¿Alguna pregunta más? ¿Algún trapo sucio tal vez?
  • ¿Crees que sacaría mucho dinero por esa información?
  • No sé, pero ya pueden pagarte bien, porque después iría y te desfiguraría la cara. Por lo menos que te sobre algo después de la reconstrucción.
  • María y Laura rieron.
  • Eres muy bruta. Era broma.
  • Más te vale, porque lo mío no lo era. – dije muy seria.

Ese tema no me gustaba un pelo.
  • Entonces ¿dónde cenamos? – preguntó Laura.
  • ¿María? – dije yo.
  • Pues no tengo ni idea. Me dijo que él se ocupaba de todo, que tendríamos noticias suyas.

A eso de las cuatro de la tarde me llegó un mensaje de Danny.

Se les informa de que se va a realizar una BBQ en los aposentos del señor Thomas a las 19h y quedan todos invitados.
Pdt: princesa pásame a buscar por casa a eso de las 18h, que tienes que ayudarme a desvestirme y volverme a vestir. xxx

No podía ser verdad ese mensaje. Entre el tono de edad media y luego las insinuaciones sexuales. Era superior a mi.

Como puedes tener tanto morro. Vives a 10 min andando de casa de Tom. Además que harán los demás mientras te visto y desvisto. ¿Mirarnos?

Cuando le interesaba algo no tardaba nada en contestar el mamón. Como se notaba para que me quería en ese momento.

No, si quieren ver porno les pongo una película. Anda por favor venir a verme. Que me aburro toda la tarde sino y no sé que ponerme.

Que le había dado a este con los mensajes, con lo fácil que era llamarme y dejarlo todo cerrado mucho más rápido.

Vale, voy a buscarte, aunque vamos con el tiempo justo. Hay que volver a casa, cambiarnos y conducir hasta allí. Así que si a las 18.30 no hemos llegado ponte a prepararte. No quiero llegar tarde.

Y como era de esperar, llegamos más tarde de las 18.30. Tres chicas intentado prepararse en un apartamento pequeño. Mientras mi hermano se desesperaba.
Cuando Danny abrió la puerta no podía ser verdad lo que veía.

  • Espero que siguas así porque hayas decidido ir a cenar en calzoncillos. – dije enfadada.
  • ¿Tú estás loca?
  • Mira que te he avisado.- entré sin decir nada más y subí a la habitación.

Danny les saludó y les invitó a entrar. Les dejó en el salón y subió a prepararse.

  • No saludes eh amable. – dijo.
  • Es que Danny deberías estar preparado, no quiero llegar tarde.
  • No te preocupes, asumen que no llegaré a la hora.
  • Vale, pero no me gusta. Así que date prisa en vestirte y vámonos.
  • No sé que ponerme. – dijo poniendo cara de niño bueno.
  • ¿Lo tengo que elegir yo?

Asintió con la cabeza. Me levanté de la cama y me fui hacia el armario. No llegué muy lejos. Me agarró, me acercó hasta él y me besó.

Le sonreí por ser tan bobo, me gustaba cuando era así de espontaneo.

Le cogí unos vaqueros, una camiseta morada y una americana marrón. Se lo lancé.
  • ¿Por qué esto? – preguntó.
  • Porque tus colores son el blanco y el morado. Y porque me encantas vestido así. Es como ibas en nuestra primera cita.
  • Como puedes acordarte de esas cosas. – dijo con cara de bobo.
  • Tengo mucha memoria fotográfica, además cuando entraste por la puerta pensé: dios, porque me lo pone tan difícil, no puede vestir tan bien.
  • Mmmm, me encanta que me digas esas cosas. – dijo acercándose a mí.
  • Danny no, no sigas por favor. – dije riendo. – Luego.
  • ¿En casa de Tom? – dijo extrañado.
  • No, pero cuando estén todos borrachos y no se den cuenta, nos escapamos y bueno, lo que surja.
  • Lo que surja. – dijo entre carcajadas.
  • Si, si surge tomarnos un té con pastitas, pues té con pastitas.
  • Sí, claro, té. Tu borracha ya se yo lo que puede surgir.
  • Creo que solo voy a poder tomar té. A ver sino como volvemos a casa.
  • Hay dios mío, ven conmigo.

Me cogió de la mano y me arrastró hasta el pasillo. Se acercó puerta por puerta y empezó a contar habitaciones.
  • ¿Cuántas personas nos esperan abajo?
  • Tres. ¿Qué coño haces?
  • A pues si son tres entran de sobra para dormir aquí. Solucionado el problema de volver a casa. – dijo sonriendo.
  • No entiendo tu obsesión por verme borracha.

Se acercó lentamente hasta mí y me habló muy bajito.
  • Porque hace que recuerde esa primera noche y ese polvo que fue…
  • El mejor polvo de tu vida, lo sé. – dije sin dejarle continuar.

Me agarró de la cintura y me besó desesperadamente. Me subió sobre su cintura y me condujo a su habitación de nuevo. Me dejó sobre la cama y me dejé besar. Le había echado de menos estos días.
  • Te he echado mucho de menos. MUCHO. – dije.
  • Pues ya somos dos. – contestó y volvió a besarme.

Comenzó a desnudarme y aunque me moría de ganas, pero horrible. Tuve que pararle.
  • Eh UN MOMENTO. – dije en tono de guasa.
  • No seas mala, no me puedes dejar así. – imploró.
  • Lo peor de todo es que yo me voy a dejar así también.
  • Te odio.
  • Lo sé, yo también me odio. Pero te recompensaré esta noche.
  • Ya podemos estar toda la noche follando para compensar esto.
  • TO-DA. – dije y le besé.
  • Apuntado queda.

Se levantó y se fue a vestir. Me recosté y le observé mientras se vestía.
  • Oye, te ha mejorado el culo estos días sin mí. ¿Mucho sexo?
  • No, lo normal. Ya sabes, un par de fans por pueblo.
  • Muy bien, espero que te hayan enseñado algo nuevo.
  • Ya verás esta noche, vas a flipar.

Cuando quiso terminar de vestirse y prepararse bajamos.
  • Al fin. Al menos habréis disfrutado ahí arriba. – dijo Laura.
  • No tanto como me hubiera gustado. Es una corta rollos. Tú, ¿has aparcado dentro? – me preguntó.
  • No, para que si hay que cogerlo ahora.
  • Pues mételo, que nos llevamos el mío.

De verdad me ponía nerviosa. Cogí las llaves y salí para meterlo dentro. Pero me había dejado las llaves de la puerta del garaje dentro. Así que procedí a gritar.
  • Danny ábreme la puerta del garaje.
  • ¿Y tú llave? – pregunto sacando la cabeza por la ventana.
  • En el bolso.
  • ¿Y tú bolso?
  • Idiota que más te dará. Está en tu casa. Abre ya que es muy tarde.

martes, 12 de julio de 2011

Capítulo 47

No podía creer nada de lo que estaba pasando. Cuanto más subíamos, más nieve había. Adoraba la nieve y más cuando lo unías con ese maravilloso paisaje.

Valdeteja, un verdadero paraíso. Puede que por todo lo que viví entre esas montañas. Llegué allí con 17 años, llena de sueños y energía. Ese paisaje acompañaba.

La primera vez que lo vi, me quedé impresionada de tanta belleza.

Una casa blanca y no muy alta. Mal cuidada y vieja, vamos un desastre. A su alrededor todo era impactante, el más impactante que yo había visto nunca.

Una gran pradera verde rodeaba la casa. Al fondo montañas, todo rodeado de montañas. Cinco veranos pasé allí, madurando y disfrutando de la naturaleza. Viviendo en mi trocito de cielo, en mi paraíso terrenal.

Nunca había estado en invierno. Alguna visita fugaz en diciembre. Pero era una locura subir en febrero. El pueblo estaba en medio de la nada, una nevada suponía quedarse atrapado.

  • Espero no sonar aguafiestas pero debes saber que es una locura subir en esta época del año. Puede que no salgamos nunca de aquí.
  • ¿Por la nieve?
  • Si, estás loco.
  • Mira, ya tenemos algo en común al fin. Sigo sin comprender porque te gusta tanto esto. Es muy bonito, pero también lo es donde fuimos de vacaciones. – dijo intentando llegar a comprenderme.
  • Si, se parecen mucho. Pero no es solo el paisaje, sino todo lo que significa esto para mí. Todo lo que viví entre esas montañas. Me he pasado cinco años viniendo cada verano. Desde que cumplí 17 mis veranos se resumían en Valdeteja. He vivido, crecido, reído, llorado, me he enamorado, he cantado, bailado. Me dormía mirando el cielo más perfecto del mundo, las estrellas más brillantes y me despertaba con los primero rayos del sol. Ha sido muy importante para mí. – dije con una lágrima de nostalgia.
  • ¿Te has enamorado?
  • Si, y desenamorado. Aunque sigo enamorada de este lugar y no creo que lo deje de estar nunca.
  • Gran competencia.
  • Bueno, os puedo querer a los dos. Espera, para un momento aquí. Quiero que veas algo.

Cruzamos el rio y nos paramos enfrente de una casa medio derruida. Había una parte de la casa que se levantaba sobre el rio. Era perfecta.

  • Cuando descubrí esta casa pensé que era el lugar perfecto para poner un hotel. Con grandes cristaleras por donde entrara el sol. Un sitio idílico para desconectar de la ciudad y disfrutar de una buena comida.
  • ¿Lo vas a hacer? ¿O ya has cambiado de idea? – preguntó.
  • Nunca se sabe. Aunque es un negocio arriesgado. El invierno aquí es muy duro. – dije un poco defraudada.
  • Seguro que te saldría bien. Solo tienes que quererlo de verdad y proponértelo. Tienes mucho empuje. Demasiado algunas veces.
  • Sí, pero todavía no se controlar el tiempo.
  • No, pero seguro que se te ocurría alguna solución.
  • Tienes demasiada confianza en mí.
  • Solo analizo los hechos. Y si tú te sentaras a analizarlos, llegarías a la misma conclusión.

Continuamos el camino hacia el pueblo. Todo seguía igual. Con mucha nieve a su alrededor.
  • ¿Vamos a dormir en la casa? – dije sorprendida.
  • Sí, creo que lo de acampar no es viable.
  • Sabes que vamos a morir congelados. – acepte el hecho de que no volveríamos nunca.
  • Hay chimenea tranquila.
  • Sé que hay chimenea, pero moriremos igualmente.
  • No dejaré que eso pase. Si tengo que sacrificarme y darte amor toda la noche, lo haré. – dijo con cara de consternación.
  • No creo que eso sea mucho sacrificio para ti. – reí.
  • Ya, todo está pensado. No soy tan tonto como todos creen. – dijo con cara de satisfacción.

Con todo lo que había hecho no pude más que reír.
  • Eres maravilloso de verdad. Es el mejor regalo que me han hecho nunca. Te quiero.
  • Te conformas con tan poco. Me encanta cuando me dices que me quieres. – dijo poniendo cara de bobo.
  • Tendría que decírtelo más a menudo, pero entonces no te gustaría tanto, sería más normal, no te sorprendería. Aunque solo debes mirarme a los ojos y sabrás lo que siento. Que mejor forma de decirte lo que siento que con una mirada. Algo que solo tú entiendas.
  • ¿Por qué haces las cosas tan complicadas? – dijo con una sonrisa.
  • Porque la vida es dura y llena de desgracias. Estas cosas me dan fuerzas para seguir luchando. Seguir creyendo que la vida tiene sentido y debe ser disfrutada. Disfrutar de los pequeños detalles, de una mirada, de una sonrisa, de un beso, de una canción que haga que tu corazón se estremezca.
  • Para mí todo eso eres tú.

Lo besé. Muchas veces las palabras no pueden expresar todo lo que queremos, todo lo que sentimos.

Subimos al tejado de la casa, lo había visto hacer tantas veces. Era extraño estar ahí con Danny, sin ellos. Y ver el paisaje desde esa nueva perspectiva. Las estrellas se veían mucho más bonitas.

  • Ahora es cuando me gustaría saber componer y tocar la guitarra. Vamos y tener una que tocar.
  • En Inglaterra las estrellas conceden deseos. ¿aquí también?
  • Sí, es lo que tienen las estrellas, no tienen nacionalidad. Aunque no todas conceden deseos, solo las fugaces. – dije como si fuera una niña.
  • Pues esperaremos a que pase una.

Le miré atentamente. En ese momento era tan feliz que no hubiera pedido nada. Vale que deseara cosas. Deseaba tener un 4x4 o viajar a Nueva York. Cosas materiales y de poca importancia real.

Había algo en sus ojos que decían que necesitaba pedir ese deseo, que se cumpliera. Esperamos en silencio, mirando casi sin pestañear a que pasara.

Cuando al fin pasó cerró los ojos con fuerza y pidió su deseo. Yo lo hice mientras le miraba, deseando que el suyo se cumpliera, fuera lo que fuera lo que deseara.

Cuando terminó abrió los ojos y sonrió mirando al cielo, esperanzado de que fuera real.
  • Tengo un regalo para ti.
  • ¿Más regalos? Ni que fuera mi cumpleaños.
  • Ya ves, que cosas.

Me encantaban los regalos. Hacerlos, recibirlos. Un buen regalo hace feliz a las personas. Nunca entendí como había gente a la que no le gustaran.
  • ¿Qué es? – dije intrigada.
  • Un regalo. – rió.
  • Vale. ¿Dónde está? – estaba nerviosa.
  • En el coche.
  • ¿Puedo bajar a por él? – sonreí.
  • Claro, yo te espero aquí.
  • Ya verás como muera bajando.
  • Pues ten cuidado que si no me quedo yo con el regalo.
  • Idiota.

Bajé todo lo rápido que me dejaba el descender por un tejado. Abrí el maletero y no vi nada que me pareciera un regalo.
  • Danny, no hay ningún regalo.
  • ¿Cómo que no? ¿Y la cosa grande con un lazo rojo que parece? O es que ahora me pega decorar mis cosas con lazos.
  • Es tu guitarra.
  • No, no es mi guitarra. Cógelo y súbelo.
  • Pero que es tu guitarra. – dije un poco decepcionada.
  • Pesada, hazme caso y súbelo.

Cogí la funda de guitarra con el lazo rojo y volví al tejado.
  • Solo me has utilizado. Bonito te parecerá.
  • Que boba eres, ábrelo pesada.

Le hice caso y lo abrí. Una guitarra negra, acústica y preciosa estaba dentro de la funda. Vamos la guitarra acústica negra de Danny.

Aunque algo me llamó la atención. Algo distinto, algo nuevo. Abajo tenía grabadas, en color plateado, dos iniciales: JJ.
  • Mira, le has puesto iniciales a tu guitarra.
  • No es mi guitarra. Te presento a JJ, tu nueva guitarra.

Mi cara flipó al igual que hice yo. No me lo podía creer, no podía ser cierto. Me había comprado una guitarra. JJ se llamaba.
Acaricie sus cuerdas y sonó. Mi cuerpo se estremeció.
  • Es preciosa. Hola JJ. No me voy a negar a esta preciosidad, pero no deberías haberla comprado. Es tan bonita. Pero no se tocarla.
  • Bueno, así aprendes y me compones canciones.
  • Claro, y te las cantó en el descanso de tus conciertos. Delante de todas tus fans. Si.
  • Bueno, pues la cuelgas y la exhibes.
  • Siempre vamos a los extremos. Me vas a tener que enseñar. ¿Por qué JJ? – me encantaba el nombre.
  • Se llama John Jones. Por tu ídolo musical y tu ídolo sexual-interpretativo, el señor Depp.
  • ¿Si te acuestas con uno de ellos puede seguir siendo tu ídolo?
  • Creo que sí. ¿Lo sigo siendo?
  • Uff que violento, lo siento, me refería a Johnny.

Me sonrió y cogió la guitarra.
  • ¿Puedo estrenarla? – preguntó.
  • Por supuesto. Total no se tocarla. – sonreí.

Se la colocó. Miró si estaba afinada. Toco un par de notas al azar y comenzó a tocar. No podía ser más perfecto.

http://www.youtube.com/watch?v=OayhO9K7LDs

Empezó a cantar con una voz rota. No era nada suyo, o al menos nada que yo hubiera conocido o escuchado.

There's so much craziness surrounding me
There's so much going on it gets hard to breathe
All my faith has gone you bring it back to me
You make it real for me

Me concentré en lo que decía la canción. No solo en eso, lo que decían sus ojos al mirarme. Lo que transmitían los míos al escucharle.

Well I’m not sure of my priorities
I’ve lost site of where I’m meant to be
and like holy water washing over me

Un escalofrió recorrió mi espalda y una lágrima corrió por mi mejilla. Me sentía muy afortunada de haberle encontrado esa tarde en Exeter.

You make it real for me
And I'm running to you baby
You are the only one who save me
That's why I've been missing you lately
Cause you make it real for me

Estaba paralizada, tenía miedo de que al tocarlo desapareciera. Como si fuera un sueño perfecto del que despiertas con el sonido estridente del despertador.

When my head is strong but my heart is weak
I'm full of hurricanes and uncertainty
But I can find the words
You teach my heart to speak

Si era un sueño prefería dormir eternamente. Todo era distinto a su lado. De verdad no se puede describir. Era como sentirse libre, capaz de todo. Mirar dentro de sus ojos y ser capaz de cualquier cosa. Solo teniendo esa mirada y esa preciosa sonrisa para ayudarte.

Everybodies talking in words
I don't understand
You got to be the only one
Who knows just who I am
And you shine in the distance
I hope I can make it through
Cause the only place
That I want to be
Is right back home with you

Cuando terminó la canción seguía paralizada. Intentando decir algo, aunque ese algo no conseguía salir.

  • ¿Me estás intentando decir que he hecho realidad tu cumpleaños perfecto?
  • No. Lo siento, mi cumpleaños perfecto es en el que termine llena de tarta. Tras claramente una guerra de tartas. – reí solo con imaginarlo.
  • ¿Y cómo es que nadie me ha contado eso?
  • No se, supongo que esa idea solo me gusta a mí. Aunque hay que decir que le den a las tartas. Acabas de superar todo. No es porque el cumpleaños sea perfecto, tú lo haces perfecto.
  • ¿Lo soy? ¿Soy perfecto? – preguntó curioso.
  • No, nadie es perfecto. Aunque puede que sea por eso por lo que te quiero. Loca y desesperadamente.
  • Desesperadamente. – puso cara de pícaro.- ¿Eso significa que hoy mojo?
  • Creo que hoy mojarías aunque no fuera desesperadamente.
  • A no, me niego. – dijo alejándose. – Yo sin amor no follo, me lo prohíbe mi religión. – dijo muy serio.
  • A buenas horas. ¿No podemos tener sexo por sexo? – pregunté.
  • Hoy no, si acaso mañana. Hoy con amor. Así que dímelo.
  • Sexo con amor. – dije conteniendo la risa.

Me miró con cara de circunstancia.
  • ¿Eso es lo que me vas a decir?
  • Los te quiero no se piden. Solo se esperan. – dije sonriendo
  • Así que no me lo vas a decir. – dijo triste.
  • No, ya lo sabes. Y sino just look into my eyes.
  • Coz the heart never lies.