jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo 29

Este capítulo se lo quería dedicar a mi pequeña Sara, porque se que todo la va a ir genial estos días de exámenes y en su vida en general. Por ti empezó esto del Fic que no se te olvide. Te quiero sis!


A la mañana siguiente me desperté temprano, para poder despedirme de mis padres antes de que se fueran a trabajar.

Era rara esa sensación de no querer irte, estas toda la vida diciendo y gritando que te quieres ir de casa, independizarte, que no aguantas más. Y de la noche a la mañana lo haces y quieres volver. Es raro el razonamiento humano. Pero también hay que decir que se vive estupendamente sola.

Eran las 8 cuando ya solo quedábamos mis dos hermanos y yo, desayunando. Nuestro último desayuno de navidad. Llamaron a la puerta. Era María, venía a despedirse.

  • Buenos días familia. ¿Habrá café para mi verdad?
  • No, pero te puedes hacer.
  • Es que no se usar esa cafetera de fuego que utiliza tu madre.
  • Manuel hazle un café anda.
  • Yo tampoco se usarla.
  • ¿Y entonces como tomáis café?
  • Lo hace mama.
  • Sois un puñado de inútiles.
  • Lo sabemos, por eso nosotros vivimos en casa y tú te has independizado. – dijo Manuel con cara de burla.
  • Mientras se hacía el café…
  • María, muchas gracias por lo de Danny.
  • Un placer, para eso estamos. No pensaba yo que te lo iba a contar.
  • Bueno, solo me dijo que hablasteis, no me ha dicho de que ni nada.
  • Mejor. No deberías saber las cosas que pienso de ti.
  • Dios ¿por qué? Tan malo es.
  • No, pero podría producirse sobre ti un aumento de tu ego y eso nunca es bueno. Ahora eso sí, sabe todo lo que hay que saber sobre ti. Yo me metería en internet y me pondría a su nivel.
  • Podría, pero creo que lo voy a dejar así. Prefiero sorprenderme.
  • Hay que decir que cada día me sorprendes más.
  • ¿Por qué? ¿Tan raro es?
  • Pues hombre, recuerda al amigo de Lorena, a el cual asustaste por decirle que le tenías vigilado por Facebook.
  • Puff, es que ya no quedan tíos de verdad. Claramente era una broma.
  • Pero realmente habías estudiado su Tuenti y su Facebook.
  • Claro, tenía que saber cosas suyas. A ver si era un buen partido.
  • Ves, pues con Danny no lo haces.
  • Pues porque él es un buen partido y de fiar. Sino ya te habrías ocupado tú de decirme algo. Y además no es la misma situación ni nada. Así que paso de buscarle, las cosas que encontraría suyas la mitad no sabría si creerlas o no.
  • Muy bien.
  • Una cosa. ¿Cuándo vais a venir a visitarme?
  • Pues en abril, para el concierto. – Dijo Manuel.
  • ¿Hasta el concierto nada? ¿Y mi cumpleaños? – Pregunté con cara de pena.
  • ¿No vas a venir tú? – preguntó María.
  • Pues no lo sé, depende. Hombre si no venís tendré que mirarlos. Yo que se.
  • Pues piénsate lo que quieres hacer y luego nos dices para saber si tenemos que organizar fiesta. – afirmó Manuel.

La hora pasó rapidísimo. Cuando Danny llamó a la puerta nos asustamos. No nos dimos cuenta de la hora que era.
  • Buenos días a todos. – Dijo con una gran sonrisa.
  • Que contento se te ve. – dije.
  • Ya ves, pero necesito café.
  • ¿Pero a qué hora sale el avión?
  • ¿Quién ha dicho que vamos en avión?
  • No creo que vayamos en barco.
  • No, pero si en autobús.
  • ¿Me llevas a Cuenca? – pregunté divertida.
  • Qué bien lo vais a pasar.- se burló Manuel.
  • Pues Cuenca es bien bonita. Además quien dice que vayamos a salir de la habitación.
  • Esa es mi chica. – rió Danny mientras chocábamos los cinco.
  • Por favor Raquel compórtate como una señorita. – dijo María seria.
  • Eso te lo dejo a ti, además ya me dejaste mal delante de Danny diciendo que era una mujer fácil. Pues que sepas que ese día fui una mujer muy difícil. Díselo Danny.
  • Sí, es verdad.
  • ¿Daniel porque tu cara y tus palabras no expresan lo mismo?

Danny empezó a reír.
  • ¿De verdad necesitas respuesta a esa pregunta? – dijo María.
  • Manuel di algo.
  • ¿Qué quieres que diga?
  • Hombre pues están poniendo a tu hermana pequeña de fresca. Que mínimo que defender su honor.
  • Pues a ver, conoces a un tío una noche y horas después estas en su cama.
  • Primero le conocí una noche y un día después estaba en MI cama. Y segundo que os jodan a todos.
  • No Raqui, yo te entiendo, si me encuentro a un tío así – dijo mientras le señalaba de arriba abajo. – yo también lo hubiera hecho. – dijo Sara en español.
  • Gracias pequeña. – y nos abrazamos.
  • Pues tú ya puedes no hacerlo. – le gritó Manuel.
  • ¿Qué has dicho Sara? – preguntó Danny.
  • No sé decírtelo en inglés. – dijo mientras se ponía roja.
  • Ha dicho que me apoya al 100% en mi noche con Jack.
  • Jack es un gran tío. – dijo Danny muy serio.
  • Es estupendo. Si él estuviera aquí me hubiera defendido, no como otros.
  • A ver que me entere yo. ¿Quién coño es Jack? – preguntó Manuel.

Danny, María y yo nos miramos y empezamos a reír. Manuel y Sara no entendían nada, pero nosotros no podíamos parar.
  • Es una tontería de cuando Danny y yo nos conocimos. No tiene más importancia. Estábamos tan pedo que nos pusimos nombres secretos.
  • Estáis fatal. De mi hermana ya no me sorprende nada, pero de ti Danny. – dijo Manuel sorprendido.
  • Pero deja de decir tonterías Manuel, no te fijas en los videos que te pongo. Este es igual de payaso o más que tu hermana. – le grito María.
  • Vale, no me pegues. Lo siento. – dijo poniendo cara de miedo.

Esto no era serio ni normal.

A las 10 de la mañana salimos hacia el aeropuerto. Estaba ansiosa por saber a dónde íbamos. Pasamos el control de seguridad y nos encaminamos a la puerta de embarque. Cuando llegamos todavía no ponía el destino.

  • ¿No me vas a decir dónde vamos?
  • No, de todas formas te enterarás, lo pondrá ahí. – dijo señalando al a pantalla.
  • Oye te dije que no tenía ropa decente.
  • Y yo que tenía la llave de tu piso.
  • Espero que no hayas cotilleado nada más que lo necesario.
  • Que va. Eso sí, cuando descubrí tu cajón de la ropa interior, desee que estuvieras para habértela quitado con los dientes. – dijo bajando el tono de voz en mi oído y terminando con un beso en el cuello.
  • Como vuelvas a hacer lo que acabas de hacer, vamos a tener un problema serio.
  • ¿Qué clase de problema? – preguntó con una sonrisa partida.
  • Esa clase de problema por el que terminas detenido por exhibicionismo.
  • Pues yo estoy dispuesto a correr el riesgo.
  • No sea malo señor Jones.
  • Si eres tú la que aplica el castigo, no lo dudaré ni un momento.

Juntó sus manos como si estuvieran esposadas, me metió dentro del círculo que formaban sus brazos y me acercó lentamente hasta que nuestros cuerpos se tocaron levemente. Juntó nuestras frentes y me miró a los ojos.
  • ¿Cómo va a empezar su castigo?
  • Pues no se que decirle Jones, a esta distancia es imposible concentrarse en algo más que no sea el besarle.
  • Me parece una buena forma de empezar. – Sonrió.

En ese momento está perdida, en sus ojos, en su preciosa sonrisa. Se acercó lentamente a mis labios. Cuando estaba a solo un milímetro de tocarse, cuando podía notarlos, sentirlos, y sin saber cómo pude contenerme le dije.
  • Puede que sea mucho peor castigo esto. Puedes sentirlo, casi lo tienes pero no. Solo un milímetro nos separa.


Junté más nuestros cuerpos y subí mi mano por su espalda.
  • Puedes sentir mi corazón a mil por hora. Escuchas como se acelera, como crecen las ganas de besarte, pero no lo hago. Saboreas como podrían saber mis besos si te los diera ahora mismo. Como se eriza tu espalda.

Danny separó sus manos y juntó más nuestros cuerpos, desesperado por besarme, por sentir eso que describía. Cogí mi mano y la bajé poco a poco hasta rozar su culo.

  • Tu deseo crece, necesitas tócame ya que no puedes besarme.

Me fui separando lentamente de sus labios y le besé en la comisura derecha. Cada vez estaba más nervioso y metió sus manos por dentro de mi camiseta y las posó a la altura de mi cintura, abrazándome más a él. No creo que pudiéramos estar más cerca el uno del otro. Le volví a besar, está vez en el otro lado. Cerró sus ojos por primera vez y empecé a sentir algo duro en su entrepierna. Lo que me hizo sonreír. Le estaba haciendo sufrir. Pero estaba tan excitada que no sabía cómo pararlo sin llegar hasta el final. Pero estábamos en medio de un aeropuerto. Intenté separarme un poco pero no me dejó. Así que no había más remedio que seguir el juego.

  • No te puedes creer las ganas que tengo de besarte, lentamente, una y otra vez y no separarme de esos perfectos labios.
  • Pues hazlo y hazlo pronto. Porque si no tendré que cogerte y hacerte el amor sobre ese mostrador de ahí, delante de toda esta gente.
  • Hazlo.
  • Tú estás loca.

Y le besé, muy lentamente y casi sin juntar nuestros labios.
  • Vámonos al baño. – le imploré.
  • No puedo moverme, estoy empalmado.
  • Lo sé. – dije mientras ponía mi mano sobre su mejilla y le besaba de nuevo.

Él me devolvió el beso.

Al fondo se escuchó a la azafata indicando que quedaba abierto el vuelo. Danny se puso muy nervioso y dejó de besarme. Volvió a juntar nuestras frentes y la separación de nuestros labios era casi imperceptible.
  • Ese es nuestro vuelo. – dijo.
  • Eso parece. Habrá que subir.
  • No puedo subir así.
  • ¿Qué puedo hacer yo?
  • No puedes hacer nada para ayudar. Eres contraproducentemente sexi.
  • Tú sí que eres sexi.
  • Calla que tenemos que montar en ese avión.
  • Perdona, me separo si quieres.
  • Abrázame. Pero sube tus manos, que el magreo no ayuda.

Me reí y le abracé como me pidió.
  • ¿Mejor? – susurré en su oído.
  • Sí, pero susurrando no ayudas.
  • Jo, no ayudo en nada.
  • Yo me sentiría orgullosa de hacer sentir así a un tío sin casi tocarle.
  • Mmmm, te pongo mucho ehh.
  • Raquel.
  • De acuerdo, ya paro. ¿Entonces donde están mis cosas que cogiste en Londres?
  • Están ya allí.
  • ¿No iremos a tu casa verdad?
  • Como vamos a ir a mi casa.
  • Menos mal. ¿Oye y tu guitarra?
  • ¿Qué más da la guitarra?
  • ¿No llevas la guitarra a todos lados?
  • No soy Tom.
  • Pues vaya músico de mierda.
  • Que maja eres. Está ya allí. Pero no pienso cantarte nada.
  • No te pienso pedir que me cantes. Si quiero oírte me pongo el iPod y listo.
  • No suena ni parecido.
  • Ya, pero cantas. ¿Ya estás bien?
  • Creo que sí.
  • Pues vámonos.

Le cogí de la mano y nos llevé hacia la puerta de embarque. No nos soltamos para nada

martes, 26 de abril de 2011

Capítulo 28

UNAS HORAS ANTES.

María esperaba lo que estaba pasando, cuando la dijeron que había venido Danny se temió lo peor. Pensó que ni siquiera me había dado tiempo a salir a pasear con música y no la extrañó que se lo contara de esa forma. Sabía que me sentía culpable y que no aguantaría mucho tiempo, siempre fui sincera con mis sentimientos. A veces tanto que había llegado asustar a algún hombre. Pero nunca me gustó dar rodeos. Si te gusta algo vete a por ello sin pensar nunca en el que dirán o en las consecuencias, porque el que no se arriesga no gana.

Se que mis palabras se contradicen, que alego que actuaba de una forma pero no lo demostraba con Danny. Y estáis en lo cierto, porque con él fue todo distinto, con el sentía un abismo dentro que no me dejaba actuar de la forma a la que yo estaba acostumbrada. Desde esa primera vez que escuche el primer acorde de Not Alone, desde esa primera vez que miré dentro de esos preciosos ojos, desde ese 25 de noviembre nada fue igual. Aunque todo empezó a cambiar ese 6 de Junio en el Rock in Rio, aunque no nos diéramos cuenta.

María había escuchado todo y después de verme tumbada en la cama, llorando sin soltar una lágrima se preocupó. Sabía que no podía irme así a Londres, sentía que si me dejaba marchar así, ella sufriría. Si ya lo hacía cuando me veía feliz, así sería insoportable. Sentía que tenía que hacer algo, intervenir. Sabía que a mí no me gustaban las terceras personas en las relaciones, pero también sabía que yo habría hecho lo mismo por ella. Nunca hubiera dejado que nadie la hiciera sentir como me sentía yo en ese momento, aunque toda la culpa fuera mía.

Cogió a Manuel y le dijo dónde iba. Manuel no sabía cómo iba a solucionarlo y menos como iba a encontrarlo. Él no sabía que tras la noche en Londres, Dougie y ella se escribían de vez en cuando. Nadie lo sabía. No eran mensajes importantes, alguna tontería, alguna pena amorosa. No fue el mejor año sentimental para ninguno de los dos.

Tras descubrir donde estaba se fue hacía allí. No sabía muy bien que le iba a decir. Había una parte de ella que se sentía preocupada por Danny, era uno de sus ídolos y le tenía un cariño especial. Pero tenía que dejar eso de lado. Aquí había algo más importante que solucionar.

Ahora lo complicado era descubrir la habitación. Por qué claro eso ya Dougie no lo sabía y no podía preguntar mucho más sin tener que explicar porque quería saberlo si se supone que Danny estaba con nosotros. Llegó a recepción y preguntó por él. Solo esperaba que no le pusieran pegas.

La chica de la recepción la miró de forma extraña, no es que supiera por quien preguntaba, pero tenía una sensación rara. Aun así le dio el número de su habitación y María subió rápidamente.

Llamó a la puerta y espero. Nadie contestó al otro lado. Volvió a llamar.

Finalmente Danny abrió la puerta. Y por esta vez se intercambiaron los papeles, era María quien le sorprendía a él. Llevaba una cerveza en la mano, vio a María y dejando la puerta abierta volvió a sentarse en la cama.

  • ¿Cómo me has encontrado?
  • No era difícil, solo tenía que ir al hotel con chicas en la puerta.
  • No me jodas. - dijo mientras se levantaba corriendo a mirar por la ventana.- ¡¿pero si no hay nadie?!
  • Ya. Era por hacer la gracia.
  • Pues no es el mejor momento.
  • Perdón. Hablé con Dougie y él me dijo tu hotel.
  • ¿¡Pondrías alguna excusa verdad!?
  • Si, que habíamos quedado aquí contigo pero que tu móvil se quedó sin batería antes de decirnos el nombre.
  • Gracias. No quiero ser borde pero no quiero hablar, quiero estar solo.
  • Pues déjame dudarlo, estas solo en una habitación de hotel ahogando tus penas en una cerveza y a mí me ensañaron que las cajas con problemas explotan.
  • Y las que quedan, hasta que coja el avión mañana mira si hay tiempo.
  • ¿¿Te vas a Londres??
  • Si, parece que aquí no hay nada por lo que luchar.
  • ¿¡Como que no hay nada por lo que luchar!? ¿¡Vas a tirar la toalla!?
  • ¿Cómo que si he tirado la toalla? Yo no he tirado nada, más bien me la ha quitado y se la ha dado a otro.
  • No seas exagerado, vale que te ha podido hacer daño y que no tienes la culpa. Ella es la mala pero solo fueron 3 besos con un camarero un fin de año, con un pedo del 15.
  • No me sirve. Tú sabes la cantidad de tías con las que yo me podría dar 3 besos en mis pedos y lo que no son besos. Pero no lo he hecho.
  • Vale, realmente no he venido aquí a justificar sus actos, lo que pienso de eso ya se lo grite a ella esa noche. Yo he venido a decirte que te lo pienses antes de precipitarte y luego arrepentirte. Por eso quería decirte las cosas insignificantes que hacen a Raquel la mujer más especial y más maravillosa del mundo. Espero que cuando termine cambies de opinión.
  • María de verdad te lo agradezco, pero me ha herido, no sé si será suficiente.
  • Yo espero que sí.

Se miraron durante unos segundos y María empezó a hablar.
  • Bueno a Raquel la conocí hace unos 5 años en clases de inglés. Recuerdo ese día perfectamente. Recuerdo su sonrisa. Siempre sonríe, a todo el mundo. Me encanta que haga eso. Cuando no sabe que decir o cuando ve que alguien la mira y esta incomoda sonríe. Tiene los ojos más bonitos del mundo, aunque no le da importancia. Sin embargo le gusta que se lo digan, sus ojos brillan de otra manera. Es natural y le gusta la gente que lo es, que lo transmite. No es una obsesa de la imagen, aunque la gusta la moda. Tiene una de las mentes más complicadas que conozco, voy a intentar ser lo más simple que pueda.
  • No te preocupes, intentare comprenderlo todo.
  • Vale. Es idealista y pasional. No pensara en ella primero nunca, aunque eso le perjudique. Confía demasiado en la bondad humana y eso hace que muchas veces la hagan mucho daño. Odia las injusticias sociales, el racismo, la explotación, el maltrato infantil. Es generosa y nada materialista. Si puede y tiene no dudara en gastar su dinero en ti. Le encanta hacer regalos y dar detalles chorras. La encantan las sorpresas aunque le gusta mucha más organizarlas. – paró a respirar y continuó.

  • Esta loca, es creativa. La encanta la música. La vive, sonríe sola por la calle. Adora viajar y los conciertos. Nunca compraría ni aceptaría un diamante. La encanta acostarse muy tarde viendo series. No es dramática pero le gusta hacérselo. Es gritona y exagerada. Es graciosa. Estudia poco pero es inteligente. La encanta caminar bajo la lluvia. El frío y la nieve. Prefiere un buen drama que una comedia. Es liberal pero le gustan las tradiciones, se siente arropada, siente que es parte de algo. Abre la boca cuando se maquilla los ojos. Se saca mocos de la nariz. 2 colores: rojo y verde. Ha sido voluntario durante 7 años. Sus dos sueños trabajar en la música y ayudar a niños que no tengan las mismas posibilidades que ha tenido ella. La afecta mucho el sufrimiento humano. Si te viera en el video clip que tenéis en África seguro que te pide matrimonio. Tiene un calendario en la pared donde pone su canción del día. Odia los martes. Tiene carácter y las ideas claras. La encanta el café y tirarse los domingos tirada en el sofá. Le encantaría irse a África todo el verano a construir casa y lo terminará haciendo. Y lo más importante, está ahí, siempre, pase lo que pase. Siempre tiene una palabra atenta. Te escucha y recuerda cada detalle de lo que la cuentas.
  • ¿Ya está?
  • Bueno luego podría decirte cosas como que es un poco cerda, come donde sea. Cuando coge confianza podría tirarse un pedo en tu cara. Es desordenada. Y muy mal hablada. Pero eso son cosas malas, así no te voy a convencer.

Danny empezó a reír. No sabía que pensar ni que decir.
  • ¿Cómo sabes tanto de ella?
  • Porque ella para mí es como Doug, Harry y Tom para ti. No es para nada perfecta pero es especial. Y creo que es lo que debe importar en las personas. Todos cometemos errores, o tardamos más en darnos cuenta lo especial que es cierta persona. Creo que Raquel no se cree todo esto y está a la defensiva. Cada vez que ella daba todo y más de lo que tenía por un hombre, terminaba destrozada y teniendo que cambiar de vida. Empezó un módulo y no lo terminó en parte por ese motivo. Y le costó un año volver a centrarse. No quiere que la vuelva a pasar y tener que desmontar su vida y volver a reconstruirla. Además sabe que si fueras tú quien la rompiera el corazón no quedaría nada y no quiere tener que hacerlo.
  • Yo no voy a romper su corazón. No quiero hacerlo, solo quiero estar con ella y hacerla feliz.
  • Pues demuéstrala que estás ahí, perdónala y te aseguro que no te defraudará. Estoy segura que un día te despertaras y hará algo que te sorprenda tanto que tendrás una sonrisa puesta en la cara durante días. Ella es así.
  • Espero que tengas razón, porque si la perdono y luego sale mal, quien tendrá el corazón roto seré yo.
  • Esperemos que no.

Y se abrazaron. María esperando no equivocarse y Danny pensando en mí, en si serían verdad todas esas palabras.

sábado, 23 de abril de 2011

Capítulo 27

La cena fue tranquila, un poco complicada por la barrera del idioma. Bueno solo con mis padres, ya que mis hermanos y Mery hablaban lo suficiente. Manuel hablaba superbién, era Sara la que más vergüenza tenía.


Manuel y Daniel estuvieron toda la cena hablando, casi no hablaron con nadie más, habían hecho buenas migas.

Después de cenar decidimos quedarnos a tomar algo, era mi última noche en Madrid y tenía que aprovecharla. Salimos por Huertas, no queríamos meternos en ninguna discoteca, aunque siendo domingo 2 de enero tampoco había mucho donde elegir.

  • Necesito vuestra ayuda, no sé qué concierto elegir para llevar a Harry y a Dougie. – nos preguntó Mery.
  • Vamos a ver. – dijo Manuel sin entender nada. - ¿Tienes que elegir un grupo para llevar a Dougie y Harry? ¿Vas a ir a un concierto con ellos?
  • Bueno, Raquel y Danny también se vienen. – contesto Mery y nosotros asentimos.
  • Vale, estoy flipando, sobre todo porque te conozco y te soporto día a día, y esto te lo estás tomando como si fuera algo de lo más normal. Esto no tiene sentido.
  • Ya es que después de dormir abrazados los tres en mi cama, la chica ya lo del concierto lo ve como lo más normal del mundo. – dije yo.

Manuel se atragantó. No creía lo que estaba escuchando.

  • ¿Qué hasta has dormido con ellos? ¿Has dormido con ellos?
  • Si mira, tenemos hasta fotos. – Danny sacó su móvil y le enseño las fotos a Manuel.

Mery se puso roja y Manuel la miró con mala cara.
  • ¿Por qué no me contáis estas cosas? Ya veo la confianza que tenemos los tres. Mis propias hermanas y no confían en mí.
  • Es toda culpa mía, no quería que te contara nada. – dije.
  • Ya ves tío, se avergüenza de mí. Es lo que hay. – dijo Danny poniendo cara de estar todo perdido.

Y como no, le di en el brazo, como podía ser tan payaso.
  • No le hagas caso a este, no es que me … bueno que coño tengo que seguir repitiendo siempre lo mismo, ya lo que me queda por hacer es gritarlo aquí.

Cogí y me subí encima del taburete.
  • ¿Raquel que haces? Bájate de ahí que te vas a pegar una hostia.
  • No, voy a gritar aquí que me estoy tirando a ese tío, a ver quién se avergüenza de quien.
  • Que sepas que a mí no me da vergüenza montar escándalos en los sitios. Puede que no lo sepas todavía pero somos un poco exhibicionistas.
  • Si Raquel, suelen desnudarse muy a menudo en lugares como este.
  • Como si bailan desnudos delante de la Reina, estoy hasta los huevos de que siempre parezca que hago las cosas porque me avergüenzo del señor Jones. Y aquí se va a acabar. POR FAVOR QUIERO QUE SEPA TODO EL MUNDO…

Y perdí el equilibrio, quien me manda a mí subirme en sitios como ese. Y me fui directamente hacia el suelo pero, como no, Danny me salvó de morir aplastada. Realmente estaba agradecida, pero me hice un poco la borde y dura.

  • ¿Por qué me coges?
  • No sé, dímelo tú, ¿a lo mejor por qué te ibas a caer al suelo? Pero puede que me confunda.
  • Pues sí, estaba todo controlado, lo había hecho aposta. Estaba todo controlado.
  • Me hace mucha gracia cuando sabes tú misma que no tienes razón y que me tendrías que dar las gracias pero tu orgullo te corroe por dentro y como estabas enfadada conmigo ahí arriba pues tienes que mantener tu pose de indignada y borde. ¿Me equivoco?
  • Te odio.
  • Eso es que no me equivoco. – dijo poniendo cara de satisfacción.
  • Uufff…
  • Dame un beso.
  • No quiero.
  • Que sé que así se te pasa el enfado.
  • No, es que me avergüenzo de ti.
  • Los dos sabemos que no, pero cuando estás borracha es muy fácil picarte, y te has dejado picar… anda tonta… no te enfades. Además puedes demostrar ahora mismo que no te avergüenzas de mi y sin jugarte la vida en el intento.
  • ¿Cómo? – pregunté aunque tenía bastante claro que iba a hacer.

El solo sonrió y me beso. Qué bien sentaban sus besos, que bien sabían.

María sonreía y dejó caer su cabeza sobre el hombro de Manuel.
  • Aunque mi hermana está loca y con ella no se pueda dialogar cuando esta borracha, me duele que no me contaras nada, y más cuando llevamos unos meses que casi no nos separamos.

Danny y yo nos quedamos escuchando su conversación atentamente, yo le iba traduciendo al oído todo lo que se decían.

  • No era una cosa que te pudiera contar, no era mi historia o mi secreto, tienes que entender eso. Además en las últimas semanas, desde que Raquel ha vuelto, he peleado más de una vez con ella para que te lo dijera. ¿Quién crees que nos ha conseguido las entradas y en zona VIP especial? Porque a tu hermana le gusta complicarse la vida.

Danny levanto la mano como diciendo que era él el de las entradas. Yo le cogí el brazo y se lo bajé. Estaba sobre sus rodillas sentada, abrazada a su pecho.
  • Vale, pero hay una parte de la historia que va sobre ti.
  • Sí, pero no te la podía contar sin destapar lo de Raquel. Siento que no lo entiendas, sabes que confió en ti plenamente, pero tú hermana tenía sus motivos, puede que yo no los compartiera, pero no era quien para decidir, es su vida, es su historia.
  • ¿Y ahora me lo puedes contar?
  • No sabes cuánto deseaba contarte esta historia. - dijo Mery sonriendo de oreja a oreja. - vamos a bailar y te lo cuento.

Se levantaron y se fueron a bailar. Danny me pregunto.
  • ¿Oye estos tienen o han tenido algo?
  • Ojalá, hubo una época que lo intente, pero parece que se ven más como hermanos que como novios.
  • Pues hacen buena pareja.
  • Ya ves, además seria genial.
  • ¿Tiene novia?
  • Que yo sepa no, pero está muy raro, como si ocultase algo. No se, cuando le llaman se va, esconde algo.
  • ¿No estarás paranoica?
  • Que va, pero como me entere de que tiene algo por ahí y no lo cuente y luego se haga el indignado porque no le haya contado lo tuyo me lo cargo.
  • Viva la venganza.
  • No lo sabes tú bien.

Y nos reímos, nos besamos, bailamos, bebimos y volvimos a reír. Fue una bonita noche. Tenía que encontrar la manera de meter a Manuel y María en mi maleta y llevarlos conmigo. Y me puse a llorar. Lo que hizo que Danny se asustara.

  • ¿Qué te pasa pequeña?
  • No quiero volver a Londres. Quiero quedarme con ellos.
  • Y que pasa conmigo. Recuerda que me has dado un trocito de tu corazón.
  • Entonces tendrás que quedarte conmigo aquí en Madrid.
  • Echaría mucho de menos a los chicos.
  • Pues diles que Madrid es muy bonito y que además la música de aquí necesita un arreglo.
  • ¿Pero por qué no quieres volver? ¿¡Me voy a quedar sin vacaciones!?
  • No, vamos de vacaciones y luego ya nos instalamos en Madrid. Es que allí no están ellos y me siento sola. Nadie cuida de mí.
  • No sé si te valdrá, pero me hicieron prometer que cuidaría de ti.
  • ¿Tú vas a cuidar de mí?
  • Siempre que quieras.
  • ¿Y si un día descubres algo mío que no te guste nada?
  • No creo que pase y si pasa te seguiré cuidando. Igual que ellos.
  • ¿Tú crees en el destino?
  • No especialmente.
  • Pues deberías, porque esto es cosa del destino. Todo empezó el 6 de Junio de 2010.
  • Pues desde esa fecha hasta ahora ya podía haber intervenido antes.
  • El destino es sabio y no se cuestionan sus decisiones. Solo se disfrutan.
  • Pues no seamos mal educados y disfrutemos.

Y me besó muy suavemente. Manteniendo sus labios sobre los míos durante unos segundos más después de que el beso se acabara.
  • Entonces te vienes a Londres. No querrás que el destino se enfade.
  • No vale usar mis teorías en mi contra.
  • Ahhh... - y volvió a besarme.


Decidí ir a casa a dormir, aunque la idea de "dormir" con Danny era demasiado golosa. Pero fui fuerte y me fui a casa. El avión salía a las 10 de la mañana, así que tenía que salir de casa un poco antes de las 8. Aunque no fue así.
  • Te recojo mañana a las 9.
  • Mi avión sale a las 10 de la mañana.
  • ¿Quién ha dicho que vayas a coger ese avión?
  • Oh, me das miedo.
  • Bienvenida a mi mundo.
  • ¿Te doy miedo?
  • Solamente a que me rompas el corazón.
  • Eso si no lo haces tú. Te recuerdo que tienes un trocito.
  • No creo que sea posible, ya que tú tienes el mío entero.
  • Dios mío. Me quedé parada sin poder articular palabra. Eso no era muy frecuente en mí. Y entre que me sorprendió y mi estado de embriaguez pues solo pude besarle. Con pasión, con rabia por todo lo de noche vieja. ¿Por qué me había perdonado sin más? Era algo que no entendía y que temía preguntar. Me empezaba a plantear muchas cosas.
  • ¿Te quieres quedar a dormir? – dijo con cara de pillo. Dormir no era la palabra.
  • Si. – dije aunque mi cara no acompañaba a la respuesta.
  • Pero no puedes.

Asentí con la cabeza.
  • Necesito saber algo. – aunque no estaba segura de querer conocer la respuesta.
  • Dime.
  • ¿Por qué me has perdonado así? No es normal.
  • No es normal que te perdone. – dijo algo reflexivo.
  • No tan rápido y con tan poco drama.
  • Es que la vida no tiene por qué ser dramática.
  • No tiene pero lo es. O suele serla.
  • Mira, hay algo en mi vida sin lo cual no podría vivir. Y no es la música. Tengo los tres mejores amigos que nadie puede desear y no todo el mundo tiene esa suerte. Pero ayer descubrí que no soy el único por aquí que tiene suerte en ese sentido. Y si alguien siente por ti lo mismo que siento yo por los chicos, merece la pena arriesgarse.
  • Me vas a hacer llorar. Pero no entiendo nada.
  • Anoche vino a verme María.
  • Vino a verte. ¿María?
  • Si.
  • Lo siento, no entiendo nada.
  • Vino para que no me precipitara y pensara antes de tirar todo por la borda.
  • ¿Eso hizo?
  • Aja.

martes, 19 de abril de 2011

Capítulo 26

No sé a qué hora me dormí, pero me desperté a la mañana siguiente con Manuel y María dormidos a los pies de mi cama y con el móvil sonando. Era un mensaje de Danny. Eran las 8 de la mañana.

Paso a buscarte en 30 min. Así que date una ducha y ponte guapa que vamos a desayunar como es debido. Un beso.

No podía creer lo que acababa de leer. Salí corriendo al baño, me duché, me puse mona e informal y escribí una nota a Manuel y María.

Muchas gracias por todo, os quiero. Me he ido con Danny a desayunar, no sé qué quiere ni cómo va a terminar esto. Os llamo. Pero muchas gracias.

Cogí el bolso, cuatro cosas más y bajé a la calle. Ya estaba allí, esperando en el coche. Conducía el.

  • Buenos días.- dijo sonriendo cuando subí al coche.
  • Buenos días. – dije yo con la voz algo afónica.

El viaje en coche fue incomodo, no hablamos casi, tres monosílabos sobre las canciones que sonaban. Me llevó a su hotel, mejor, lo que menos me apetecía era relacionarme con el mundo exterior. Pasó por recepción, encargó el desayuno y subimos.

  • Si sabias que íbamos a desayunar aquí podrías haberme dicho que viniera en vez de irme a buscar.
  • Da igual, estaba harto de estar aquí, no podía dormir. Aunque parece que tampoco ha sido tu noche.
  • No, no fue mi mejor día y menos mi mejor tarde. Quiero decirte tantas cosas y no sé por dónde empezar.
  • Bueno, tenemos todo el tiempo del mundo, además yo te he llamado, así que me gustaría hablar, ya que ayer no te dije nada. Lo que pasó en nochevieja es una tontería, no quiero que te sientas tan culpable. Ayer me enfadé y me puse así porque no me lo esperaba. Y creo que no eres consciente de lo que significas para mí. ¿Por qué?
  • Porque no me creo que este pasando algo así. No creo que un tío tan maravilloso quiera estar conmigo. Un tío que podría tener a quien él quisiera.
  • Y no te has planteado que esa persona eres tú. Y que tú eres igual de maravillosa para mí. Espero q no tenga nada que ver con mi carrera.
  • Pues no lo sé, seguramente se acentúa por ese motivo, pero no me preocupa. Ahora me preocupa mucho mas haberte hecho daño, y haber destrozado nuestra oportunidad.
  • No has destrozado nada. Pero quiero saber que pensaste, porque lo hiciste.
  • Pues estaba muy borracha, te echaba muchísimo de menos, el chico se llama como tú y me deje llevar.
  • Hasta que sonó la canción.
  • Si, que me di cuenta que lo que quería en ese momento no era eso, la canción dice muchas cosas que son verdad y tú eres el único del que quiero enamorarme.
  • Me gusta eso.
  • ¿Sabes lo que sentí dentro ayer cuando te fuiste?
  • Por favor.
  • Que tenías una parte de mi corazón. Y no sé si es porque te quiero, porque me estoy enamorando de ti, pero hay una pequeña parte de mí, y cada vez se hace más grande, que no puede vivir sin ti. Que se queda vacía cuando te vas, porque te la llevas contigo.
  • Pues estoy aquí para devolvértela si la quieres.
  • Mejor quédatela y cuídala por mí, pero no te vayas porque entonces no sabría cómo sobrevivir.
  • Eso está hecho.

Se acercó y me besó. Me besó con miedo a poder hacernos daño, porque la cosa se ponía seria, empezábamos a sentir cosas reales y es ahí cuando empieza el poder sobre la otra persona, tanto para bien como para mal.

Lo hicimos, pero de una forma totalmente distinta. Con pasión, con ternura, con miedo. Yo con miedo a que no funcionara y él con miedo a que le rompiera el corazón.

Nos quedamos dormidos. Cuando me desperté era medio día, Danny seguía dormido. Cuando dormía era precioso, sus pecas, sus labios entre abiertos. Su respiración tranquila me transmitía seguridad. Busqué mi teléfono en el bolso, menos mal que estaba accesible y no tenía que levantarme. Debía llamar a estos, estarían preocupados. Llamé a mi hermano.

  • Manu, soy yo. Que estoy bien. Hemos estado hablando y nos quedamos dormidos.
  • Me alegro que todo esté bien. Ya me contarás luego. ¿Cuándo vienes?
  • Pues no lo sé. Danny sigue dormido y yo estoy muy cansada, así que pienso seguir durmiendo en cuanto cuelgue.
  • Recuerda que te vas mañana y tu familia estaría encantada de poder despedirse. Me parece genial que quieras estar con Danny, pero él vive a tu lado y te ve a menudo.
  • Bueno, nos vemos cuando su apretada agenda deja. Pero que sí, esta tarde la paso con vosotros. Bueno esta tarde noche. Di en casa que salí con Danny de turismo y que esta noche os invito a cenar por ahí. Avisa a María y dila que la quiero ver en la cena y cuéntala todo lo que te he dicho. Por favor.
  • Vale, ¿vendrá Danny a cenar?
  • No lo sé, si quiere vendrá. Cuando se despierte hablaré con él. Te dejo que quiero dormir.
  • Acuérdate hermanita, virgen hasta el matrimonio.
  • Llegas tú un poco tarde majo.
  • Puff, como se entere tu padre, que te tiene en un pedestal.
  • Te confundes de hermana, pero déjame en paz. Un beso.
Colgué, apagué el teléfono y volví a dormir. Me abracé a su pecho y el pasó su brazo alrededor de mi cintura.

Me desperté horas después con su rugir de tripas y porque yo también me moría de hambre.

  • Tus tripas hambrientas me han despertado. – dije en un tono de voz adecuado para despertarle.
  • No me extraña, llevo casi 24 horas sin comer. – dijo medio dormido.
  • ¿No cenaste anoche?
  • Si cuentas las cerveza como comida sí, sino no cené. Y hoy no he desayunado al final. Pues tú fíjate.
  • Pues puede que debiéramos levantarnos e ir a comer antes de que se junte con la cena española. Porque tenemos cena familiar.
  • ¿Me vas a llevar a una cena familiar?
  • Sí, tengo que despedirme de la familia y no quiero que estés solo.
  • Me encantará cenar con vosotros. Aunque me gustaría saber que tenemos. – me hizo la pregunta que tanto temía.
  • Que buena pregunta Jones. A ver, quiero que quede claro que lo que pienso no tiene nada que ver con que seas famoso y nada de eso. Pero antes de empezar a salir quiero estar segura de que no soy capaz de hacer lo mismo que en nochevieja. No es que no esté segura, pero no quiero hacerte daño. Así que prefiero no definir esto al menos hasta pasar nuestras vacaciones. ¿Por qué sigue en pie verdad?
  • Si, sigue en pie.
  • Uff menos mal. Bueno pues eso.
  • Mi pregunta ahora es ¿soy libre de liarme con cualquiera?
  • Pues… legalmente sí. Pero no lo hagas por favor.
  • ¿Te pondrías celosa?
  • Sí, mucho.
  • Vale, pero tú debes cumplirlo también.
  • Vale trato hecho. – dije sonriendo.
  • Sella el trato no.

Y nos besamos. Después de un poco de magreo se levantó y se metió en la ducha. 5 minutos después estaba yo también en la ducha. Entre risas, besos y caricias salimos del hotel a las 5 de la tarde. Hora ideal para comer en España.

Le llevé al centro, había que aprovechar la tarde. Comimos y paseamos por la plaza Mayor. Todo iba genial, pero pasó aquello que tanto temía, le reconocieron. Pero además coincidió con que en ese momento Danny se reía y esa risa era algo que para una verdadera fan no pasaba desapercibido.

Danny me miro con miedo a mi reacción, yo asentí con la cabeza para que estuviera tranquilo. Pero no podía pasar por alto el momento y decidí vacilar un rato. Por reírnos un rato. Pero nunca con malicia.

  • Perdonar, ¿porque le pedís una foto? ¿Le conocéis? – le pregunte a las chicas que me miraron un poco extrañadas.
  • ¿No sabes quién es? – preguntaron incrédulas.
  • Claro que se quién es Daniel, un gran bróker. – miré a Danny, se estaba poniendo nervioso, no entendía nada.
  • No, es Danny Jones, un cantante. Famoso.
  • No creo, me ha dicho que es bróker. ¿en qué grupo se supone que canta?
  • ¿De verdad no le conoces? Es cantante y guitarrista en McFly.
  • Vaya…- dije ahora en inglés. – así que cantante famosos, ¿Cómo has podido mentirme así? – dije mientras le daba con el bolso.

Danny me miraba divertido, no entendía nada. Como no podía contenerse la risa continúe haciendo el payaso.
  • Y yo que me creí todo lo que me dijiste. Como has podido. – y le volví a dar con el bolso.

Danny se reía, cosa que hacía más difícil que yo no lo hiciera.
  • Raquel, las estás asustando.
  • Vale, ya paro. Perdonar chicas, era para hacer la gracia. Si se quién. Siento haberos asustado.

Las chicas se relajaron, que una tía pegara a su Jones no les había hecho mucha gracia. Para compensar las dije.
  • ¿Queréis que os haga una foto?
  • Oh muchas gracias.

Las niñas posaron, hice como 10 fotos. Cuando les devolví la cámara y me encaminaba hacia Danny para irnos me preguntaron.
  • ¿Salís juntos?

Me quedé un poco blanca y Danny lo notó.
  • Traduce. – me dijo muy bajito.
  • ¿Qué si salimos juntos? – y me giré para contestar.- Hombre salir salimos, míranos por la calle. De todas formas si saliéramos o si salimos os enterareis, las fans tienen ese don. ¿vais a algún concierto?
  • ¿De qué habláis? No entiendo nada.- dijo algo molesto.
  • Nada importante, ahora te lo cuento.
  • Si, vamos al concierto de Madrid.
  • Son buenos eh. A mí me pierde Not Alone. Cada vez que la escucho lloro. Pero de verdad lloro, se lo podéis preguntar. La última vez se asustó porque no podía parar.
  • A mí también me encanta.
  • Me alegro que os gusten, y que disfrutéis mucho del concierto.
  • ¿Tú vas a ir?
  • Pues no lo sé, yo es que vivo en Londres, iré allí a verles, pero al de Madrid nunca se sabe.
  • Jo que suerte, además tu irás a zona vip.
  • Os voy a confesar un secreto ahora que no nos entiende. Danny lo siento ya termino y te lo traduzco todo. Lo que os decía, bueno yo he comprado mi entrada para Londres, una entrada normal de pista, da igual que le conozca a él o a los chicos, es verdad que la podría haber conseguido gratis y podría tener pases vips pero tenéis que saber que la magia de un concierto no está en verlo sentado o en zona vip. Los mejores conciertos son los que vives en la pista rodeada de gente que vive la música como la vivís vosotras. Eso es un concierto. Así que recordarlo siempre y recordad que la chica que pasea con Danny Jones vivirá el concierto igual que vosotras.

Nos despedimos y me dieron un abrazo cada una. Bueno y por supuesto otro a Danny. Cuando nos quedamos solos le conté todo a Danny y me dijo.

  • ¿Cómo puedes ser tan pelota y tan mentirosa a la vez?
  • No soy pelota ni mentirosa, les he dicho lo que pienso. Y lo del concierto lo pienso así. Y además que yo he pagado mi entrada.
  • Si pero vas a usar pases VIPS.
  • Ya porque casi me has obligado.
  • No, yo no he hecho nada.
  • Si, hacerme sentir muy culpable, eso es como obligarme.
  • Tu que eres demasiado buena para defraudar a tus amigos.
  • Ya, no se puede ser perfecta.
  • Pero se puede intentar.

Y nos encaminamos hacia mi casa. Tenía que hacer la maleta y ver a mi familia.

jueves, 14 de abril de 2011

Capítulo 25

Cuando me desperté no recordaba cómo había llegado hasta mi cama, ni porque estaba María en ella. Eso sí, eran las cinco de la tarde. A tomar por culo la comida de navidad. Me incorporé un poco y vi un colchón en el suelo, no era posible. Manuel se había cogido su colchón y lo había traído a mi cuarto. Esto era surrealista. Escuche mucho jaleo fuera, claro, no me acordaba que la familia de María había venido a pasar el día, lo extraño es que no nos hubieran despertado.

Me levanté, cogí mi bata y salí de la habitación como pude. Fui corriendo al baño, me hacía tanto pis. Luego salí al salón a enfrentarme con la muchedumbre. Estaban todos en el salón, hablando y riendo. Yo pasé, saludé y me disculpé diciendo que necesitaba ir a la cocina. Me moría de sed. Mientras bebía agua llamaron a la puerta, me acerque a abrir, parecía que nadie la había escuchado.

Abrí la puerta y la volví a cerrar en menos de dos segundo. Había sido instintivo. No podía creer quien estaba al otro lado. Si, esta vez sí caímos en el tópico.

Fui corriendo a cerrar la puerta del pasillo para que no me viera nadie, abrí la puerta, cogí a Danny rápidamente por el brazo y lo lleve a la cocina.

No podía creerlo, estaba en mi cocina. Había volado hasta mi cocina. Bueno, había volado hasta el aeropuerto supongo y luego conducido hasta mi cocina. Bueno lo que fuera, pero estaba en mi casa. Estaba alucinando.

  • Esto no son alucinaciones tuyas, ni es problema del alcohol de anoche. Que parece que fue mucho.
  • No lo sabes tú bien. ¿Qué cojones haces aquí?
  • Desearte feliz año nuevo. – no me dejó reaccionar, me cogió por la cintura y me besó. Cuando termino dijo – Feliz año.
  • Feliz año. – respondí yo sonriendo.
  • Ahí dios mío que Danny Jones está en mi cocina, a quien se lo diga no se lo cree.
  • Nos hacemos una foto si quieres.
  • Deja de decir tonterías. ¿Qué le voy a decir a la gente? De todas formas ¿Qué haces aquí además de besarme por año nuevo?
  • Venir a buscarte, para nuestras vacaciones.
  • Pero es uno, y yo hasta el 3 no me voy.
  • Ya, pero así me enseñas Madrid.
  • Vale, voy a sentarme y a pensar que decir a esa gente.
  • Ven aquí. – dijo Danny y me sentó sobre sus rodillas.

Yo me agarre por el cuello y le abracé.
  • Por qué te gusta ponerme en estas situaciones.
  • Si nadie va a saber quién soy. Tú tranquila.
  • Puede que mis padres no, pero están los padres de María también, y ten en cuenta que María está loca.
  • Ya veo, bueno no es por alarmarte, pero me meo y no sé si me podrías dejar ir al baño.
  • Vale, el servicio. ¿No te vale que te pase una botellita y lo hace ahí?
  • Luego nos quejamos de que Danny es cerdo.
  • Pero esto es una emergencia.
  • Vamos, les dices que un amigo tuyo de Inglaterra ha venido a pasar el fin de año a Madrid y que viene a buscarte para hacer un poco de turismo y esas cosas. Me separo mucho de ti y ya está. Eso si no me mires porque cuando me miras te mueres de amor, se te nota en los ojos. Así que mejor no levantar sospechas.
  • ¿Qué me muero de amor? Tú eres un poco egocéntrico. – en ese momento recordé lo que había hecho esa noche, instintivamente me tapé la boca.
  • ¿Qué te pasa?
  • Nada, me he mordido la lengua. Vamos. – le cogí por el brazo

Me paré delante de la puerta que daba al salón. Respiré profundamente. Danny se acercó a mí mejilla y me dio un beso.

  • You´ll be ok. – dijo susurrando.
  • Eso espero. Casi nadie en esa sala habla inglés, así que hablaré en castellano y te traduzco o yo que se.
  • Tranquila, yo asentiré y sonreiré como si me enterase de todo.
  • Vale vamos. – aunque no conseguí moverme.
  • O nos quedamos.

Cogí y le abrace. Lo necesitaba, aunque me sentía demasiado culpable, tenía que contarle todo lo que había pasado.
  • Gracias, no merezco que me trates así.
  • Yo no creo eso.

Me levantó el mentón y me dio un dulce beso. Lo que hizo que a mí se me escapara una lagrima, me sentía tan mal. Cuando nos separamos y Danny empezó a preguntar algo, la puerta se abrió. Era Isabel.

Se quedó un poco sorprendida al ver a Danny y luego me miró.

  • Isabel este es Danny, un amigo de Londres que ha venido de visita. Esta es Isabel la hermana de María. – presenté.
  • Encantada. – dijo Isabel.
  • Igualmente. – dijo Danny sin dejar de sonreír.

Había algo que no convencía a Isabel, pero no conseguía descubrir el que.
  • ¿Oye tu sabes dónde está tu hermano? He pasado por su habitación y no hay nadie.

Qué interés tenía últimamente Isabel por Manuel y viceversa. No entendía nada.
  • Está en mi cuarto, no sé cómo ni porque, pero ha cogido un colchón y ha dormido en el suelo de mi habitación. Ahora iré a despertarles, que ya es hora de que se levanten. Además tendré que vestirme para enseñarle a mi amigo la ciudad.

En buena hora volví a introducir a Danny en la conversación. Isabel volvió a mirarle y una bombilla se encendió en sus ojos.
  • OMG, no me lo puedo creer, ¿Qué haces aquí él cantante del grupo ese que adora María?
  • Que dices. – intenté hacerme la loca. Y Danny empezó a reírse.
  • Que si, que es uno de los que canta en … ¿cómo se llama el grupo?
  • ¿McFly? – preguntó Danny.

Este chico era tonto. Le di un golpetazo en el brazo, y casi me hice más daño yo que él.
  • Sí, eso McFly. No me lo puedo creer.
  • Isabel tranquilízate y baja el tono de voz.
  • Cuando se entere María que está aquí le va a dar un infarto.
  • No creo, ya le conoce. Se alegrará pero no creo que se infarte, si tú supieras.
  • Dios mío no me lo puedo creer. ¿Sales con el de McFly?
  • Danny, Danny Jones. – Corregí.- Y salir, bueno algo así. Es un buen amigo.

Danny sonreía.
  • Ya verás cuando se enteren los que están ahí dentro.
  • No Isabel, para esa gente tiene que ser Danny, mi “amigo” de Londres. Ya está. ¿vale? – se lo dije tan seria que creo que la asuste un poco.
  • Vale, no diré nada. Espero que mi madre no te reconozca. – dijo mirando a Danny. – No me extraña que María os siga, si todos son como tú.

No podía creer ese último comentario. Lo que me faltaba ya. Y Danny se empezó a descojonar. Como no.

  • Vale, muchas gracias Isa por la apreciación. Si nos disculpas voy a presentarle en el salón y a llevarle al baño. Gracias. – dije con tono poco agradable.

Cogí a Danny por el brazo y le conduje al salón.
  • No te pongas celosa princesa.
  • Cállate. Familia, os presento a Danny, un amigo de Inglaterra que andaba por Madrid y ha venido a hacer una visita. No habla nada de español así que le voy a enseñar donde está el baño y luego iremos a dar una vuelta.

Se saludaron unos a otros con la mano y al igual que antes le volví a coger del brazo y tiré de él hacia el servicio. No di mucha opción a la familia a que dijera nada. Luego hablaría con ellos, también era extraño hablar delante de Danny cuando no entendía nada. Llegamos a la puerta del baño, mire que nadie mirara y nos metí a los dos dentro.

  • ¿Te vas a quedar aquí? – dijo con tono divertido.
  • Sí, pero no te preocupes, miro a otro lado.
  • Eso me da igual, ya has visto lo que tenías que ver. ¿Qué te pasa? Estás muy rara.
  • Ya, es que tenemos que hablar de algo importante.
  • ¿Aquí y ahora?
  • No, mea y vamos a mi cuarto a que me vista y salimos.
  • Mmmm.
  • Creo que te vas a quedar con las ganas.

No contestó. Solo sonrió.

Mientras tanto María se levantaba y salía al salón. Dio los buenos días y deseo feliz navidad. Y entonces la dijeron que había venido un amigo mío de Londres. María se sorprendió y pregunto que como se llamaba. Cuando le dijeron que Danny, María paso por varios estados, primero flipó mientras su cabeza decía ohhh y luego se alegró un montón. Aunque sabía que se mascaba la tragedia. Preguntó que donde estabamos y la dijeron que habíamos ido al baño. Con las mismas salió corriendo en nuestro encuentro. Cuando nos encontramos en el pasillo saltó encima suya.

  • DANNY!!
  • Dios, hahaha, feliz navidad.
  • No me lo puedo creer, ¿qué haces aquí?
  • Pues turismo parece. Deberíamos separarnos, creo que a Raquel no le gusta.
  • Tú eres gilipollas.- dije y me fui hacia la habitación.

Se miraron y se empezaron a reír.
  • ¿Crees que debemos seguirla? – preguntó Danny.
  • Creo que es lo mejor. – dijo María hiendo hacia mi habitación.

Cuando entraron en la habitación estaba intentando decidir que ponerme. Manuel comenzaba a despertarse. Yo tenía un cumulo de sentimientos encontrados que hacían que no fuera la mejor compañía en ese momento. Tenía una resaca de la leche, me sentía culpable por a ver besado a Dani, estaba picada con Isabel, no merecía que Danny hubiera venido a verme.

Entraron y se sentaron en la cama, sin decir nada, esperando a que yo dijera algo o hiciera algo. Aunque yo les ignoré, tenía que vestirme y salir de allí. Hubiera preferido poder salir sola, con mi iPod y mis pensamientos, a intentar arreglarlos y ordenarlos, pero parecía que eso no iba a pasar.

Manuel abrió los ojos y me miro.
  • ¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué haces tanto ruido?
  • No sé qué ponerme.
  • ¿Pero a dónde vas?
  • Mira hacia mi cama.

Cuando miro, primero vio a María, y pensó, que tiene que ver María en todo esto. Pero luego se fijó en el chico que estaba sentado a su lado. Se le quedo mirando durante un rato, se acababa de despertar y si le parecía raro, pero hasta que no relacionó quien era no se levantó como si hubiera tenido una pesadilla.

  • Jones.- dijo, fue lo único que puedo decir.
  • Vaya, parece que cada día lo sabe más gente. Encantado, tú debes de ser Manuel. – dijo extendiendo la mano.
  • Sí, eso parece. – estaba flipando. – Estoy despierto ¿verdad?
  • Así es. – le contesto María.
  • Sí, es real. ¿Muy guapo verdad? Puedes tocarle para comprobar que es real, le suele gustar. – dije.
  • Cada día estas peor. ¿Qué coño te pasa? – dijo levantándose y acercándose a mí.
  • Nada. – dije con lágrimas en los ojos.
  • Ven aquí pequeña. – dijo abrazándome. – por favor dime que te pasa.
  • Es que soy una estúpida, no tenías que haber venido.
  • ¿Pero por qué dices eso? No digas esas cosas, me estas preocupando.
  • Anoche me lie con el camarero de la fiesta.

Me aparto de sus brazos y me miro a los ojos.
  • Perdona, ¿qué has dicho?
  • Que me… - no me dejó terminar.
  • Ya, ¿te acostaste con él? – preguntó, parecía enfadado.
  • No, claro que no me acosté con él. Solo fue un momento.
  • ¿Y porque parasteis? ¿Fuiste tú o él? – sí, estaba enfadado.
  • Pare yo, sonó Falling in love.
  • Vaya, que oportuna ¿no?
  • Lo siento, de verdad, fue un error.
  • Yo sí que lo siento. – dio una patada a mi silla y salió de la habitación.

Mierda. Salí corriendo detrás de él, las lágrimas se me caían.
  • Danny por favor no te vayas, espérate.
  • Como tú me dijiste la primera vez que me viste después de descubrir quién era, lo siento ahora no es el momento, tengo que aclarar mis ideas. Además si sigo aquí te diré cosas muy duras que luego me arrepentiré. Tengo la sensación de que piensas que esto es un juego, pero te puedo asegurar que para mí esto es más real de lo que te puedes imaginar. – se metió en el ascensor y desapareció.

Empecé a llorar desconsoladamente, había metido la pata hasta el fondo. Me senté en el rellano, con una vaga esperanza de que volviera, pero no volvió. Creo que estuve fuera como 10 min, empezaba a congelarme.

Salieron María y Manuel a buscarme, me arroparon con una manta y me tumbaron en la cama. Ya no lloraba, aunque no tenía ganas de nada, se había llevado parte de mi corazón.