jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo 29

Este capítulo se lo quería dedicar a mi pequeña Sara, porque se que todo la va a ir genial estos días de exámenes y en su vida en general. Por ti empezó esto del Fic que no se te olvide. Te quiero sis!


A la mañana siguiente me desperté temprano, para poder despedirme de mis padres antes de que se fueran a trabajar.

Era rara esa sensación de no querer irte, estas toda la vida diciendo y gritando que te quieres ir de casa, independizarte, que no aguantas más. Y de la noche a la mañana lo haces y quieres volver. Es raro el razonamiento humano. Pero también hay que decir que se vive estupendamente sola.

Eran las 8 cuando ya solo quedábamos mis dos hermanos y yo, desayunando. Nuestro último desayuno de navidad. Llamaron a la puerta. Era María, venía a despedirse.

  • Buenos días familia. ¿Habrá café para mi verdad?
  • No, pero te puedes hacer.
  • Es que no se usar esa cafetera de fuego que utiliza tu madre.
  • Manuel hazle un café anda.
  • Yo tampoco se usarla.
  • ¿Y entonces como tomáis café?
  • Lo hace mama.
  • Sois un puñado de inútiles.
  • Lo sabemos, por eso nosotros vivimos en casa y tú te has independizado. – dijo Manuel con cara de burla.
  • Mientras se hacía el café…
  • María, muchas gracias por lo de Danny.
  • Un placer, para eso estamos. No pensaba yo que te lo iba a contar.
  • Bueno, solo me dijo que hablasteis, no me ha dicho de que ni nada.
  • Mejor. No deberías saber las cosas que pienso de ti.
  • Dios ¿por qué? Tan malo es.
  • No, pero podría producirse sobre ti un aumento de tu ego y eso nunca es bueno. Ahora eso sí, sabe todo lo que hay que saber sobre ti. Yo me metería en internet y me pondría a su nivel.
  • Podría, pero creo que lo voy a dejar así. Prefiero sorprenderme.
  • Hay que decir que cada día me sorprendes más.
  • ¿Por qué? ¿Tan raro es?
  • Pues hombre, recuerda al amigo de Lorena, a el cual asustaste por decirle que le tenías vigilado por Facebook.
  • Puff, es que ya no quedan tíos de verdad. Claramente era una broma.
  • Pero realmente habías estudiado su Tuenti y su Facebook.
  • Claro, tenía que saber cosas suyas. A ver si era un buen partido.
  • Ves, pues con Danny no lo haces.
  • Pues porque él es un buen partido y de fiar. Sino ya te habrías ocupado tú de decirme algo. Y además no es la misma situación ni nada. Así que paso de buscarle, las cosas que encontraría suyas la mitad no sabría si creerlas o no.
  • Muy bien.
  • Una cosa. ¿Cuándo vais a venir a visitarme?
  • Pues en abril, para el concierto. – Dijo Manuel.
  • ¿Hasta el concierto nada? ¿Y mi cumpleaños? – Pregunté con cara de pena.
  • ¿No vas a venir tú? – preguntó María.
  • Pues no lo sé, depende. Hombre si no venís tendré que mirarlos. Yo que se.
  • Pues piénsate lo que quieres hacer y luego nos dices para saber si tenemos que organizar fiesta. – afirmó Manuel.

La hora pasó rapidísimo. Cuando Danny llamó a la puerta nos asustamos. No nos dimos cuenta de la hora que era.
  • Buenos días a todos. – Dijo con una gran sonrisa.
  • Que contento se te ve. – dije.
  • Ya ves, pero necesito café.
  • ¿Pero a qué hora sale el avión?
  • ¿Quién ha dicho que vamos en avión?
  • No creo que vayamos en barco.
  • No, pero si en autobús.
  • ¿Me llevas a Cuenca? – pregunté divertida.
  • Qué bien lo vais a pasar.- se burló Manuel.
  • Pues Cuenca es bien bonita. Además quien dice que vayamos a salir de la habitación.
  • Esa es mi chica. – rió Danny mientras chocábamos los cinco.
  • Por favor Raquel compórtate como una señorita. – dijo María seria.
  • Eso te lo dejo a ti, además ya me dejaste mal delante de Danny diciendo que era una mujer fácil. Pues que sepas que ese día fui una mujer muy difícil. Díselo Danny.
  • Sí, es verdad.
  • ¿Daniel porque tu cara y tus palabras no expresan lo mismo?

Danny empezó a reír.
  • ¿De verdad necesitas respuesta a esa pregunta? – dijo María.
  • Manuel di algo.
  • ¿Qué quieres que diga?
  • Hombre pues están poniendo a tu hermana pequeña de fresca. Que mínimo que defender su honor.
  • Pues a ver, conoces a un tío una noche y horas después estas en su cama.
  • Primero le conocí una noche y un día después estaba en MI cama. Y segundo que os jodan a todos.
  • No Raqui, yo te entiendo, si me encuentro a un tío así – dijo mientras le señalaba de arriba abajo. – yo también lo hubiera hecho. – dijo Sara en español.
  • Gracias pequeña. – y nos abrazamos.
  • Pues tú ya puedes no hacerlo. – le gritó Manuel.
  • ¿Qué has dicho Sara? – preguntó Danny.
  • No sé decírtelo en inglés. – dijo mientras se ponía roja.
  • Ha dicho que me apoya al 100% en mi noche con Jack.
  • Jack es un gran tío. – dijo Danny muy serio.
  • Es estupendo. Si él estuviera aquí me hubiera defendido, no como otros.
  • A ver que me entere yo. ¿Quién coño es Jack? – preguntó Manuel.

Danny, María y yo nos miramos y empezamos a reír. Manuel y Sara no entendían nada, pero nosotros no podíamos parar.
  • Es una tontería de cuando Danny y yo nos conocimos. No tiene más importancia. Estábamos tan pedo que nos pusimos nombres secretos.
  • Estáis fatal. De mi hermana ya no me sorprende nada, pero de ti Danny. – dijo Manuel sorprendido.
  • Pero deja de decir tonterías Manuel, no te fijas en los videos que te pongo. Este es igual de payaso o más que tu hermana. – le grito María.
  • Vale, no me pegues. Lo siento. – dijo poniendo cara de miedo.

Esto no era serio ni normal.

A las 10 de la mañana salimos hacia el aeropuerto. Estaba ansiosa por saber a dónde íbamos. Pasamos el control de seguridad y nos encaminamos a la puerta de embarque. Cuando llegamos todavía no ponía el destino.

  • ¿No me vas a decir dónde vamos?
  • No, de todas formas te enterarás, lo pondrá ahí. – dijo señalando al a pantalla.
  • Oye te dije que no tenía ropa decente.
  • Y yo que tenía la llave de tu piso.
  • Espero que no hayas cotilleado nada más que lo necesario.
  • Que va. Eso sí, cuando descubrí tu cajón de la ropa interior, desee que estuvieras para habértela quitado con los dientes. – dijo bajando el tono de voz en mi oído y terminando con un beso en el cuello.
  • Como vuelvas a hacer lo que acabas de hacer, vamos a tener un problema serio.
  • ¿Qué clase de problema? – preguntó con una sonrisa partida.
  • Esa clase de problema por el que terminas detenido por exhibicionismo.
  • Pues yo estoy dispuesto a correr el riesgo.
  • No sea malo señor Jones.
  • Si eres tú la que aplica el castigo, no lo dudaré ni un momento.

Juntó sus manos como si estuvieran esposadas, me metió dentro del círculo que formaban sus brazos y me acercó lentamente hasta que nuestros cuerpos se tocaron levemente. Juntó nuestras frentes y me miró a los ojos.
  • ¿Cómo va a empezar su castigo?
  • Pues no se que decirle Jones, a esta distancia es imposible concentrarse en algo más que no sea el besarle.
  • Me parece una buena forma de empezar. – Sonrió.

En ese momento está perdida, en sus ojos, en su preciosa sonrisa. Se acercó lentamente a mis labios. Cuando estaba a solo un milímetro de tocarse, cuando podía notarlos, sentirlos, y sin saber cómo pude contenerme le dije.
  • Puede que sea mucho peor castigo esto. Puedes sentirlo, casi lo tienes pero no. Solo un milímetro nos separa.


Junté más nuestros cuerpos y subí mi mano por su espalda.
  • Puedes sentir mi corazón a mil por hora. Escuchas como se acelera, como crecen las ganas de besarte, pero no lo hago. Saboreas como podrían saber mis besos si te los diera ahora mismo. Como se eriza tu espalda.

Danny separó sus manos y juntó más nuestros cuerpos, desesperado por besarme, por sentir eso que describía. Cogí mi mano y la bajé poco a poco hasta rozar su culo.

  • Tu deseo crece, necesitas tócame ya que no puedes besarme.

Me fui separando lentamente de sus labios y le besé en la comisura derecha. Cada vez estaba más nervioso y metió sus manos por dentro de mi camiseta y las posó a la altura de mi cintura, abrazándome más a él. No creo que pudiéramos estar más cerca el uno del otro. Le volví a besar, está vez en el otro lado. Cerró sus ojos por primera vez y empecé a sentir algo duro en su entrepierna. Lo que me hizo sonreír. Le estaba haciendo sufrir. Pero estaba tan excitada que no sabía cómo pararlo sin llegar hasta el final. Pero estábamos en medio de un aeropuerto. Intenté separarme un poco pero no me dejó. Así que no había más remedio que seguir el juego.

  • No te puedes creer las ganas que tengo de besarte, lentamente, una y otra vez y no separarme de esos perfectos labios.
  • Pues hazlo y hazlo pronto. Porque si no tendré que cogerte y hacerte el amor sobre ese mostrador de ahí, delante de toda esta gente.
  • Hazlo.
  • Tú estás loca.

Y le besé, muy lentamente y casi sin juntar nuestros labios.
  • Vámonos al baño. – le imploré.
  • No puedo moverme, estoy empalmado.
  • Lo sé. – dije mientras ponía mi mano sobre su mejilla y le besaba de nuevo.

Él me devolvió el beso.

Al fondo se escuchó a la azafata indicando que quedaba abierto el vuelo. Danny se puso muy nervioso y dejó de besarme. Volvió a juntar nuestras frentes y la separación de nuestros labios era casi imperceptible.
  • Ese es nuestro vuelo. – dijo.
  • Eso parece. Habrá que subir.
  • No puedo subir así.
  • ¿Qué puedo hacer yo?
  • No puedes hacer nada para ayudar. Eres contraproducentemente sexi.
  • Tú sí que eres sexi.
  • Calla que tenemos que montar en ese avión.
  • Perdona, me separo si quieres.
  • Abrázame. Pero sube tus manos, que el magreo no ayuda.

Me reí y le abracé como me pidió.
  • ¿Mejor? – susurré en su oído.
  • Sí, pero susurrando no ayudas.
  • Jo, no ayudo en nada.
  • Yo me sentiría orgullosa de hacer sentir así a un tío sin casi tocarle.
  • Mmmm, te pongo mucho ehh.
  • Raquel.
  • De acuerdo, ya paro. ¿Entonces donde están mis cosas que cogiste en Londres?
  • Están ya allí.
  • ¿No iremos a tu casa verdad?
  • Como vamos a ir a mi casa.
  • Menos mal. ¿Oye y tu guitarra?
  • ¿Qué más da la guitarra?
  • ¿No llevas la guitarra a todos lados?
  • No soy Tom.
  • Pues vaya músico de mierda.
  • Que maja eres. Está ya allí. Pero no pienso cantarte nada.
  • No te pienso pedir que me cantes. Si quiero oírte me pongo el iPod y listo.
  • No suena ni parecido.
  • Ya, pero cantas. ¿Ya estás bien?
  • Creo que sí.
  • Pues vámonos.

Le cogí de la mano y nos llevé hacia la puerta de embarque. No nos soltamos para nada

6 comentarios:

  1. Me encanta este capituloo !!! me he reidooo tambieeen !!! sigueeee asiiii siss!!!! Gracias por la dedicación !!!! Te quiero muchisimoooo !!

    ResponderEliminar
  2. OMFG pero qué capítulo tan heavy! jajaja en serio, este Danny es perfecto, en serio, qué chico *_* Estoy intrigadísima, de verdad, ¿dónde van? jajaja Pero menudo espectáculo que casi montan a lo tonto en el aeropuerto xDD Capítulazo querida Raquel :) Subirás pronto, espero claro... jajaja Un besazooooo!!!! :D

    ResponderEliminar
  3. Puto capítulo! Me encanta!!! afffffff que maravilla! Es que me parto con estos dos! xD
    Ojalá subas pronto y asi me entero a donde van de viaje xD!!!

    ResponderEliminar
  4. "Pero sube tus manos, que el magreo no ayuda"...me ha marcado esa frase... Es demasiado real, no se, es que justo los visualizo como en una película haciendo eso y teniendo esa conversación en medio de una terminal...
    ya me los imagino en el baño del avión...Uyuyuyuy...
    me ha encantado porque he leído una y he acabado llorando de la emoción y con este he acabado llorando de la risa... Esta historia es demasiado para mi corazón, ya veras cuando acabe en el hospital por un ataque de risa descontrolado...
    ¡¡Que no!! o al menos eso espero... =)
    Besos

    ResponderEliminar
  5. Ohh ha estado genial, como me he reido con la escena del aeropuerto jajaj enserio tus caps siempre me hacen reir!
    Me pregunto adonde llevara danny a raquel de viaje, enfin habrá q esperar un poco mas para saberlo.

    xxX

    ResponderEliminar
  6. Uooooooooooooooooooh! Que se enpalmo el señortio Jones! jajaja pobrexD

    ResponderEliminar