martes, 25 de octubre de 2011

Capítulo 5


Años después. POV Raquel

Todavía no os he contado la verdadera razón de contaros esta historia, aunque no creo que deba hacerlo por el momento. Creo que lo importante no es el porqué, lo importante es todo lo que pasó en medio, lo que pasó hasta llegar a ese porqué.

Hasta el momento nunca os he contado nada de ellos tres, nada profundo sobre Tom, Dougie o Harry, fueron una parte fundamental en mi vida, pero lo fueron mucho más en la vida de Danny. Cuatro piezas de un puzzle que encajaban a la perfección, un perfecto equipo. Estaba claro que Danny tenía una relación muy distinta con cada uno de ellos, pero si había una que me sorprendió siempre fue la suya con Tom. Vale que cuando le conocí me pareció un memo, y que mi favorito siempre fue Dougie, puede que por lo que vivimos esos dos primeros años. Y claro que no me olvido de Harry, pero vayamos por partes.

Tom Fletcher, loco, apasionado, genio de la música. No destacaba en algo, en cambio, podía hacer todo lo que se propusiera. Bueno, en lo que sí destacaba era en escribir canciones, para eso era un genio.

Tardó mucho en sentar la cabeza, la razón, Susan, una chica sencilla que escribía cuentos infantiles y daba clases de dibujo en la facultad.

Danny y Tom fueron los primeros en tener hijos, y eso hizo una unión mayor, si algo así era posible. Dylan se llamaba, Dylan Fletcher, era igual que Tom. Se llevaba dos años con Chris.

Una vez al año, y sólo una vez, me juntaba con los chicos para montar un festival benéfico. Sólo aguantábamos juntarnos una vez al año, músicos con demasiadas manías y si encima estás casada con uno de ellos, no ayuda.

Ese año coincidió el festival con mi octavo mes de embarazo, cosa que complicaba más las cosas, ya que Danny estaba especialmente pesado.

La mayoría de cosas las hacía desde casa, lo que me daba margen para recoger a Chris del colegio. Bueno, de las típicas actividades de verano que hacen en los colegios. Esa semana también me ocupaba de recoger a Dylan, así que fui a recogerles, mientras solucionaba algún que otro problema que surgía.

  •    ¿Dígame? - contesté desde el manos libres del coche.
  •    Hola rubia - dijo Danny al otro lado.
  •    ¿Llamada personal o de trabajo? - miedo me daba esas semanas.
  •    De trabajo fundamentalmente, pero te echo de menos igual - dijo bajando el tono.
  •    Aunque me hagas la pelota no me vas a ablandar, me dan miedo tus llamadas de trabajo. Dispara.
  •    No me gusta nada como suena el equipo de sonido. Quiero otro. - dijo serio.
  •    ¿De verdad me estás llamando para esto? Primero, ¿no hay un técnico que se ocupa de eso? Y segundo, ¿no hay otro miembro de tu grupo que pueda llamarme? - odiaba hacer negocios con Danny.
  •    Eres odiosa, el técnico no me hace caso. Me ha dicho que no puede hacer cambios de material sin tu consentimiento - dijo molesto.
  •    Claro que no, es que no hay dinero y te conozco, siempre te quejas de lo mismo Danny, nunca va a sonar como tu equipo de conciertos, asúmelo.
  •    Alquila otro.
  •    No quiero, suena bien, ¿se ha quejado más gente?

Se quedó en silencio unos segundos.
  •    No me mientas. - Dije amenazante.
  •    No me hables como a tu hijo, por favor.
  •  Es que se parece demasiado a su padre.

Y entraron en el coche como si fuera el fin del mundo.
  •    Hola niños, saludad al señor Jones - dije sonriendo.
  •    Hola señor Jones - dijeron medio gritando.
  •    Me encanta cuando te llaman así, son tan preciosos. – dije divertida.
  •    Hola enanos, necesito un segundo de silencio para hablar con mamá, ¿vale? - dijo serio al otro lado.

Chris se puso la mano en la boca e hizo callar a Dylan.
  •    Lo siento Danny, pero no hay dinero, y sabes que suena bien. Además, tienes millones de guitarras, cambia de guitarra si no te gusta.
  •    ¿Y si alquilo yo el equipo? - pidió.
  •    Au - di un pequeño gritito del dolor.
  •    Raquel, ¿estás bien? - dijo preocupado al otro lado del teléfono.
  •    Sí, creo que sí, ya sabes, el estrés - dije haciéndome la víctima.
  •    ¿Seguro? - dijo preocupado.
  •    Que sí, estoy bien.
  •    Vale, hablamos en un rato. Niños cuidadla, ¿vale?
  •    Sí. – gritaron al unísono.

Lo que había que hacer para que dejara de comportarse como un niño. Algo positivo tenía que tener estar gorda como una vaca.

Me bajé a colocar los cinturones a los niños, cuando llegué a Chris me agarró y me susurró al oído:

  •    Mamita, ¿te ha hecho pupa Kate? - dijo con tono de preocupación.
  •    No cariño, Kate y mamá están bien - dije dándole un beso en la frente.
  •    Vale, princesa - y me dio un beso en la mejilla.

Me hizo sonreír, era igual que su padre, le tenía bien enseñado.

Llegamos a casa y les di de merendar. El teléfono sonó mucho menos de lo esperado, ya que quedaban dos días. No era buena señal.
  •    Mama, ¿puedo coger a JJ para enseñarle una cosa al primo Dylan? - preguntó Chris, acelerado por la carrera desde el salón.
  •    Pues no me gusta mucho la idea, ¿no puedes usar la guitarra que tiene papá en el salón? - JJ era demasiado especial para que la usara un niño de 5 años sin supervisión. Aunque fuera hijo de Jones.
  •    ¡Jo! Papi me deja tocarla - dijo mosqueado.
  •    Ya, es que papi es muy listo. Además, hijo, las guitarras de papá y mamá son muy grandes para ti.
  •    Aaahh - Empezó a lloriquear - déjamela, mami.
  •    Christopher Jones, he dicho que no. Si quieres una guitarra coge la que tiene papá al lado de la televisión, sino, coges la tuya, que bien bonita que es -. Dije muy seria.

Se cruzó de brazos y salió de la cocina de morros. Mientras salía se escuchó cómo se cerraba la puerta. Supuse que era Danny, aunque en esa casa todo era posible.
  •    ¡Daddy! - gritó Chris.

Me acerqué al umbral para verles.
  •    Daddy, ¿puedo coger a JJ para enseñarle al primo Dylan no que me enseñaste? - dijo poniéndole ojitos.
  •    Pero si tú tienes una guitarra preciosa y de tu talla... JJ es la guitarra de mamá - intentó convencerle.
  •    Pero la suya es más bonita, tú lo dijiste - le reprochó.
  •    Mira, cada Jones con su tema, el padre con los equipos de sonido y el hijo con la guitarra sagrada de su madre - dije con cara de pocos amigos.

Danny me miró y sonrió.
  •    Chris, te he dicho que o coges la guitarra del salón de papá o nada -. Volví a repetirle.

Chris me miró, y luego miró a su padre, esperando que le respondiera algo distinto.
  •    Ya sabes, hijo -. dijo levantándose.

Chris le miró con cara de pocos amigos y salió corriendo de nuevo con Dylan. Danny se acercó a mí lentamente, como si pudiera romperme. Depositó un dulce beso en mis labios y pasó su mano lentamente por mi barriga. Sin entender muy bien cómo y porque, siempre que hacia eso, Kate comenzaba a moverse, como si se alegrara de verle, como si supiera quien era.

Nunca vi nada parecido en sus ojos, no creo que nunca quisiera a nadie tanto como quiso a Kate. Hacían un gran equipo. Tan bueno que una de las canciones que compuso cuando nació les hizo ganar un Grammy.

  •    ¿Qué haces en casa? ¿No tienes que volver? – dije extrañada.
  •    No, tengo la tarde libre, nos vamos a la playa.
  •    ¿A la playa? Bueno, así me puedo acercar a ver qué tal va todo - dije algo aliviada.
  •    No, he dicho que vamos a la playa - dijo sin parar de tocarme la barriga.
  •    Qué dices de playa, Danny, quedan dos días, y tengo mucho que hacer, además  no he recibido llamadas en toda la tarde, eso no es buena señal - de verdad, era muy raro.
  •    Ni las vas a recibir, he dado orden de que no llamen en toda la tarde - dijo sonriéndome de forma inocente.
  •    Dios mío, una vez al año Raquel, sólo una vez. Que sepas que no vas a pillar más en navidades, vamos, no vuelvo a preparar esto embarazada, eres un poco coñazo Daniel. Que estoy bien y necesito trabajar. Sólo estaba fingiendo para que te olvidases del equipo de sonido - mientras lo decía sabía que debería haberme callado.

Me miró con cara de pocos amigos.
  •    No hagas eso, joder, y menos cuando vas conduciendo. Joder Raquel - estaba enfadado.
  •    Vale, perdona, no era mi intención preocuparte, pero de verdad, estoy bien. Perdóname. - dije poniéndole ojitos.
  •    ¿Sabes? Nunca te habían brillado los ojos de esa forma, estás preciosa - y me besó.
  •    Es su culpa - dije señalando mi barriga - Tú tampoco me habías mirado nunca de esta forma. Esta niña va a ser tu perdición, Daniel.
  •    No creo que te mire distinto, te quiero lo mismo que hace nueve meses - dijo sin retirar la mirada.
  •    Cuando nazca comprenderás lo que te digo - no era algo que pudiera explicar.
  •    ¿Es lo que tú sientes por Chris? - preguntó curioso.
  •    No tiene nada que ver, yo quiero a Chris por encima de todas las cosas, igual que tú o igual que a esta niña, pero algo raro pasa aquí dentro cuando me tocas...
  •    Eso es que te pongo, pequeña - dijo interrumpiendo.
  •    Danny, que te estaba diciendo algo serio - dije divertida.
  •    Lo siento - dijo poniendo cara de ángel.
  •    Pues eso, hay una conexión, algo especial - dije emocionada.
  •    Va a ser igual que tú, estoy seguro. Va a ser apasionada, preciosa...
  •    Hombre, me toca. Tienes un hijo que es una copia tuya - cosa que adoraba.
  •    Yo no soy quien compra ropa a juego y le sube al escenario para que me imite - dijo riendo.
  •    Es que estabais tan adorables, mis dos chicos cantando juntos. Además, eso lo recordarás siempre, y cuando él tengo un grupo y te invite a cantar con él, llorarás como una nena. Ya sabes, eres un blando.
  •    ¿Has asumido ya que va a ser músico? - dijo complacido mientras me acercaba a él.
  •    Nunca perderé la esperanza de que no sea así, pero tendrías que verle tocar, casi lo hace mejor que yo, y tiene 5 años.
  •    Eso es fácil, eres muy mala - y me dio un beso.
  •    Eres imbécil, no me digas cosas feas y luego me beses.

Y llegó Chris, con un guitarra a rastras, era más grande que él.

Al principio pensé que era la mía, le iba a matar, pero luego me di cuenta de que estaba mucho más vieja y no estaba grabada.
  •    Dios mío, tu hijo es un genio. Tiene cinco años y es capaz de bajar al estudio, subirse a una silla y coger tu guitarra colgada de la pared. Oh creo que alguien se la va a cargar - le dije a Chris.
  •    Mami, que sólo se la traía, estaba en el suelo - dijo con cara de pena y mirando a su padre para que le ayudara.
  •    Sí, la he traído esta tarde - dijo mientras se la cogía - gracias colega, pero estaba en una funda.
  •    ¿Te la traigo? - preguntó.
  •    No, no la traigas. Chris vete a decirle a tu primo que venga, que nos vamos a la playa. Súbete a poner el bañador.

Chris me miró esperando confirmación.
  •    Vale, iremos - añadí - pero dos cosas antes: primero, ¿por qué está esta guitarra aquí? y segundo, ¿quién está haciendo mi trabajo?
  •    Ya me extrañaba a mí que hubieras olvidado eso. La guitarra está aquí porque estoy trabajando en algo y me la llevé al estudio el otro día - le adoraba cuando tocaba esa guitarra - y Dougie está al cargo esta tarde.
  •    ¿Cómo le dejas ocuparse a Dougie? Si tiene a los padres de Mery aquí - dije sorprendida.
  •    Me iba a ocupar yo, pero me lo ha pedido como favor especial.
  •    Es que le odia, bueno, os odia un poco. Que su hija se casara con un músico tatuado hasta los dientes no le gusta nada, y la culpa toda es vuestra - siempre fue algo extremista.
  •    Ya, las cenas familiares son muy divertidas.

Eran un caso esos dos de cena con la familia de Mery, y cuando nacieron sus hijos era todavía mejor, eso sí, esas noches se les olvidaba educarles. Al igual que no tragaba a Dougie, adoraba a su nieto, y ya se ocupaban ellos de meterles ideas locas a sus hijos en la cabeza para que volvieran loca a su abuela. Chris no era nieto suyo, pero sus nietos eran sus primos, ya fueran de sangre directa o no.

Aunque lo mejor fue la época en la que los cuatro tenían sólo un hijo, bueno, hija en el caso de Harry. Era adorable verles a los cuatro con sus retoños haciendo planes.

Tom no tardó en llegar. Me acerqué a abrir la puerta, mientras Danny cambiaba a Chris.

  •    No sé cómo te dejas liar por Danny después de tantos años - dije dándole un beso de bienvenida.
  •    Todo sea por que estés bien. ¿Te he dicho ya que estás radiante? - dijo dejando las cosas en el suelo.
  •    Me lo dices todos los días que me ves - sonreí.
  •    Lo que todavía no entiendo es tu obsesión por llamarla Kate, siempre me recuerda a nuestra canción, y sabes cómo era esa Kate. No quiero que mi ahijada sea así.
  •    Tom, deja de decir barbaridades de mi hijita - gritó Danny desde la escalera.
  •    Sobre el nombre, me parece precioso, tiene historia personal de Danny y mía y hasta vuestra reina se llama Kate. Y sobre tu ahijada... ¿estás muy seguro de que serás tú? - reí.
  •    Pues hombre, me toca. Veamos, hagamos resumen. Danny es el padrino de Dylan, Chris lleva el segundo nombre de Dougie y es su padrino, Harry es el padrino de Liam, y Dougie vuelve a ser el padrino de la pequeña y preciosa Judd.
  •    Brooke es la niña más bonita del mundo - interrumpí.
  •    ¿Verdad? Pero no me cambies de tema. Me toca -. Dijo molesto.
  •    Pero ¿y mi hermano? - Tom tenía razón, pero no quería hacer daño a Manuel.
  •     Tu hermano vive en EEUU, además, vas a tener al menos otro hijo más, el siguiente le toca a él.
  •    Te prometo que lo pensaré.
  •    ¿Por qué le haces sufrir al pobre si me dijiste ayer que querías que fuera él? - volvió a gritar Danny.
  •    ¿De verdad? - se le iluminaron los ojos.
  •    Tu amigo es un bocazas. Pero vamos, que creo que esta niña no podría tener mejor padrino que tú. Aunque sé que como tío vale, me gustaría.
  •    Nos - interrumpió Danny.
  •    Nos gustaría - corregí - que fueras tú.
  •    ¿Y también le pondrás un segundo nombre en mi honor? - dijo ilusionado.
  •    Eso sí que no, no pienso llamar a mi hija nada freaky, incluso no sé si tendrá segundo nombre.
  •    A mí eso no me convence, aquí tenemos más de un nombre - dijo Danny bajando las escaleras.
  •    Llámala Kate Rachel - opinó Tom.
  •    No la voy a llamar como yo - protesté.
  •    Tú no te llamas así - discutió Danny.
  •    Me estás tocando la moral, déjame en paz - era un pesado.

Y Kate me dio una patada.
  •    Ay - gemí.
  •    ¿Estás bien o vuelves a fingir? - dijo acercándose.
  •    No, es que a tu hija no le gusta que me enfade contigo. Es muy protectora, no me va a gustar esto - y Danny me besó lentamente la cabeza y acarició mi barriga.
  •    A mí me encanta - afirmó.
  •    Calla. ¿Sabes lo que pensé? Que le podríamos llamar Charlie. Katherine Charlie Jones.

Le dejé sin palabras. No se lo esperaba.
  •    ¿De verdad? ¿Cómo mi madre?
  •    Se lo merece - su madre era una luchadora.
  •    Hola, Katie Charlie Jones -. Y besó la barriga.

viernes, 14 de octubre de 2011

Capítulo 4


Quedaban dos días para irnos de gira de M&G por Inglaterra. Estaba todo listo, sólo quedaba reunirse para informar a los chicos de todos los compromisos que se habían planeado. Esa mañana Fletch y Tommy estaban ocupados en otros asuntos y sólo nos reunimos ellos y yo, cosa que no me gustaba nada en absoluto y menos después de la última noche.

  •    Buenos días-. y me senté en una de las sillas libres - Bueno, parece que estamos todos.
  •    ¿Sólo nos vamos a reunir nosotros? - preguntó Tom sorprendido.
  •    Sí, los demás tienen cosas que hacer, pero vamos, no hay mucho que hacer, contaros los detalles, cómo lo vamos a llevar y daros el itinerario y los horarios.
  •    ¿Vamos a tener tiempo libre? - preguntó Danny.
  •    No, lo siento, estamos mal de presupuesto y hemos pensado que por las noches vais a salir a cazar liebres, y luego venderemos su piel en el mercado negro, ¿os parece?- dije de forma irónica.
  •    Esto no es el club de la comedia, ¿puedes ser profesional? - dijo con cara de pocos amigos.
  •    Si que estamos bien -. Dijo Harry dejándose caer en la silla.
  •    De acuerdo - dije tomando aire.- Bueno, os he hecho una copia de todo, Dougie no la pierdas. Tenéis todos los detalles, miradlos un momento y ahora miramos dudas. Ya veo que anoche hubo ajetreo. – y miré directamente a Danny que estaba distraído con los papeles.
  •    Bueno, no te creas, con decirte que Danny se fue temprano -. Dijo Tom mientras revisaba los papeles.

Había algo raro en esa frase, Danny me miró al escuchar el comentario de Tom, había sorpresa y vergüenza en sus ojos, nadie sabía que había venido a verme, todos pensaban que se había ido a casa.
  •    Vaya Danny, estás perdiendo fuelle, ¿ya estás mejor? - dije sin apartar la mirada.
  •    Sí, es que tuve una sorpresa desagradable, ya sabes.
  •    Claro, te entiendo, a mí me pasó algo parecido, me hicieron una visita inesperada. – jugábamos a ver quién podía más.

Dougie se metió en medio de la conversación, aunque nuestras miradas seguían conectadas.
  •    Oye, me tendrías que haber llamado, yo le echaba a patadas en un momento, bueno, o llamaba a Harry, en cualquier caso.
  •    Qué va, pude yo sola, sólo un vecino pesado exigiendo cosas que ni merece.

Su mirada se rompió, sus ojos dejaron de brillar en ese instante, como si le hubiera roto yo el corazón en ese momento y en ellos se dejó un rencor que no se fue en mucho tiempo. A partir de ese momento la relación cambió totalmente.
  •    Ah, se me olvidaba, ya lo sabe Tommy, Emma se viene con nosotros -. Dijo con rabia.
  •    ¿Perdona? - dije instintivamente.

De repente las miradas se centraron en mí, en mis reacciones.
  •    Lo que has oído, Emma viene esta semana con nosotros -. Dijo sin pestañear.
  •    Interesante... ¿Sabes que en los hoteles a los que vamos hay lavandería con servicio de plancha, verdad?
  •    ¿Insinúas algo? Porque sé de alguien que ha ido a un montón de sitios con nosotros, incluidos sus amigos.
  •    Eh, no metas a Mery y los demás en vuestra guerra -. dijo enfadado Dougie.
  •    Vamos Doug, supéralo, sale con tu primo pequeño - dijo Danny enfadado.
  •    Vale ya - gritó Harry - Tú, Danny, pide disculpas a Dougie ahora mismo.
  •    Lo siento, tío -. Dijo Danny de corazón.

Él respondió con un leve movimiento de cabeza.
  •    La última vez que nos hablamos así en una puta reunión de trabajo, y menos por vuestras movidas de ex novios. Las solucionáis como personas adultas fuera, y si no os da la gana podéis seguir perdiendo el tiempo intentando rehacer vuestras vidas separados, pero vamos, es vuestra vida, vosotros sabréis.

Sus palabras me asustaron, nunca había visto a Harry hablar tan serio. No volvimos a mirarnos en lo que quedaba de reunión. Esto empezaba a ser más raro, más doloroso, más insostenible.

Vale que salía con Emma, pero había cosas que no estaban resueltas todavía, había algo que no cuadraba en nuestra ruptura, como si esa noche hubiera pasado algo que hiciera que Danny se comportara de esa manera al día siguiente, pero no era el momento de preguntar, no quería saber la verdad, no estaba lista para hacer frente a la verdad, para decir adiós para siempre.

La reunión no tardó mucho en terminar, y me dejó un gran malestar. Me enfadé conmigo misma por no poder dejar de lado los sentimientos. No quería sentirme como aquella vez con 18 años, cuando quise por primera vez. No quería volver a sufrir, a perder un montón de cosas para poder superarlo. No tardé mucho en salir de la discográfica, necesitaba salir de allí, y decidí ir a hacer una visita a Ed. Hacía un par de semanas que no le veía, ya era hora de ver cómo estaba.

Cuando llegué, estaba tirando unas canastas. Se sorprendió al verme, sonrió y me tiró la pelota.
  •    Pensaba que estabas muy ocupada para visitarme - dijo mientras esperaba a que tirara.
  •    Eso pensé yo el otro día cuando te llamé, pero creo que te echaba mucho de menos para no verte antes de irme - fallé el tiro y Ed cogió el rebote.
  •    Os vais el martes, ¿no? -. ¿Cómo sabía eso?
  •    Sí, ¿cómo sabes eso? - era muy listo.
  •    Me lo contó Danny el otro día. - dijo mientras seguí jugando con el balón.
  •    ¿Ha venido Danny a verte hace poco? - no me gustaba que viniera a verle.
  •    Sí, y vino con esa chica morena, amiga suya.
  •    ¿Emma? - por favor que no fuera Emma.
  •    Sí, creo que se llamaba así - me dijo.

Me perseguían, daba igual dónde fuera.
  •    Ya veo -. Dije sentándome en la acera.

Ed me vio y dejó de jugar al balón.
  •    No me cae bien - dijo para intentar animarme.
  •    Te puede caer bien, no hace falta que me mientas para que no me sienta mal-. aunque realmente me gustaba que fuera así.
  •    No te estoy mintiendo. Es una pija. Danny me dijo que si quería salir por ahí y ella le dijo que fuéramos de compras, que me haría ilusión. Como si no hubiera ido de compras nunca -. dijo algo dolido, ofendido.

Me mantuve en silencio, no quería hablar más de la cuenta.
  •    Sabes que no eres mi madre y Danny mi padre, para que no puedas meterte con su novia nueva. - esperó a que hablara.
  •    Ed, no está bien pensar lo que pienso, ella no tiene la culpa de nada, no es como si me hubiera quitado el novio - daba igual, la odiaba.
  •    La odias, pero vamos, será nuestro secreto -. Se levantó y me pasó el balón.

Seguimos jugando un rato con el balón, bromeamos y reímos, cuando de repente, volvió a hablar sobre el tema. Daba igual donde fuera, me perseguirían eternamente.
  •    Puede que nadie te lo haya contado, pero bueno, yo soy un niño, que no tonto, y me gusta escuchar detrás de las puertas cuando me llevan al estudio a pasar la tarde - dijo mientras botaba el balón.
  •    ¿Cuándo has estado tú en el estudio? - pregunté extrañada.
  •    No sé, alguna tarde del verano venía Danny a verme y me llevaba de visita - hablaba relajado, como si fuera todo normal.
  •    Eso no me lo habías contado. – dije algo defraudada por todo.
  •    Ya, tampoco te podía contar que Danny tenía una novia distinta cada semana. No está bien.

Eso dolió en lo más profundo de mi corazón.
  •    Tienes razón, todavía sigo sin querer saberlo - añadí antes de que me diera más detalles. - ¿Era eso lo que me querías contar?
  •    No, es que, desde que has vuelto, Danny no ha cambiado de novia, hasta la lleva a sitios. - interesante confesión, parecía que la gente sabía más de lo que me contaban, tendría que hablar con Mery.

Seguimos jugando aunque las palabras de Ed retumbaban en mi cabeza, cuando algo más sorprendente sucedió. Una chica castaña con el pelo muy largo y delgada salió de la casa de Ed. Me resultaba familiar, aunque no recordaba de dónde. Saludó a Ed y hablaron de algo que no puedo recordar, ya que seguía dándole vueltas al tema. Cuando al fin recordé quién era.
  •    Perdona, tú eres la chica que cantó la otra noche en el Not Alone, ¿verdad? - dije interrumpiendo.
  •    Sí, soy Kate, para ser más exactos - parecía nerviosa.
  •    Vaya, yo soy amiga del dueño del bar, Joe, me encantó tu actuación de ayer, tienes una voz maravillosa. - realmente no había llegado a escucharla en directo, me había ido justo cuando había comenzado a cantar, pero en el CD que tenía Joe me había impresionado.
  •    Muchas gracias - se empezaba a sonrojar.
  •    ¿Vas a volver a cantar pronto? - tenia ir a verla antes de salir de viaje.
  •    Si, el lunes. -se le notaba nerviosa, como si no fuera normal que alguien quisiera verla cantar.
  •    Entonces puede que nos veamos por allí ese día, salgo de viaje el martes, pero creo que podré pasarme a verte.

Vi cómo sus ojos brillaban de otra manera, tenía unos ojos oscuros, mágicos. Vi ilusión en ellos. Un silencio se instaló entre nosotras y fue Louise quién lo interrumpió.
  •    Rachel, qué sorpresa, ya pensaba que no te vería en un tiempo. Danny me dijo que estabas muy ocupada - dijo con una gran sonrisa.
  •    Danny, que habla sin saber, pero ya me iba que ya es hora de cenar.
  •    ¿Te importa acercar a mi sobrina, Kate, a casa? Si no es mucha molestia - dijo amablemente.
  •    Tía - dijo avergonzada - no hace falta, de verdad, vuelvo en metro.
  •    No te preocupes, no me cuesta nada, ¿sabes llegar desde aquí? - pregunté con una sonrisa.
  •    Sí, creo que sí.

Nos despedimos y prometí a Ed que vendría a verle en cuanto volviéramos del viaje. Así nos fuimos hacia casa de Kate. Hablamos sobre su carrera, lo que significaba para ella la música, que se había mudado de Manchester porque allí no quedaba nada que hacer, nada por lo que luchar. Se notaba tristeza en su voz, como si tuviera tanto que contar. Buena cualidad para ser compositora.

Mientras charlábamos, la radio no paraba de sonar, y pasó lo que puede pasar cuando escuchas la radio. Motivo por el que llevaba meses sin escucharla. Empezaron a sonar en la radio, 'That's the truth' fue la canción.

Como si fuera un flashback recordé aquella mañana en su casa, cuando sonó por primera vez en la radio. Esa tarde en la que conocí a Ed, aquella noche maravillosa en la que empezamos a salir oficialmente. Los ojos se me llenaron de lágrimas, aunque no era suficiente para expresar todo el dolor que sentía dentro. Instintivamente apagué la música, sin dar explicaciones, sin darme cuenta de que no iba sola en el coche.
  •    ¿No te gusta McFly? - preguntó preocupada por mi reacción.

No supe qué contestar, no era que no me gustaran.
  •    Bueno, es complicado explicar qué me gusta y disgusta de McFly. Cuando asocias sus canciones a momentos o a personas es difícil volver a escucharlos sin que duela demasiado - no sabía qué decir sin llegar a decir nada.
  •    ¿Le sigues queriendo? - preguntó hábilmente.
  •    ¿A quién? - dije algo a la defensiva.
  •    Hombre, esa historia que me has contado es de desamor, ¿verdad? - dijo con una sonrisa.
  •    Sí, se podría decir que sí.
  •    Pues es una pena, es un grupo con mucho talento, no deberías dejar de escuchar su música por un capullo que ni te merece. - dijo convencida de sus palabras, de su consejo.
  •    Sí, son cuatro chicos con muchísimo talento, te lo digo con conocimiento de causa, pero creo que momento de he tenido mi ración de McFly por un tiempo. - cállate Raquel.
  •    ¿Hablas como si les conocieras? - preguntó curiosa.
  •    Algo así, más de lo que me gustaría - dije con resignación.

Se quedó con las ganas de preguntar más, pero habíamos llegado a su casa y no tenía la confianza necesaria para alargar el viaje, cosa que nunca agradecería más.

Volví a casa, llena de dudas y con ganas de llorar.

viernes, 7 de octubre de 2011

Capítulo 3 - 2º Parte


Las semanas pasaban más lentas de lo esperado. Dolía verle cada día, sabiendo que iba un paso por delante en eso de reconstruir su vida.
Intentaba tener la mínima relación con ellos cuatro. Iba de la sala de ensayo a la discográfica intentado ni verles por los pasillos. Pero no siempre funcionaba.

El trabajo era maravilloso y el equipo, era un equipo de verdad. Una mañana, mientras desayunaba y me preparaba para ir a la discográfica, llamaron a la puerta. Era un mensajero. Traía un paquete enorme.

Mierda, pensé. Se me había olvidado por completo. Era el regalo del cumpleaños de Danny. Lo había encargado hacía tanto tiempo que ni siquiera lo recordaba. Metí el paquete y lo observé durante un buen rato.

Eran cuatro cuadros para el salón. Los tres primeros describían sus tres etapas musicales, por las que había pasado en los últimos 8 años. Pop-playero, rock y electropop.

Había recuperado fotos, recuerdos, vivencias, concierto y cortes de pelo. Cada cuatro tenía una tonalidad totalmente distinta. Habían quedado perfectos.
El cuarto cuadro, en cambio, estaba en blanco. Al verlo me quedé paralizada. La idea era rellenarlo juntos, durante los siguientes años. Pero parecía que eso no iba a pasar.

Le di la vuelta al lienzo en blanco y leí.

Aquí no termina tu regalo. Quedan 5 años para cumplir los 30 y tienes muchas que hacer. Estos cuatro cuadros simbolizan tu veintena. Ya has quemado 5 años, así que tienes que aprovechar los otros 5.
Si, el último está en blanco, ahora te toca a ti elegir con que quieres rellenarlo. Haz una lista detrás del cuadro nº3 con las 10 cosas que hacer antes de cumplir los 30. Puedes ver que la primera cosa de la lista está ya puesta. ¿Qué haces esta noche?

Me acerqué a ver el 3er cuadro. Detrás había una lista. Solo la primera de la lista estaba escrita.

  •    Coge un avión esta noche a cualquier lugar del mundo. No pienses, solo vive.


Se me hizo un nudo en el estómago. Era todo tan perfecto cuando encargue el regalo. Era el regalo perfecto.

¿Qué iba a hacer con él? Supuse que lo mejor era dárselo, me había costado mucho y no solo de dinero sino también de trabajo. Tenía que meditarlo, aunque no era el momento adecuado, llegaba tarde al trabajo.

Esa mañana los chicos la tenían libre, así que decidí aprovechar y pasarme por el estudio a dejar todo preparado para la reunión del día siguiente. Ya estaba todo listo y en un par de semanas saldríamos de gira. De gira de Meet&Greet
Estaba muy emocionada, tanto trabajo duro daba ahora sus frutos. Me puse buena música de camino al trabajo, aparque canturreando y subí a la sala de reunión.

  •    ¿Qué huevos hacéis aquí en vuestro día libre? – dije sorprendida.

Tom, Dougie y Harry se miraron divertidos.
  •    No va a venir, tranquila. – rió Harry.
  •    No me interesa y esa no es respuesta a mi pregunta. – dije molesta.
  •    Estamos aquí para preparar la fiesta de cumpleaños de Danny. Es la semana que viene. – dijo Tom con tono informativo.
  •    Se cuando es su cumpleaños ¿Y este es el lugar adecuado para prepararlo? – pregunté extrañada.
  •    Es cosa de Emma. – dijo Dougie con tono de desaprobación. – Quiere hacer una fiesta por todo lo alto.
  •    Que suerte. Jo que bien lo vais a pasar. Emma tiene mucho estilo. – dije con tono irónico.
  •    Nos podrías ayudar, todos sabemos que tienes un don para estas cosas. – pidió Harry.
  •    No creo … - comencé a decir.

Pero llegó Emma. A decir verdad era una chica muy atractiva, ojos penetrantes y mucho estilo.
  •    Hola chicos. – dijo en un tono de voz demasiado agudo. – Ahhh tú. – añadió al verme.
  •    Si, hola yo. – conteste con una gran sonrisa.
  •    Pensaba que era una sorpresa. No creía que iba a transcender a más personas. – dijo muy seria y mirando a Harry.

Dougie puso cara de pocos amigos y fue a contestar. Pero no le dejé.
  •    ¿Es que habíais quedado? No tenía ni idea. Ya sabes, yo trabajo aquí y lo normal es que venga. Más bien me habéis jodido el plan, porque pensaba que los chicos no estarían hoy aquí. Pero vamos ahora os dejo, total tenéis que esperar a Danny y todos sabemos que siempre llega tarde. – terminé con un tono similar al suyo.
  •    Dan no va a venir. – contestó orgullosa.
  •    ¿No? No me digas que te manda a ti en representación suya. ¿No le iras a quitar el puesto? No es nada personal con Danny – dije remarcando el ny – al cual no tengo mucho aprecio últimamente, pero el niño tiene la voz más maravillosa del mundo. No está bien que cantes por él.
  • La acababa de dejar sin palabras, no sabía que contestarme. Mantuve la sonrisa en mis labios. Los chicos reían disimuladamente.
  •    ¿Me estas vacilando? ¿No sabes que la semana que viene es su cumpleaños? – dijo orgullosa de tener el control.
  •    ¿Es su cumpleaños? A pues ni idea chica. Qué bien. Anda por eso estáis aquí sin Danny. Pues organizarle algo bonito. Ya sabes muy ostentoso, eso a Danny le encantará. Un consejo, no pongas tarta, odia la tarta. Aunque siendo su novia seguro que ya sabias eso.

Seguía alucinada. Vi temor en sus ojos, temor y expectación.
  •    ¿No te vas a quedar a preparar con nosotros? – preguntó Tom divertido.
  •    Uh no Tom, como me dices eso. Tengo que preparar un montón de cosas para mañana. Se además que Emma lo hará genial. – dije con una gran sonrisa.
  •    ¿A la fiesta si vienes no? – pidió Dougie.
  •    No sé yo, puede que sea violento. – dijo Emma rápidamente.

Dougie la ignoró y dijo.
  •    Sabes que a Danny le gustaría que fueras. – dijo serio y mirándome a los ojos.

No podía estar pidiéndome algo así. Era doloroso verle por los pasillos imagínate lo que sería verle celebrando su cumpleaños. Sin ser yo quien le organizara nada. Más que eso, sin tenerle a mi lado. Pero los ojos de Doug me mataron. Me suplicaba que fuera, incluso que me quedara allí con ellos.

Después de salir de recuperación Dougie y yo teníamos una conexión especial. El me agradecía sin palabras lo que había hecho por él. Y yo agradecía que volviera a sonreír de esa forma.

  •    Bueno señor Poynter, si me lo pide así. Pero con dos condiciones. – dije retando a Emma.

Emma me miró con muy mala cara, no le gustaba. Cosa que era recíproca.
  •    Quiero que Danny haga un striptis.

Todos me miraron extrañados, aunque los chicos no tardaron en reírse.
  •    A no, perdonad eso no debería haberlo dicho en alto. No, las condiciones son tequila y que Dougie sea mi pareja. Vamos a liársela parada a la prensa. – dije divertida.
  •    No creo que sea adecuado lo tuyo con Dougie. Danny debe ser el centro de atención. Es su cumpleaños. – dijo preocupada.
  •    Vaya, es verdad, se me olvidaba que tu relación se basa en eso. La prensa. Llámame puta si quieres pero yo iré con Dougie, vamos si al rubito le parece bien. – dije desafiante.
  •    Yo estoy de acuerdo. – dijo sin dejar de reír.
  •    Ah pues todo claro. Si necesitáis algo avisadme. Soy una maquina buscando sitios de fiesta en Londres.

Les tiré besos a todos, incluido a Emma y salí a terminar mi trabajo. Iba a ser una fiesta divertida.

La semana pasó rápido, todo estaba listo para el cumpleaños, la gran fiesta que Emma y los chicos habían preparado. No me convencía el hecho de tener que ir a la fiesta y menos si todo era idea de ella. Aunque había que reconocer que me hacía gracia el tema de poder fastidiarla cara a cara y más teniendo en cuenta el regalo que tenía preparado para Danny.

Llevábamos una semana horrible, de reunión en reunión, preparando todo lo que quedaba para la semana siguiente, no quedaba más que una semana para irnos.

La mañana antes de su cumpleaños me paseaba de arriba abajo por el estudio, iba distraída hablando por teléfono y bebiendo agua, cuando me choqué con alguien. Lo que hizo que parte del agua de la botella terminara sobre mí.

Me giré y le vi plantado delante de mí, conteniendo la risa, no podía ser otro que el señor Jones. Cuando me reconoció empezó a reír sin poder contenerse.  

  • Fletch te llamo en 10 minutos. Danny la está liando. … No, nada que no pueda solucionar. – colgué el teléfono y lo guardé en el bolsillo.
  • Eh rubia, ha sido sin querer, no era mi intención. – dijo alejándose y sin poder parar de reír.
  • No es para nada gracioso Daniel. Ahora estoy mojada. – dije acercándome hacía él.
  • Seguro que encuentras una solución a ese problema, eres una chica apañada. – seguía riendo.
  • Venganza, esa es la solución. – y salí corriendo tras él.
  • Noooo. – gritaba mientras intentaba defenderse.

Me bloqueó la mano en la que llevaba la botella e intento tirarme lo que quedaba de agua encima. Empecé a reírme, más bien me dio un ataque, aunque intenté no bajar la guardia. La pelea continuo unos minutos, intensos minutos. Terminamos empapados y sin comprender muy bien como, tirados en el suelo uno encima del otro. Danny apartó el pelo de mi cara lentamente, nuestras miradas se encontraron, mi respiración se empezó a acelerar, la distancia entre nosotros era mínima. No era nada sano tenerle a esa distancia. Una alarma se accionó dentro de mí, peligro gritaba una vocecita. Y sin saber como me levanté de encima suya y me fui hacia la sala de ensayo convencida de lo que tenía que hacer.

Entré dando un portazo y me miraron extrañados por mi aspecto mojado.
  • Dougie lo siento, pero no voy a poder ir mañana a la fiesta de … Bueno eso. – dije nerviosa y avergonzada.

Me miraron extrañados. Al fondo apareció Danny con el semblante serio cambiándose de camiseta. Harry le vio y junto detalles.
  • ¿Por qué? ¿Ha pasado algo? – me preguntó Dougie preocupado.

Harry le interrumpió para que se fijara en Danny. Tom que estaba atento a todo también se dio cuenta.
  • ¿Estás bien? – volvió a preguntar esta vez Tom.
  • Si. – mentí. – es que me han puesto un examen para el lunes y tengo poco tiempo para estudiar. – volví a mentir.
  • Claro. – me contestó Harry negando con la cabeza.

Dougie le hizo callar con un puñetazo en el brazo.
  • Bueno, dejemos la historia así, aunque … Necesito que me hagáis un favor. Tengo un regalo que quiero que le llevéis a Danny mañana a la fiesta. ¿Podríais pasaros a buscarlo? Quiero que lo tenga pero no tengo fuerza para dárselo yo.
  • ¿Le va a gustar a Emma? – curioseó Dougie.
  • Es muy bueno, supongo que se podría molestar un poco. – dije orgullosa.
  • Entonces déjame hacer los honores. – puso cara de maldad.

La tarde siguiente llego antes de lo esperado. Cuando Dougie llegó a buscar el cuadro estaba tirada en el sofá viendo la televisión tan concentrada que el sonido del timbre me asustó.
  • ¿Tú no tenías que estudiar? – dijo entrando y guiñándome el ojo.
  • Dougie deja de ser tan amable, no me gustas, tu y yo no tenemos ningún futuro juntos. – y cerré la puerta.
  • Deja de decir payasadas ¿Dónde está el regalo? – dijo ansioso. – Quiero verlo.
  • Pues está envuelto. Es todo eso. – dije señalándole los cuatro objetos apoyados en la pared.
  • ¿Me estás diciendo que es todo eso? ¿En qué coño pensabas? Es tu ex.
  • Vamos a ver, no lo era cuando los hice. Me costaron mucho dinero y trabajo. ¿Qué quieres que haga con ellos? Son tan bonitos. – dije con tristeza.

Dougie me rozó la mano y asintió. Le expliqué como debía darle los cuadros y vi una luz de maldad en sus ojos. Quedó en llamarme mientras los abría, para que supiera su reacción al ver el regalo.

Llegó un momento de la tarde que me aburría tanto y estaba tan nerviosa que decidí ir a ver a Joe. Con suerte habría música en directo y haría que me distrajera. O eso esperaba. Cuando llegué al bar no había mucha gente. Al fondo, en el escenario, una chica morena y menuda, afinaba su guitarra.

Saludé a Joe que me miró a los ojos y me preguntó por la fiesta de cumpleaños, quería saber si me habían invitado. Tras contarle toda la historia me invitó a una cerveza.

  • A mí no me engañas, fuiste tú quien más escuchaste a Dougie cuando estaba jodido, crees que es adecuado darme de beber, mira como terminó. – dije divertida.
  • Tú no estás deprimida y sabes que el alcohol no va a hacer que duela menos. – y salió a charlar con la chica del escenario.

Se la veía especialmente nerviosa, como si se jugara algo con esa actuación. Cosa que era así, un productor musical iba a dejarse caer esa noche por el bar.

Tardó mucho en empezar a tocar, justo en el momento que mi móvil empezó a sonar.
  • Rubia aquí enviado especial Lagarto Espacial. – dijo emocionado.
  • ¿Y ese nombre? ¿Los había bonito cuando lo elegiste? – estaba muy nerviosa.
  • Calla, ha cogido el paquete, está Tom contándole como funciona todo. Mira extrañado, no quiere abrirlo delante de todo el mundo.

En ese momento me arrepentí de no haber ido y verlo con mis propios ojos.
  • Dios, no soporto a su novia, ven aquí y mátala antes de que lo haga yo.
  • ¿Qué hace? – me estaba desesperando.
  • Le está diciendo que lo abra, Danny no quiere, pero todos sabemos que lo terminará abriendo.

Mi corazón empezó a palpitar a 100 por hora.
  • Tendrías que ver su cara ahora Rach, se ha quedado helado. Es una pasada de cuadro.
  • ¿Le gusta? – era horrible no poder verle yo misma.
  • Va a llorar de la emoción. Está abriendo el segundo, ese sí que mola, normal porque somos guapísimos. ¿Sabes que mi cumpleaños es en noviembre?

Me hizo sonreír, no podía para de dar vueltas.
  • Lo mejor es la cara de Emma – siguió narrando Dougie. – Está verde de envidia. A ver que le regala ella. – dijo con maldad.
  • Oye pobre chica, suficiente que le ha montado la fiesta. – sí, me uní a su maldad.
  • Vale, va el cuarto. ¿Por qué está en blanco?
  • Que le dé la vuelta y lea. – le recordé.
  • Es verdad. JONES DALE LA VUELTA Y LEE. – le gritó.

Cosa que hizo que Danny se diera cuenta que Dougie no estaba a su lado y hablaba por teléfono.
  • Vale, ya está leyendo, se ha emocionado. Me está mirando. Parece que se acerca.

Que estaba pasando, me estaba asustando.
  • ¿Es ella? – le escuché al otro lado.
  • ¿Quién es ella? – se hizo el tonto.
  • Dougie. – le dijo muy serio.

Dougie no se hizo de rogar y le pasó el teléfono.
  • ¿Rachel? – preguntó.
  • Feliz cumpleaños. – fue lo primero que se me ocurrió.
  • Eso ha quedado claro. Gracias por los regalos pero eso no ayuda a la distancia. – parecía molesto.
  • Nadie dijo que yo tuviera que dejar distancia. Se supone que tu has rehecho tu vida. ¿No?
  • Las cosas no funcionan así, esto no está bien. – y le devolvió el teléfono a Dougie.

Dougie se enfadó.
  • Eres subnormal Danny. Te acaba de dar el mejor regalo de todos y parece que encima te fastidia. Eres un puto desgraciado.
  • No es tu puto problema, así que no me toques los huevos.

Me había colgado el teléfono enfadado, enfadado por el regalo que le había hecho. Me enfade, pero que se creía. Volví dentro del bar y me senté en la barra.

Cada vez había más y más señales de que lo nuestro no tenía solución. Pero cuando te das cuenta realmente de eso duele, duele demasiado. No tenía ganas de hablar con nadie, ni dar explicaciones de mi estado de ánimo, así que volví a casa sin ni siquiera despedirme de Joe. Sabía que si me veía la cara en ese momento preguntaría demasiadas cosas.

Joe se había convertido en un padre para mí, y tenía la sensación que con todo esto, había empezado a coger un poco de manía a Danny. Realmente no pretendía que pasara algo así, pero supongo que le había puesto en el medio, era mi culpa.

Seguía sin poder parar de darle vueltas a la conversación por teléfono, quería ir a la fiesta y pegarle una bocetada.

Abrí el armario donde guardé las cajas, las cajas llenas de recuerdos, tenía ganas de cogerlas y tirarlas por la ventana, pero aprendí que un día, cuando el dolor se hubiera ido, cuando no doliese mirar los recuerdos a la cara, ese día, sería bonito mirarlos y recordar, con algo más que imágenes en el cerebro, aquellos viajes, aquellas caricias, aquellos besos ahora apagados, extinguidos.

Y vi la guitarra, esa preciosa guitarra, con su funda con un gran lazo rojo. Recordé como, cuando me la regalo.

En los últimos años había perdido tantas cosas. Era cierto que Valdeteja fue una etapa y las etapas se queman y se dejan atrás, pero el día que descubres, delante de tu ordenador que acabas de quemar esa etapa y que no hay vuelta atrás, duele, duele por todo lo que significó para ti, eso que no volverás a vivir aunque muchas veces lo desees con todo tu corazón.

Con Danny paso lo mismo, hasta que no le vi con ella, con ella y no conmigo, hubo una esperanza que al rencontrarnos, nos comeríamos nuestro orgullo y solucionaríamos todo, que pediríamos perdón por esas palabras que nos dijimos. Pero eso no iba a pasar y dolía darse cuenta.

Pero esa preciosa guitarra no tenía la culpa, era hora de desenterrarla y devolverle a la vida. Danny me había enseñado a afinarla y a tocar algún acorde, aunque no servía para mucho.

La afiné sentada en el sofá y cuando estuvo la puse sobre la mesita del salón. Tenía que aprender a tocar la guitarra, sí. Hablaría con Tom para que me dijera si alguien podría darme clase.

Puse música y me senté en el sofá, bueno antes cogí una cerveza para amenizar el rato. Tras cantar a grito pelado un par de canciones deprimentes, sonó Never again de Kelly Clarkson (http://www.youtube.com/watch?v=wu6RBV96RyY ) y mi motivación llego a tal punto que termine subida al sofá, con cerveza cual micrófono, saltando y viviendo cada palabra de la canción. Pero el momento no duró demasiado, un loco empezó a golpear mi puerta.

Me asuste un poco pero la voz me pareció familiar. Me acerqué sin hacer ruido, aunque teniendo en cuenta el jaleo no era fácil escuchar mis pasos. Miré por la mirilla y le vi. Por un lado estaba aliviada de que no fuera un loco. Abrí la puerta rápidamente, mis vecinos se iba a asustar.

  • ¿Se puede saber que te ha hecho mi puerta para que la trates así? - que hacia aquí.
  • No, has sido tú la que me has hecho algo. - dijo demasiado fuerte.
  • ¿Ahora que he hecho? ¿Puedes entrar y explicármelo? - dije preocupada por los vecinos.
  • No quiero entrar en tu casa. - seguía gritando.
  • Pues o entras y te tranquilizas o te vas a tu puta casa Daniel.

Me miro con cara de pocos amigos y entró en el apartamento. Vi como miraba la guitarra sobre la mesa, se dió la vuelta y golpeo una banqueta.
  • Te puedes tranquilizar y contarme que huevos te pasa. Se supone que debes estar feliz, es tu cumpleaños.
  • Si, se suponen tantas cosas, como que tu ex no te regale algo tan perfecto y que además no se digne a dar la cara. ¿Porque no has venido a la fiesta?
  • De verdad no creo que vengas a gritarme que te encanta mi regalo, cosa que no me extraña, es una pasada.
  • No es el momento de autoalagarse Raquel digo Rach.
  • Mira que me gusta que me llamen Rach, pero tío odio que me lo llames tú. Pero bueno el caso es que no he ido a tu fiesta porque tenía que estudiar. - mentí.
  • Claro que sí, ¿y desde cuando estudias con cerveza y música de Kelly Clarkson?
  • Desde que me dejaste y me salió de los huevos. ¿Por qué te tengo que dar explicaciones? Pensaba ir, pero no me gusto el juego del agua del otro día y preferí distanciarme. Ya ves, no me pareció adecuado.
  • Claro y si te parece adecuado hacerme ese regalo. ¿Tú sabes el problema que me has creado con Emma? ¿No lo ves verdad?
  • ¿Pero te crees que me importa Emma lo más mínimo? Me la toca Emma y si se enfada. Si se enfada es que su regalo ha sido una basura comparado con el mío. - sabía que tenía razón, en el fondo lo sabía.
  • Respétala, es mi novia.
  • ¿Ella me respeta a mí? - dije ofendida.
  • No sabes nada de nada. ¿Por qué me lo pones tan difícil? ¿Por qué has vuelto?
  • ¿¡Perdona!?! He vuelto porque tengo una vida aquí independiente a ti que no pienso tirar por tierra. Te quedaste mi corazón y he vuelto a recuperarlo, te guste o no. Ya no te pertenece.
  • ¿Entonces a que viene el regalo?
  • Porque ese regalo lo encargue cuando estábamos juntos y como puedes entender no lo voy a colgar en mi salón. Además no veo el problema, no hay nada en esos cuadros que te pueda recordar a mí. No tiene porque ponerse celosa. Excepto que no tengas claro que sientes por cada una de nosotras.
  • Ten claro que están claros, cosa que no se si tú lo tienes claro. - dijo mientras se acercaba.
  • Daniel ni se te ocurra acercarte a mí. O voy a tener que doblaste la cara. - dije dando un par de pasos para atrás.
  • ¿Tienes miedo? - y siguió acercándose.
  • No voy a jugar a tu juego de seducción. Conmigo lo es  todo o nada, y ahora no quiero nada que tenga que ver contigo en el terreno sentimental. Nada ¿te ha quedado claro o tengo que llamar a los chicos para que vengan a por ti?
  • No te metas entre ellos y yo. - dijo amenazante.
  • ¿De verdad crees que me interpondría entre vosotros? Qué imagen tienes de mí. Vete Danny por favor. No merece ni la pena todo esto. Haz lo que quieras con los cuadros, puedes tirarlos, venderlos y donar el dinero a caridad o llevar a tu novia de crucero pero a mi déjame vivir en paz.
  • Deja de ser tan perfecta de una puñetera vez. De verdad, déjalo. - había dolor en sus ojos.

Nos quedamos parados mirándonos unos segundos.
  • Ya podías haberme traído tarta. - dije para relajar la tensión.
  • Ojalá hubiera tarta, si hubiera habido tarta todo habría sido distinto.
  • Ya, demasiado vulgar, tú te mereces algo más exclusivo.
  • Puede ser, aunque te puedo asegurar que para mí la tarta era perfecta.
  • Lo sé, para mí también lo fue.