jueves, 30 de junio de 2011

Capítulo 46

Las semanas posteriores tuvieron de todo. Dougie ni me miraba a la cara, aunque gracias a dios no coincidíamos demasiado.

Con Danny todo era perfecto, aunque estaba afectado por lo de Dougie.

Y llegó la semana de mi cumpleaños. Tenía que volver a casa o al menos debía hacerlo. Había una parte de mí que no quería dejar a Danny solo. Así que fui retrasando lo de comprar los billetes. Sabía que al final terminaría volviendo y que además me iban a costar muchísimo.

Ese lunes vino Danny a verme, cosa que no esperaba.
  • Que sorpresa. ¿Qué haces aquí?

Dejó algo sobre la encimera sin decir nada. Alargué la mano para verlo. Era un billete para Madrid.
  • No me lo puedo creer. – dije sorprendida.
  • Es tu cumpleaños, debes ir a casa. – dijo serio.
  • Pero iba comprarlos yo, jope.
  • Tómalo como un regalo de cumpleaños. – dijo sonriendo.
  • ¿Vienes conmigo? – pregunte aun sabiendo la respuesta.
  • No, ojala pudiera. Están las cosas muy jodidas por aquí. Y no pongas esa cara, no te vas a quedar aquí porque estén jodidas. No voy a permitir que sacrifiques tu cumpleaños por nosotros. Y no es tema abierto a discusión. Te vas a casa y al siguiente fin de semana lo celebramos aquí.
  • Gracias, aunque…

No me dejó terminar de hablar.
  • Aunque nada. – repitió serio.
  • Déjame acabar por favor. Aunque me hubiera gustado que estuvieras conmigo, te voy a echar de menos.

Danny sonrió satisfecho por esa contestación.

La semana pasó rapidísimo y cuando quise darme cuenta ya estaba en Madrid. Sentaba bien volver a casa, al menos durante unos pocos días. Muchos menos de los que yo esperaba.

María y Laura se acercaron a buscarme al aeropuerto. En el coche nuevo de Laura, un Fiat 500 rojo precioso.

  • Pero como puede ser tan bonito tu coche. – dije perpleja.
  • Como su dueña. – dijo Laura. – No es bromita.
  • Es genial.
  • Del mismo color de tu sangre cuando te aruño Laura. – dijo María mientras le enseñaba las uñas.
  • Que vuelve andado eh putita. Ahora yo también tengo el poder.

Fuimos a tomar algo y a ponernos al día. Me contaron novedades y me dijeron que iba a ser un gran fin de semana. Había toda clase de divertimentos preparados. Y así era, tenía la agenda más que apretada.

El viernes por la noche cenamos los cinco tranquilamente. Aproveche para confirmarles mi relación con Danny, no fliparon tanto como era de esperar. Después de navidades, era de esperar.

Manuel seguía de exámenes hasta el día siguiente, ya no le quedaba nada para terminar. Así que no hablamos nada esa noche.

El sábado por la mañana tocó comida familiar. Hasta mi tío pasó a tomar tarta. Todo era tranquilo en casa, hasta que llego el huracán. María y Laura llegaron locas perdidas. Iban de arriba abajo. Metían en la maleta, sacaban.

Me mandaron a la ducha, comprobaron mi depilación, me peinaron, maquillaron. Parecía mi boda más que mi cumpleaños.

A las 9 de la noche salimos de casa. Lauri, María, Manuel y yo. Todos guapísimos. No supe hasta el último momento a donde me llevaban. Nuestro bar. OMG pensé.

No había vuelto desde nochevieja, desde aquella noche fatal. Me acordé de Danny. Era muy raro que no supiera nada de él y más siendo la hora que era. Desde el viernes cuando me dejó en el aeropuerto nada. Pensé lo peor. ¿Habría pasado algo?
  • Una cosita chicas. ¿Hay alguna noticia sobre McFly de esta mañana?
  • No, ninguna novedad destacable. Y aun menos si tú no te has enterado. – dijo María extrañada.
  • ¿Qué pasa? – preguntó Manuel preocupado.
  • Nada, espero que nada. – dije sin entender lo que estaba pasando.
  • ¿No te ha llamado todavía? – preguntó Lauri.
  • No, no sé nada de él desde el viernes cuando me acercó al aeropuerto. Y las cosas por casa no están bien. – dije sin saber si debía contar nada.

María comprendió a que me refería.
  • Estaba bien esta mañana, hablé con él. En su línea, ya sabes.
  • Deberíamos hablar sobre eso tú y yo.
  • Si, pero hoy no, es tu día. Sé que llevas unas semanas, bueno todos. Parte de obligarte a venir es que pases tu cumpleaños tranquila, sin preocupaciones de ningún tipo. Además se lo prometí a Danny.
  • Esas cosas prefiero no saberlas. No soy yo la que está mal. – dije enfadad. – Sino podemos hablar porque le has prometido cosas, prefiero vivir en la ignorancia y pensar que es cosa tuya. Porque no puedes ni imaginar que es verle tirando en la cama llorando y ver en sus ojos que realmente siente que nada tiene sentido. O ver los ojos de Danny cuando le ve tan mal y ver su tristeza e impotencia. O ver como se le caen las lágrimas por ello. Y un montón de mierda que no me atrevo ni a decir porque no es un hermano de mi novio, es el puto bajista de un conocidísimo grupo de música. Y puede, solo puede, que necesite hablar con las únicas personas con las que puedo ser totalmente sincera. Sin ahorrar detalles, sin ocultar la mierda. – hice una pausa. – No os podéis creer lo bien que sienta esto.
  • Solo intenta cuidarte y que disfrutes del día. – sonrió María.
  • No necesito que me cuide, se hacerlo sola. Además yo estoy bien.
  • Pues no lo parecía hace un rato. – dijo Manuel.
  • Es que esto es una soberana mierda. Si la situación en si lo es, que sean famosos lo hace horrible. No puedo hablar con nadie. Los únicos en los que confió sois vosotros. Y estáis muy lejos. Es decir, una mierda. – me empezaba a frustrar.
  • No llores Rach por favor. – dijo Laura.
  • No he dicho que no vayamos a hablarlo, solo que no creo que sea el momento. Y esto no tiene nada que ver con Danny. Es un tema que nos va a llevar su tiempo, así que antes de tu fiesta de cumpleaños no vale. – dijo algo preocupada.
  • Vale, entonces antes de irme tenemos una conversación pendiente. – dije.
  • Bueno, espero que hablemos algo más que en una conversación. – rió María.

Pero algo brilló en sus ojos, algo que no me gustó. Me ocultaba algo, sabía algo. Me empezaba a preocupar. Imaginé lo peor.

Cuando entramos en el bar no creía todo lo que habían preparado. Era genial. Había cosas para comer, todo estaba lleno de globos y había una pequeña mesa de regalos.

No había mucha gente, y notaba la falta de algún que otro amigo, pero bueno, supongo que es lo que tocaba. Vivía en Londres.

En cambio me sorprendió ver a otros. Mis niñas de nochevieja, Bárbara, algún amigo de la universidad de María y Manuel.

Abracé a todo el mundo y agradecí que vinieran. Cuando llegue a Bárbara la abrace muy fuerte, no me podía creer que la volviera a ver. Hablamos durante una hora al menos.

Me acerqué a la barra a pedir unas copas. Todavía no había saludado a Dani. Había que reconocer que el tío era muy atractivo. Me guiñó un ojo y me llamó para que entrara al almacén.

  • Feliz cumpleaños. – dijo mientras me daba un abrazo.
  • Muchas gracias. – dije sonriendo. – Tenías que haber venido a la fiesta como invitado, no como camarero.

A qué coño venia ese comentario Raquel.
  • Bueno, al menos estoy aquí. Y todos sabemos que cuando bebes terminas aquí dentro sirviendo copas.
  • Es una tradición. Bueno, solo si estás tú en la barra.
  • Como me iba a perder una ocasión para que pasara algo así.

Y sin entender muy bien cómo, sonó Fallin in love.
  • No me lo puedo creer, puta canción. ¿Otra vez María?
  • ¿Quién sino? Es McFly.
  • Algún día recuérdame que te cuente toda la historia sobre McFly.
  • Ya sabes dónde encontrarme. – me dio un beso en la mejilla y volvió a la barra.

Salí fuera y vi a María en la puerta con cara de desaprobación.
  • Solo me estaba felicitando mal pensada.
  • Vaya, y suena Fallin in Love. Podría decirse que es la canción de tu y otro Dani. Y no ese que la compuso.
  • Tu puta culpa. Anda que no habrá más suyas que puedas poner. Además has hecho que me acuerde de él. Eres consciente de que no me ha felicitado ¿verdad? – puse cara de pena.

No sé por qué me extrañaba, mi cumpleaños sin algún desplante o algún amigo que defraudara no era un cumpleaños completo.
  • Bueno ahora hablamos del tema. – dijo ignorando mis palabras.- Vete fuera que Manuel necesita tu ayuda con un regalo.
  • ¿Mi ayuda? – pregunté extrañada.
  • Si, corre anda, que pesa mucho.
  • Blanda.

La hice caso y salí del bar. Mire a todos los lados y no vi a mi hermano por ninguna parte. Que extraño. De repente alguien silbó al final de la calle.
  • OMG – dije sin creer lo que veían mis ojos – Esto ya supera la ficción. No es posible. – susurré.

Me pidió que me acercara. Todavía seguía en estado de shock.
Actué de forma instintiva. Me quité los zapatos, los tiré a la acera y salí corriendo a abrazarle. No nos dijimos nada, solo nos besamos durante unos minutos.
  • No te puedes ni imaginar lo preocupada que estaba. – dije mientras me apartaba el pelo de la cara.
  • ¿Por qué? – dijo Danny divertido.
  • Porque no sabía nada de ti desde el viernes y hoy es mi cumpleaños.
  • Pensabas que se me había olvidado.
  • No, pensaba que había pasado algo grave en Londres.
  • Durante esta noche el rubio no existe. Está durmiendo en su cama y soñando con tetas. – dijo muy serio. Luego cambio la expresión y dijo. – Feliz cumpleaños. – y me besó.
  • ¿Tú eres mi sorpresa? – pregunté.
  • No, yo soy parte de una gran sorpresa, pero quedan demasiadas cosas que descubrir.

Me emocioné con esas palabras, no estaba acostumbrada a este tipo de cosas. Solía ser yo la que organizaba esta clase de sorpresas. Luego mi cumpleaños se resumía en 3 buenas amigas tomando algo en el bar de siempre.

Con el tiempo te acostumbras a ello, a disfrutar de los pequeños detalles, de aquellas personas que te sorprenden de vez en cuando.

Parecía que este año había cambiado mi suerte. Danny me observaba divertido ante mi embobamiento.
  • ¿No me vas a llevar dentro y a tratarme como novio objeto? – dijo riendo.
  • Dios ¿eres mi novio? – dije muy alto.

Me mantuvo la mirada y empecé a reír.
  • Entonces ¿Puedo utilizarte estas diciendo? – dije como si lo anterior no hubiera sucedido.
  • Hasta que volvamos a Londres soy tu fiel esclavo.

Me froté las manos como hacia el señor Burms en los Simpson y caí en el hecho de volver a Londres juntos.
  • ¿Te quedas hasta el miércoles? – dije feliz.
  • Algo así. Tiempo al tiempo. ¿Por qué me miras así? – preguntó curioso.
  • No suelo estar a este lado, ser la sorprendida. Pero desde que te conozco solo estoy a ese lado. Tendré que ponerme las pilas.
  • No es necesario princesa, ya llegará tu momento. Ahora disfrutemos de la noche.

Me cogió de la mano y volvimos dentro del bar. Danny saludó a todo el mundo. Le presenté a los que no le conocían y me salté a propósito a mi querido barman. Aunque debía presentarlos. O puede que no.

María y él se saludaron con un abrazo emotivo, sus miradas transmitían hermanad y algo de dolor. Estuvieron hablando un rato y supe de que era. No era nada justo que ellos pudieran hablar sobre el tema y yo no.

Me mosquee un poco, normal iba un poco bebida, así que me senté en la barra y me puse a charlar con Dani y como no, a beber chupitos.

Esta escena me recordó el pasado, tantos y tantos momentos vividos en esa barra. Lo extraño era que no me hubiera subido nunca a bailar, aunque se lo hubiéramos propuesto a Dani y él a nosotras un millón de veces.

No sé cuánto tardó en llegar, ni cuánto tiempo estuve en la barra pero Danny se acercó un rato después y se sentó a mi lado.
  • ¿Qué haces aquí sola? – me preguntó.
  • No lo estoy, estoy celebrándolo con mi querido barman. – dije guiñándole un ojo.- No os he presentado. Dani este es mi novio, Danny. Danny, este es Dani mi camarero favorito. Dios no es posible tanto Dani en una frase, anda que llamaros igual.
  • Dani el camarero. – repitió Jones con retintín. – Encantado.

Y se dieron la mano educadamente.
  • Te recomiendo que no la des más tequila o terminará subida en la barra en un rato.
  • Ya te digo yo que va bien. Se cuando debe parar. Todavía no se ha subido a ese banco, así que no hay de que preocuparse. – dijo sonriendo.
  • Vaya, parece que lo tienes todo controlado. Ya que no me necesitáis para nada, me iré a tomar un poco el aire. – se levantó mosqueado y salió del bar.
  • Parece algo jodido. – dijo sin entender el por qué.
  • Ya, puede que sea por lo que pasó en Nochevieja.
  • ¿Es el él chico? – preguntó.
  • Si, es él. – dije avergonzada.
  • Tanto tiempo y tiene que pasar cuando tienes novio.
  • Hombre, cuando paso, lo mío con Danny era una simple amistad con derecho. Pero bueno, tengo que ir a ver qué le pasa. – me disculpé con la mirada.

Salí a buscarle. Estaba sentado en un pivote enfrente del bar, fumándose un cigarro.
  • No te enfades tonto. Solo estaba charlando con él y recordando viejos...
  • Rollos de almacén ¿quizás? - dijo mosqueado.
  • Que gilipolleces dices. Hablábamos de ti. De lo guapo, maravilloso y de tu culo perfecto.
  • Así no lo solucionas maja.
  • ¿Pero qué coño tengo que solucionar? Si no he hecho nada. Estas celoso y sin motivos de peso.
  • No, he visto cómo te mira. No estoy celoso sin motivo.
  • Si yo tuviera que estar celosa por todas las tías que te miran como Dani lo hace, no habría días en el año para discutir.
  • La diferencia es que ellas no son competencia, ni accesibles. O no lo soy yo para ellas. En cambio en este caso si lo es, y lo ha sido.
  • Vamos a ver, si me perdonaste por ello ahora no vale hacerme chantaje emocional. Sabes lo que pasó, deberías saber que no había vuelto desde ese día y aún más importante. NO FUI YO QUIEN ELIGIÓ EL SITIO. Mierda que yo te quiero a ti subnormal. No me puedo creer que tengas inseguridades en este tema.
  • Ya sabes lo que dicen, mi pene es pequeño.
  • Yo me preocuparía del tamaño minúsculo de tu cerebro. ¿Cuándo le he visto yo el rabo a Dani anormal? Voy dentro, primero porque te estás comportando como un niño pequeño. Segundo porque al final te llevas una buena bofetada. Y tercero porque eres imbécil.
  • Joder como me has puesto en un minuto. – dijo riéndose.
  • Y ahora te ríes. Primero te picas y me cabreas y ahora te ríes. – había veces que me ponía de los nervios. – Que te compres un mono y le cantes ricura.
  • ¿Perdona? – dijo divertido.
  • Si, una canción de los McFly españoles, deberías escucharla. A no, que no la entiendes. Así que me voy a mi fiesta estúpido y mal criado Jones. – me dirigí de nuevo hacia el bar.
  • Rancia espérame. – dijo levantándose y llegando hasta mí.
  • A mí no me llames así eh moreno. – contesté enfadada.
  • No te enfades princesa. – dijo cogiéndome por la cintura y acercándome a él.
  • Claro que me enfado y mucho. No me gusta nada todo esto. Primero llegas y te pones a hablar con María del tema tabú y cuando vienes a verme y a estar conmigo te pones celoso.
  • Pero solo es tema tabú para ti. – dijo muy serio.
  • Cosa que me toca los huevos. Necesito hablarlo con ella. Dougie la cuenta muchas cosas, y hay que decir que la última vez que hablé con él le puse fino.
  • Se lo merecía.
  • Está claro, pero tenemos…
  • Nada, no tenemos nada que hacer. Sé que es duro pero le toca a él buscar o pedirnos ayuda. Hasta que no se dé cuenta de las cosas no podemos hacer nada más. Se que no vas a dejar de preocuparte pero aunque te duela que lo hagamos tabú entiéndeme, no sabes lo que me duele verte jodida por él y por mí en este tema, me siento demasiado culpable de que cargues con algo así. Vale que Doug es mi hermano pero siento que no debería ser tu problema. Y como sé que eso no va a pasar y que te vas a involucrar, cosa que hace que cada día te quiera más, déjame quitarte esa preocupación este fin de semana. Solo por esta noche. – dijo dedicándome una sonrisa al final.

Asentí con la cabeza y volvimos al bar. Sacaron la tarta, bailamos, brindamos y reímos demasiado. Sentaba muy bien a decir verdad. A eso de las 6 de la mañana, Danny me susurró al oído.

  • Deberíamos irnos. Quedan algunas sorpresas fuera de aquí.

Nos despedimos de los amigos, aunque la despedida de las chicas era como si me volviera para Londres y no nos viéramos más en mucho tiempo. Que tendría planeado.

Nos montamos en el coche.
  • ¿En qué hotel estas? – pregunté.
  • En ninguno.
  • ¿Y sabe mi familia que te quedas en casa? – porque no me enteraba de nada.
  • No vamos a tu casa.
  • Vale, ya no pregunto más. ¿Quieres que conduzca yo?
  • Si, porque como no has bebido nada.
  • Mierda es verdad. Jo estoy un poco borracha creo.
  • Si – rió Danny.- No vomites en el coche, que es de alquiler. Aunque… bueno vomita si quieres.
  • No lo voy a hacer tranquilo. No estoy tan mal. Eso solo me pasó una vez, por el cumpleaños de María y fue porque no cené y me sentó fatal.

No recuerdo que me contestó Danny. Cuando me desperté ya era de día y estábamos en una gasolinera en medio de la nada.

Me bajé y pregunté al hombre que echaba gasolina.
  • Disculpe, ¿podría decirme dónde estamos?
  • ¿Está bien? ¿Ese hombre la ha hecho algo? – preguntó preocupado.
  • Por dios claro que estoy bien, es mi novio. Es que me quedé dormida después de una fiesta por mi cumpleaños y no sé dónde me lleva.
  • ¿Pero es inglés? – dijo extrañado.
  • Si, es inglés. Pero no se qué importancia tiene eso. Es mera curiosidad.
  • En la provincia de León.
  • Me quedé paralizada. No era posible.
  • No puede ser. Sabe, creo que voy a tener que casar con él.
  • Usted es un poco joven para pensar en algo así. – dijo convencido de sus palabras.
  • Hombre, en un futuro. – dije sin parar de sonreír.

Analizando ahora esta conversación era demasiado absurda y surrealista. Pero yo era feliz y tiritaba de frio. Alguien me abrazó por detrás.
  • Te vas a congelar. – dijo besándome en el cuello.
  • Traerás ropa de abrigo ¿verdad? Esta zona es muy fría.
  • ¿Ya sabes a dónde te llevo? – dijo un poco decepcionado.
  • Bueno, se dónde estamos. Lo demás son suposiciones. Pero si es lo que creo… - no tenía más que decir.

Me di la vuelta y le besé. Una y otra vez.

7 comentarios:

  1. jope, me encanta, es que es tan... tan... joder, no hay palabra que pueda describirlo. Tienes un don para escribir, enserio así que jamás dejes de hacerlo, porque mucha gente se perdería tu increíble historia y eso no sería bueno. Sube pronto, estarén esperando ansiosa. Un beso <33

    ResponderEliminar
  2. Diiiiiooooooooooos! ¿Qué se supone que comento yo ahora? ¡Si me has dejado sin palabras! Jopetas, es que Danny es tan cuqui *_____*
    ¡Yo también quiero un Danny Jones en mi vida! xD

    Sigue pronto :P

    ResponderEliminar
  3. aaaaaaaaaaaaaaaaaaw! Por favor necesito saber algo más del tema María- Dany-Doug... xD
    Y, que detalle de Danny, de verdad, yo no entiendo a este chico. Dime, misericordia, Señora rachel, Existen todavía hombres así? (Soy MsNathie, eeeh!)

    ResponderEliminar
  4. MIERDA! que ya no hay más! Y yo que me habia acostumbrado, XD

    ResponderEliminar
  5. El otro día tuve que irme corriendo y no te pude comentar... ... es que me quedo sin palabras Rach jopetas!!! estos 3 últimos capítulos han sido enormes!!! han tenido de todo!!! y momentos de emoción y casi de lágrimas (digo casi pq yo eso de llorar... xdxdxd) geniales cariño de verdad!! me han encantado!! y ahora nos vas a tener con la intriga de saber dónde lechugas la lleva!!! bueno habrá que esperar... pero tampoco nos hagas sufrir mucho!!!
    Disfruta muchísimo en London!!! Te echo mucho de menos y eso que es el primer día... joder que depresión!! no quiero pensar dentro de un mes!!!! :'( Pásatelo genial amor!!
    Te quiero mucho!!!

    ResponderEliminar
  6. Tú! Si tú la dueña de este hermoso "libro". Donde estas los demás capitulos, ehh! Necesito mmmmmmmmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas. :'( T_T

    ResponderEliminar
  7. Sube ya el proximoooooooooo!!

    Me los he leido todos en dos semanas.

    ResponderEliminar