lunes, 13 de junio de 2011

Capítulo 41

Me levante con una sonrisa en los labios, sentaba bien dormir después de tantos días. Cuando me desperté los rayos entraban con fuerza por la ventana. Me metí debajo del edredón, protegiendo así mis ojos y con la esperanza de encontrar a cierto chico debajo de el.

Pero estaba sola en esa inmensa cama. Era normal, era martes por la mañana, las personas normales van a trabajar, a la universidad. Pero claro, yo nunca fui normal, aunque María nos catalogara como normales.

Mientras bajaba las escaleras les escuché. Reían y no paraban de hablar. En momentos así era cuando más me acordaba de María, Manuel y toda la gente que dejé allí. Bajé rápidamente para que no me vieran. Cogí una taza de café, estando Tom en casa no era raro que hubiera una tonelada, y volví a la escalera.

Habían comenzado a cantar una canción que me sorprendió. Nunca la había escuchado y la letra me llegó muy dentro. Era tan fresca, tan natural. Me dio la vida en ese momento, hizo recordad a ciertas personas que no sabía que podían generar tanto cariño en mí, tanto en tan poco tiempo. http://www.youtube.com/watch?v=2VKQSziYdJk . Eso que sentí dentro no se puede comparar con nada. Ese cariño por ellas, llegar a hacer cualquier cosa para que esa canción fuera real, el hacerlas sonreír por encima de cualquier adversidad. Eso es lo más importante en la vida, llegar a conseguir algo así. Compartir algo así.

¿Y sabéis lo más bonito de todo esto? Que esto lo conseguí gracias a esos cuatro chicos ingleses. Pero no a gracias a ellos realmente, gracias a su música. A su perfecta y maravillosa música.

Cuando terminaron una lágrima de felicidad recorrió mi mejilla. La sequé y la observé mientras sonreía. Estaba muy feliz.

Mi teléfono empezó a sonar en el salón, donde los chicos estaban trabajando. Solo esperaba que no les hubiera destrozado nada. Me levante rápidamente y corrí a buscar mi teléfono que ni siquiera recordaba que lo hubiera dejado abajo.

  • Perdón, espero no haber jodido el trabajo. – dije buscando por todos lados el bolso. - ¿Dónde está el puto bolso? – había desaparecido.
  • Tranquila, hemos terminado. Al lado de la tele desastre. – dijo Danny riendo.
  • No es gracioso. – y el móvil continuaba sonando.

Lo mejor de todo era que el tono de llamada era Met this girl.
  • Mola el tono, ¿de quién es? – preguntó Tom con una sonrisa.
  • Pues no lo sé. Me gusta. Me hace bailar. – conteste devolviéndole la sonrisa.- Me hace sonreír. Eso si, hace que tarde mucho en coger el teléfono.

Todos rieron.
  • Bueno os dejo trabajar, no quería interrumpir. – dije saliendo de la habitación con el bolso.
  • ¿A dónde vas? – preguntó Danny.
  • A llamar a Amy que me estaba llamando y a escucharos desde las escaleras. Vamos lo que hacía antes de que mi móvil empezara a cantar. - dije sonriendo. No podía parar de hacerlo.
  • Te puedes quedar en el sofá, es más cómodo. – dijo Harry señalando un hueco a su lado.
  • Muchas gracias, pero de momento estaré en las escaleras, si cambio de parecer os lo haré saber. Señores, canten bien. – y les mandé besos a todos.

Mientras caminaba hacia allí, Danny vino por detrás y dijo.
  • Buenos días. – mientras me daba un dulce en los labios.

Le respondí con otro beso. No duró mucho más, con la misma velocidad que llegó se fue. Seguía sin poder parar de sonreír. No me di cuenta que había llamado a Amy hasta que escuche su voz al otro lado.

  • Rach, al fin, me tienes muy preocupada. ¿qué ha pasado? ¿Qué paso en Liverpool? – dijo Amy muy rápido y nerviosa.
  • Hola cariño, siento lo de este fin de semana. No han sido días fáciles. Pero ya estoy bien, no te preocupes. Todo se ha solucionado. – dije intentando calmarla.
  • ¿Pero qué pasó? ¿Fue por Jack? – dijo con curiosidad.
  • Si, algo así. ¿Qué te parece si almorzamos juntas y te cuento todo? – había llegado el momento de contarle toda la verdad.
  • Me parece genial. ¿Te paso a buscar? ¿Estás en casa?
  • No, estoy con él. ¿Te parece bien que vayamos a Oxford?

No le dio tiempo a contestar, de repente un estallido de júbilo explotó en el salón. De repente empezó a sonar música muy alta y no eran ellos los que cantaban.
  • Dios, ¿Qué pasa ahí? – me gritó.
  • Y eso quería saber yo.
  • Me encanta esa canción. ¿De dónde viene? – preguntó Amy.
  • La han puesto en la radio. – ahora encajaba – es la primera vez que la ponen.- dije más para mí que para ella.

Descendió el jaleo del salón. Danny pasó corriendo a la cocina, cogió cervezas y volvió.
  • Vaya, si que le gusta a Jack McFly. ¿No viene al concierto?
  • Algo así. Eso también te lo cuento luego.
  • Me tienes muy intrigada, que habrás hecho.
  • Cuando te cuente todo vas a flipar.

Quedamos en vernos una hora y media después en el metro de Oxford St. No me daba tiempo a volver a casa a cambiarme de ropa, así que subí a darme una ducha.

Cuando terminé, bajé a despedirme. Danny y Tom grababan en ese momento. Parecía que contestaban a preguntas de las fans, eso sí, eran un tanto sosas.
Dougie estaba sentado bajo la ventana, al fondo del salón. La luz acentuaba las arrugas. Había que decir que desde que le conocí hasta ese momento había desmejorado muchísimo. Siempre fue el niño más guapo del mundo, pera la pena se notaba en sus ojos y sobre todo se notaba en sus facciones. Parecía agotado.

Le llamé desde el resquicio de la puerta, haciendo aspavientos para que me mirara. Al verme haciendo el estúpido se empezó a reír. Así estaba mucho más guapo.

Me negó con la cabeza. Yo insistí en que se acercara, pero él seguía sin moverse. Así que me puse de rodillas y le rogué. Al final se levantó y se acercó.

  • Como se nota que has pillado esta noche. – dijo con voz picara.
  • Algo así. Pero bueno, me tengo que ir y necesito que hagas de mensajero.
  • ¿Te fías de mí? ¿Y si cambio el mensaje?
  • No lo harás, es muy fácil. Dile a Danny que voy a comer con una amiga y que me llame luego cuando terminéis de trabajar ¿Vale?
  • ¿Ya está? ¿Le doy un beso de tu parte?
  • Lo que más te apetezca. Pero si lo haces, hazlo bien. Que sea como si se lo diera yo.
  • ¿EN LOS MORROS? – dijo subiendo el tono de voz.
  • Si, sino te apetece con que le des el mensaje vale. Tú tienes el poder.
  • Algún día llegaré a comprenderte o puede que no. Me gustas para Danny.
  • Vaya, me has dejado helada. Muchas gracias. A mí también me gusto para Danny. Gracias por aceptar el trabajo y por lo de ayer.
  • Na, dáselas a Mery. Deberías llamarla, sigue preocupada.
  • Si, tienes razón. Esta noche la llamo sin falta. No te vayas de la lengua y la digas que la voy a llamar, mejor que la coja de sorpresa.
  • Ni que hablara tanto con ella. – dijo Dougie haciéndose el ofendido.
  • Ya, claro. Vamos a mí me da igual, puedes hablar con ella todo lo que quieras.

Dougie se puso nervioso, no sé muy bien porque.
  • Bueno, creo que me necesitan dentro. – dijo mientras volvía al salón.


Me encamine hacia donde había quedado con Amy mientras mi cabeza tarareaba la canción que acababa de escuchar a los chicos. Ni siquiera sabía cómo se llamaba.

El almuerzo fue tranquilo. Amy se quedó paralizada cuando le conté todo, no podía creerlo. No lo confesó, pero creo que no le sentó del todo bien que no se lo contara desde el principio. Se lo vi en los ojos, sentía que no confiaba en ella.

Así que intenté compensarla por todo ello y la dije que teníamos pases vips para el concierto de Wembley. Eso sí que la sorprendió, sobre todo el hecho de que también hubiera uno para ella.

Cuando la dije que los tenía desde Navidad y que la historia solo la conocía Mery y mi hermano se quedó algo más tranquila, no era como si se lo hubiera ocultado solo a ella.

Terminamos riendo, llorando de la risa. Me contó todas las novedades de la última semana, ya que al estar en Liverpool no me había enterado de nada. No tardamos en despedirnos. Tenía muchas cosas que hacer. En cambio yo no, no sabía dónde ir en ese momento. Decidí volver a casa dando un paseo, o al menos dar un paseo hasta que me cansara.

Cuando me di cuenta estaba callejeando por Londres, me había perdido, no conocía tanto la ciudad para hacer algo así. Iba tan distraída que hasta que no me choque con él no volví a la realidad.

Era un niño. Alto y delgado. Su color de piel oscura, muy oscura. Jugaba con un balón de baloncesto, solo en la calle. Me sorprendió verle solo. Sus ojos transmitían dulzura y algo de soledad. Aunque brillaban de una forma especial. Ojos oscuros y profundos que me miraban a la vez que me juzgaban. Me sorprendió, parecía mucho más mayor de lo que era, como si su mirada transmitiera vivencias que no correspondían a un niño de su edad. Un niño que solo se preocupa por jugar y poco más.

Él era distinto, sus ojos transmitían desconfianza. No pude callarme, era como si algo dentro de mí me obligara a hablarle, a salvar esos ojos.

  • Hola, perdona por molestarte. Iba distraída y no te vi.
  • Da igual, estoy bien.
  • ¿Cómo estás aquí solo? ¿No te aburres?
  • No, estoy acostumbrado, siempre es así.

Esas palabras me rompieron el alma. Siempre es así.
  • ¿No tienes hermanos?
  • Bueno, algo así, pero son mayores, no me dejan ir con ellos. Siempre me dicen, Eduardo tú eres nuestra esperanza, tu triunfaras. Y no me llevan con ellos.

Solo pude sonreír, no entendía nada. En ese momento una mujer salió y llamo a Eduardo para que entrara a hacer los deberes. Nos despedimos y subió corriendo. Yo tuve la necesidad de acercarme a hablar con ella. Aunque no sabía muy bien que preguntar.
  • Disculpe, ¿Es usted su madre?
  • ¿Le ha hecho algo? – preguntó con miedo.
  • No, no para nada. Es un chico encantador.
  • No, no soy su madre. Soy su tutora, sus padres murieron hace años.
Oh dios mío. Malo, ese niño me había llegado al corazón solo con su mirada y me había ganado con ese comentario.
  • Vaya, es una pena. Siento preguntar pero supongo que es una casa de acogida.
  • Eso es. Tenemos 10 chavales.
  • Espero no parecer muy curiosa y mal educada. ¿Y cómo funcionan? Sobre todo en el tema de fondos y mantenimiento.
  • No te preocupes, es agradable ver que alguien se preocupa. La gente no suele ser así, solo me hablan para contar cosas malas de estos chicos. El estado nos da dinero, no mucho, pero nos apañamos.
  • ¿Tienen voluntarios o personal contratado? – yo misma me sorprendí, no sabía muy bien donde quería llegar con estas preguntas.
  • Espero no parecerle grosera pero es usted una mente compleja. Nunca pensé que me preguntaría esas cosas, más bien esperaba que me preguntara por la familia de Eduardo, como llego hasta aquí.
  • Ya, si le digo la verdad yo también lo pensaba, pero supongo que espero que sea él el que me lo cuente.
  • ¿Quieres ayudar aquí? – dijo del todo sorprendida.
  • Algo así. Si, supongo que sí. – dije yo también sorprendida de este descubrimiento.
  • Ahora es que me pillas un poco liada preparando la cena, pero si quieres pásate una mañana por aquí y tomamos un té.
  • ¿Cualquier mañana? – pregunté.
  • Si, cuando prefieras, si quieres apunta mi teléfono por si deseas confirmar antes de darte el paseo hasta aquí.

Apunte el teléfono rápidamente.
  • Gracias, será un placer. La llamo esta semana o eso espero.
  • Cuando puedas.

Nos despedimos con la mano y volví a caminar, no sabía muy bien donde estaba. Lo peor es que empecé a caminar sin rumbo de nuevo. El teléfono me sacó de mi ensimismamiento.

  • Hola pequeña ¿Dónde estás? – pregunto Danny al otro lado.
  • Pues si te digo la verdad no tengo ni idea, llevo un rato andando sin rumbo. Me he enamorado Danny.
  • Qué bonito, no llevas ni un día saliendo conmigo y ya tienes a otro. – dijo con ironía y algo de temor en la voz.
  • No ese tipo de enamoramiento bobo. He conocido a un niño, tenías que haber visto sus ojos.
  • No entiendo nada. Has conocido a un niño y te has enamorado en un sentido no sexual. Ya que lo otro sería raro, es un niño.
  • Que payaso, es que no sé como explicártelo.
  • Pues empieza desde el principio. Aunque lo mejor sería que te encontraras y me dijeras donde estas para que te pudiera pasar a buscar.
  • ¿Ya has terminado?
  • Si, ya era hora, llevamos todo el día grabando. Excepto que tú tengas planes y no puedas quedar.
  • Sí, tengo planes, con mi novio.
  • Dios, me encanta como suena. Pues tu novio no sabía que teníais planes.
  • Ya, es que son planes sorpresa, si lo decía no tenía emoción.
  • Me gusta como suena. ¿Dónde voy a buscarte?
  • Mejor ponte guapo y ve a mi casa. Que tardaremos más o menos lo mismo.
  • Bueno tardaremos lo mismo en llegar, supongo que luego tendrás que prepararte. Y tardaras cien horas.
  • Primero yo no tardo cien horas en prepararme. Soy muy rápida. Y segundo ¿Quién te dice a ti que tu sorpresa no empieza en mi casa?
  • ¿Y para eso me haces ponerme guapo?
  • Bueno pues nada, dejaremos los juegos sorpresa.
  • Bueno, lo has descartado todo muy rápido no, yo que se podemos hablarlo luego.
  • Que tonto eres.
  • Ha sido un fin de semana muy duro. Ni siquiera podía tocarme, estaba demasiado triste.
  • Oh que lindo eres, pero sabes que puedes hacerlo, yo te dejo tocarte cuando lo necesites.
  • ¿Y puedo pensar en otras?
  • Claro que sí, yo también lo hago.
  • ¿Tú también te tocas pensando en otras?
  • Claro que sí, se llaman Johnny Depp y Adam Levine… bueno eso solo para empezar.
  • Prefiero que no me lo digas, por si alguna vez les veo o por si ya los conozco. Luego no podría mirarlos a la cara.
  • Es que si conoces a esos dos hombres y no me los presentas… vamos a tener un problema.
  • Ahora si te viene bien que tenga contactos.
  • Es que es Johnny Depp.
  • Bueno princesa, ahora nos vemos. Encuéntrate bien.
  • Eso espero. Si cuando llegues no estoy, llama a la policía.
  • De acuerdo.
  • Un beso corazón.
  • Adiós princesa.

2 comentarios:

  1. me preguntare mil veces como es posible que escribas tan bien, es perfecto! necesito saber que pasa con danny!!!!!!!!!!! sube pronto, besos

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  2. Necesito leer más pronto. No es normal que haya leído 40 capítulos en una noche, pero es que cuando he visto que acababas de subir el 41 casi doy saltos de la alegría! xDD
    Enserio, me declaro fan de tu fic xDD
    Sube pronto ^^

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