martes, 20 de diciembre de 2011

Capítulo 9


Esa noche llegó a su fin y con ella llegó la mañana. Y la mañana trajo consecuencias, más de las que esperaba.

Mi relación con Danny pasó de ser dolorosa a casi inexistente toda esa semana. No sabía muy bien si por mi actitud o por la suya. Encontré una nota que coló por debajo de la puerta, como aquellas veces que discutíamos y terminaba expresando mi frustración con un portazo. Pero esta vez notaba distancia en vez de cariño en ella. Decía:

Lo siento, pero es la mejor opción. Nuestra única opción.

Cogí la nota y la arrugué con rabia. La tiré a la basura, intentando no darle vueltas a todo, a nosotros, a nada.

No fue un gran día, mis amigas volvían a casa, no me hablaba con Danny. Sabía que no podía esperar más de nuestra relación pero no parecía real el no hablarnos. Después de todo puede que fuera lo mejor.

Me despedí de las chicas y prometí viajar pronto a verlas. Tenía ganas de ver a la familia, se lo había prometido a mi padre, hacía más de 6 meses que no les veía. Si os preguntáis por All Time Low, siguieron su camino por UK de concierto en concierto y alguna cosa más, pero eso es adelantarse.

Nosotros también continuamos con nuestros compromisos laborales, viendo a niñas que les amaban en secreto, aunque no eran solo ellas.

Sin darnos cuenta volvíamos a Londres, lo que significaba que mi colaboración con ellos llegaba a su fin. Los meets de España no estaban fijados y no sabía que iba a pasar con mi trabajo después de ese día.

Unos días antes de llegar a Londres, Adam me había llamado para confirmar nuestra “cita”, por llamarlo de alguna forma. No tenía ganas pero un trato era un trato. Quedamos la noche siguiente de nuestra vuelta a Londres, dijo que pasaría a buscarme. No estaba muy de acuerdo con eso tampoco, pero por mucho que insistí en encontrarnos en algún sitio no pude convencerle de lo contrario.

La mañana de trabajo en Londres fue movidita, sin tiempo ni siquiera para pensar, en semanas como esas, realmente se agradecía. Cuando terminamos decidimos ir a cenar todos juntos, para celebrar el trabajo bien hecho.

Tenía un par de días libres y luego volvería a reunirme con Nathan para ver cual sería mi siguiente trabajo.

Cenamos en un restaurante italiano cerca de Piccadelly. Reímos contando historias del viaje, de otros viajes. Y sin saber muy bien como, ni de quien fue la idea, terminamos los cinco en el bar de Joe, viendo tocar a Kate. La voz de esa chica me emocionaba tanto, la pasión se notaba en su mirada, cuando tocaba, cuando cantaba era inmensamente feliz, no paraba de sonreír.

En cambio sus canciones, en su mayoría, transmitían dolor, llegando a hacerte llorar en exceso. Quitando Dougie, que ya la había escuchado, los demás alucinaron con ella. Tom llegó a decir que quería producir su cd, vamos que lo iba a pagar el de su bolsillo, hasta le sacó la tarjeta a Joe para que se cobrara.

Poco después se produjo uno de los momentos más críticos de la noche, uno de los tantos, porque Kate volvió a tocar Not Alone. Era normal, teniendo en cuenta que la cantaba casi al nivel de Danny. A partir del primer acorde todo pareció paralizarse a mi alrededor, como si se parar el tiempo y todo comenzó a ir muy lento. Me sentía observada, primero por Dougie, luego por Dougie y Harry, Harry y Tom. Danny no podía creer que cantara su canción de esa forma.

Las lágrimas no tardaron en llegar, como era normal en mí y en esa canción. Esta vez el llanto fue controlado, derramaba pequeñas lágrimas mientras tarareaba la canción. Y me vio, el autor de la canción, el que sufrió, vivió y dijo que no estaba solo. Se levantó de su taburete y se acercó a mí. Pasó su brazo por mis hombros y me acercó hasta su pecho.

Tras una semana sin hablarnos y otra y medía muy difícil, no puede contener el llanto. Era difícil sentirle tan cerca y a la vez saber que estaba tan lejos. Me sentí tan ridícula y vulnerable en ese momento que tuve la necesidad de huir de sus brazos. Y así hice, me levanté y me fui hacia la sala.

  •    Lo siento, esto es demasiado. – le dije antes de irme.

Abrí la puerta y me tumbé en el sofá marrón, casi con un ataque de ansiedad y sin parar de llorar. Lloré todo lo que no había llorado esas dos semanas y media. Eso que me había guardado por ser profesional pero que ahora se hacía real. ¿Por qué me estaba pasando esto? Estaba tan concentrada en tranquilizarme que ni siquiera me di cuenta cuando entró Kate.

Se sentó en el suelo, al lado del sofá y me repitió una y otra vez que me tranquilizara, que todo iba a salir bien. ¿Por qué todos me mentían? Nada iba a salir bien. Me incorporé en el sofá para que pudiera sentarse. Parecía que dejaba de llorar y que mi respiración se normalizaba.

  •    Que sepas que voy a tener que matarte ¿cómo traes a McFly aquí y no me avisas? ¿Has visto mis pintas? – dijo divertida.
  •    Es que no tengo tu teléfono, lo siento. – me justifiqué.
  •    A pues habrá que solucionarlo. – me cogió el móvil y apuntó su teléfono. - ¿Puedo preguntar qué ha pasado para que estés aquí así? – parecía preocupada.

Casi no nos conocíamos ¿Por qué se comportaba así conmigo?
  •    Todo ha sido tu culpa, cantas excesivamente bien su canción. – la culpé.
Rió por el alago.
  •    El otro día no lloraste tanto. – apuntó.
  •    El otro día no estaba Danny. – confesé.
  •    Entiendo, supongo que pasar ti la canción puede afectarte más por las cosas que te ha contado sobre…
  •    Shhh – la hice callar. – no sé cuando, ni porque compuso esa canción. Sé que es de antes de McFly, vamos que la compuso él, pero no quiero saber más. No lo quise entonces y mucho menos ahora. – no podía seguir así.
  •    ¿Te han dicho alguna vez qué eres muy complicada? – y sonrió como lo hacía encima del escenario.
  •    Sí, me lo han dicho muchas veces, demasiadas diría yo. Pero todo tiene su explicación, antes y ahora. El primer recuerdo que tengo de Danny es esa canción, y me acerque a hablar porque esa canción me condujo hasta él. Cuando la escuché entera me enamoré perdidamente y la relacioné con vivencias personales. Quiero seguir pensando en esas cosas cuando escuche la canción pero se que si me cuenta la historia solo podré verle y nunca más veré lo que veo ahora. Aun así siempre pienso en él cuando la escucho, aunque hacia mucho que no lo hacía y es mi canción favorita.

Meditó un largo rato, tragó saliva y me contestó.
  •    Dios, ahora no sé que decirte, aunque sigo sin entender como te emocionas tanto.
  •    No creo que vaya a contarte todo esto, pero supongo que a día de hoy me siento un poco perdida, sola en esta ciudad y tras cantar mi canción así te mereces mi respeto. Supongo que lo de emocionarte con una canción lo entenderás. Not alone es esa canción que al escuchar el primer acorde se te encoje el estómago y segundos después un escalofrió recorre tu espalda. Subiendo lentamente. Todo se ensombrece a tu alrededor, solo importa esa guitarra, la canción, su voz, ya sabes. Su voz es maravillosa. – me obligué a cambiar de tema, no podía hablar de su voz. – Nunca había escuchado esa canción a su lado de ese modo, si la escuchaba con él era porque la cantaba. Duele tanto tenerle cerca y saber que no es mío. Que no me va a besar cuando esté triste, no me mandará notitas por debajo de la puerta cuando discutamos, que no se ría de mi cuando voy borracha, que no me haga sonreír o me enseñe a tocar la guitarra. Le echo de menos. – dije al fin.

Era como soltar todo lo que llevaba negando todas esas semanas de viaje, guardándolo dentro por mi bien, por no joder el trabajo con el que había soñado tanto tiempo. Pero ese sentimiento estaba ahí, enterrado, luchando por salir y destrozando mi corazón a su paso.
  •    Eres fuerte al aguantar todo esto, yo no sé si aguantaría a su lado. – subió las piernas al sofá.
  •    No se yo si eso es verdad, casi muero hace diez minutos, he tenido que salir corriendo para no derrumbarme. Ahora no sé cómo volver sin que me miren preocupados, no quiero que me pregunte, pero debo presentarte.
  •    No, no lo estás diciendo enserio. – estaba nerviosa, más de lo que había imaginado.
  •    No sé cómo lo dudas algo así, de todas formas Danny querrá hablar contigo sobre la canción y Tom le ha pagado a Joe para poder producirte el cd. Vamos no me extrañaría que ligara contigo. – era tan divertido Tom bebido.
  •    ¿De verdad ha dicho eso Tom? – empezó a hiperventilar. - ¿A Danny le ha gustado? ¿Tú crees?
  •    Tranquila, más ataques de ansiedad no por dios. – intenté que se calmara. – Son cuatro tontos borrachos ahora mismo, olvídate de todo lo demás.

Tardamos cinco minutos en salir, cuando Kate consiguió tranquilizarse. Les presenté y como esperaba, Tom no dejó de tirarle fichas, era más gracioso ligando que borracho.

Joe nos invitó a unas copas para celebrar la actuación de Kate y el final de la gira de Meets de McFly. Lo que pasó después no puedo explicarlo, mi cerebro ha borrado imágenes de esa noche. Cuando me di cuenta estaba montada en un taxi, camino a ninguna parte, al lado de Danny, cuando mi móvil sonó.
  •    ¿Dónde se supone que estás? ¿Estás con Danny? – gritó Dougie al otro lado.
  •    Dios, no me grites. Si, estoy con Danny, de camino a casa – mentí. – no te preocupes que estoy bien. – no tenía ni idea donde íbamos.
  •    Que te deje en casa y que el vuelva a la suya. – estaba molesto.
  •    Vale, mañana hablamos. – y colgué sin dejar que contestara.

Danny estaba mirando, no me gustaba su mirada, como si fuera a reprocharme algo.
  •    Se preocupa mucho Dougie de ti últimamente. – sí, estaba molesto.
  •    Vamos, ya lo último que me faltaba. Pase que no confíes en mí, pero que creas que Dougie haría algo así. Puedes estar tranquilo, según Dougie “soy tuya”, no me puede tocar. – dije con retintín.
  •    Parece que te molesta que piense eso. ¿Te gusta? – tanteó.
  •    ¿De verdad tú y yo salimos? ¿Me conoces un poco? Eres idiota, además  ¿por qué coño hablamos? Se supone que no hablamos “es nuestra única opción” – y volví a poner ese tono de subnormal.
  •    Eres un cielo. – dijo con cara de pocos amigos.
  •    Lo sé, todo me lo enseñaste tú. – y le sonreí.
  •    ¿Tienes sueño? – preguntó.

Esa pregunta no me la esperaba, me tomé unos segundos para responder, no entendía nada.
  •    Eres raro.
  •    Vale gracias, pero contesta a mi pregunta.
  •    No, no tengo sueño. – dije subiendo el tono de voz.
  •    Vale.

Se acercó al taxista y le dio una nueva dirección que no conocía. ¿A dónde se suponía que íbamos?
  •    ¿A dónde me llevas? – no me gustaba esto.
  •    A cantar. – y se recostó en el asiento.
  •    Yo no canto y lo sabes. Nunca. No se hacerlo. – me quejé.
  •    Te enseño, no te preocupes. – me sonrió de medio lado.

Si creyera en la existencia de Dios plenamente diría que estaba riéndose de mí. ¿Por qué me tienen que pasar estas cosas? No quería hablar con él, ni verle cantar, ni estar con él un jueves a las dos de la mañana por Londres.
  •    Quiero irme a casa. – dije bajito y sin fuerza.
  •    No es cierto. Solo tienes miedo.
  •    Danny. – le imploré.
  •    Vale, tenemos que hablar, no podemos seguir así.
  •    ¿Por eso me has secuestrado? – intenté entender.
  •    Si, allí delante de la gente no se puede, nos conocemos todos demasiado bien.

Parecía preocupado realmente, no quería verle así pero no encontraba posible que pudiéramos hablar, vamos no veía de que o como iba eso a solucionar nada.

Llegamos a un bar en medio de la ciudad, aunque no sabía en que parte estábamos.
  •    ¿No decías que ibas a cantar? - pregunté extrañada.
  •    Claro, tiene karaoke dentro, no te preocupes que vamos a cantar.

Comenzó a andar hacia el fondo del bar y yo le seguí poco convencida de cantar en ningún lado. Al menos esperaba que la noche sirviera de algo. Pidió dos cervezas, cosa que no creí posible, iba perjudicado ya.
  •    ¿Estás intentando emborracharme Jones? – dije de broma.
  •    No especialmente, y menos con cerveza. Se cuáles son tus debilidades.

Una vocecita en mi cabeza me repetía una y otra vez que me fuera a casa. Pero mis pies no se movían.
  •    Querías hablar, pues hablemos. – estaba aterrorizada.
  •    Siento lo que has tenido que pasar estas dos semanas con Emma. Es una buena chica, de verdad. – la justificó. – Solamente se siente juzgada y observada por todos vosotros.
  •    Pareceré insensible, pero no me sirven tus disculpas, es ella la que ha estado jodiéndome todo el tiempo, y yo no la he hecho nada. – solo faltaba que quedara como una víctima.
  •    No lo entiendes ¿no? Se siente presionada por ti, por el listón que has dejado. Tenías el apoyo de los chicos. Sois tan diferentes. – y bebió.
  •    ¿Qué tenía el apoyo de los chicos? Te recuerdo que Tom me juzgo el primer día de oportunista y Dougie casi me pega un bofetón tras llamarme puta y tratarme como una mierda toda la noche. Vamos a ella no la han tratado así, no es que yo lo tuviera muy fácil. A decir verdad me costó ganármelos. – protesté.

Parecía que no se esperaba esa respuesta y cambió de tema rápidamente. La pregunta que hizo fue como si llevara dándole vueltas demasiado tiempo.
  •    ¿Por qué tú nunca viniste de viaje con nosotros? – me dejó helada.
  • No entendía nada.
  •    Pues… no sé muy bien a que te refieres con esa pregunta, pero no era mi sitio. Es tu trabajo y debes centrarte en ello y en estar con los chicos. Una cosa era ir a verte a los conciertos y otra cosa acompañarte en las giras. Excesivo. – dije con sinceridad.
  •    ¿No tuviste celos o miedo de lo podía hacer durante esos días? – intentó leerme antes de que contestara.
  •    A ver Danny siempre quedaba algo, no es la mejor sensación del mundo escuchar o ver lo que dicen las fans, pero confiaba en ti, más de lo que crees. Además ya tenía suficiente con el hecho de que fueras famoso como para preocuparme por eso también. Era confiar en ti o volverme loca. Solo espero que esa no fuera una de las causas por las que rompimos. – eso hubiera sido tan doloroso que no quería ni pensarlo.
  •    No, - dijo rápidamente. – nunca te hubiera hecho algo así. Te quería, aunque ahora te cueste creerlo. – dijo con pesar en su voz.
  •    Nunca he dudado que me quisieras, solo que a veces no funciona como la gente espera.
  •    Ya, una putada, eres tan compleja Raquel. Es como si nunca actuaras como yo creo que lo harías.
  •    ¿Eso es malo? – dije frunciendo el cejo.
  •    No, no lo es, pero a veces trae consecuencias que no esperas. Como te dije esas navidades en la casa de Gales, sentí que iba a casarme contigo. – y se quedó en silencio.
  • No, otra vez eso no.
  •    Supongo que no era nuestro destino, aunque hubiera un tiempo que lo pareciera. – no sabía ni como seguir sin derrumbarme.
  •    Ya, pero yo pensaba que el destino estaba de nuestra parte. – no podía terminar bien nada esta noche.
  •    Danny, no podemos seguir por este camino de destinos o no destinos – corté. – no puede salir nada bueno. Es duro.

Me miró durante unos segundos y me sonrió con dolor.
  •    ¿Sabes? Echo de menos reírme contigo, de verdad, era tan fácil ser feliz a tu lado, todo se volvía más fácil.
  •    Eso lo podemos arreglar fácilmente, ¿quieres cantar? – y le dedique una gran sonrisa.

Se le iluminaron los ojos en ese momento, lo necesitaba de verdad, los dos lo hacíamos. Me levanté y pedí una canción y él otra tras otra. Así reímos juntos, sobre todo él cuando yo cantaba.

Y otra vez, sin darme cuenta, volvíamos a estar en un taxi camino a ninguna parte. Pero esta vez ninguna parte era mi casa.

Se bajó del taxi y me acompañó hasta la puerta. Mientras caminábamos nuestras manos se entrelazaron inconscientemente, no nos miramos, era mejor así. Era como si el tiempo volviera hacía atrás. Nos paramos uno enfrente del otro, sin dejar de mirarnos, había demasiada tensión contenida en esa mirada. Aunque por primera vez en mucho tiempo habíamos vuelto a reír juntos. Un montón de imágenes se colaron en mi mente, su risa, su sonrisa una y otra vez. Y sonreí al verla tantas veces en mi cabeza.

  •    ¿Por qué sonríes? – me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

­   Voy a parecer idiota, pero sonrío porque he vuelto a verte sonreír a mi lado. Hacía mucho tiempo que no lo hacías. – seguía sonriendo.
  •    No eres idiota.

Y me besó, sin dejarme tiempo para reaccionar, aunque tampoco creo que hubiera cambiado el hecho. Me dejé llevar, por su beso, por mis ganas, por todo aquello que habíamos guardado estos meses.

Me llevó contra la pared y un segundo después dejó de besarme. Había culpabilidad en sus ojos.

  •    No lo hagas Danny, no te vayas de nuevo. No me dejes. – le supliqué.
  •    No puedo, está mal. Lo siento. – me besó la frente y volvió a caminar hacia el taxi.

Me quedé paralizada con las llaves en la mano, deseando que no se fuera, que recapacitara y volviera a mi lado, a besarme de nuevo.
Cuando vi marcharse al taxi no lo podía creer, él seguía de pie en medio de la calle, esperando algo. No me había dado cuenta pero una lágrima caía por mi mejilla. Se fue acercando con miedo a lo que iba a pasar.
  •    No llores – me sonrió – I´m only me when I´m with you.

Y esta vez fui yo quien le besé.