lunes, 8 de agosto de 2011

Capítulo 58

Hola a todos. Os escribo para deciros que este capítulo es el penúltimo, y que mañana publicaré el último. No se la hora concreta pero supongo que a media tarde podría estar. Espero que os guste y que no sea muy dura la espera hasta Octubre. Avisaré antes cuando voy a empezar a subir de nuevo, espero poder subir algún adelanto antes de octubre. Gracias por todo el apoyo y por todos los comentarios.


La espera en la cola fue divertida, ver a las chicas histéricas, llenas de pintura en la cara con sus nombres, cantando y bailando sus canciones.

A eso de media tarde me llamó Danny, sonreí y contesté al teléfono.
  • Hola amor. – dije feliz.
  • Uiiiii, cuanto jaleo. ¿Ya estás de fiesta sin mí? – dijo subiendo el tono de voz.
  • Claro que sí, tomando unos vinos con los colegas. – solo esperaba que fuera de broma.
  • Oye pues espérame, bajo en un minuto. ¿Dónde me esperas? – dijo ansioso.

No podía ser cierto que se lo creyera.
  • Bueno, creo que si te unes a mí ahora mismo, no tocas hoy. La cola está llena de locas amantes de tu cuerpo. – dije convencida de ello.

Se escuchaban muchas barbaridades en esos minutos previos. Eran niñas, niñas de 13 o 14 años, no podían pensar así o imaginar esas cosas con un tío de 25 años. Bueno si, para que engañarnos, pero cuando ese tío es tu novio, es más raro aun.
  • No me extraña, soy tan perfecto. Que le vamos a hacer, tengo que vivir con ello. – estaba convencido de ello.
  • Todavía me pregunto porque me gustas, o mejor aún si creerán tus fans que eres un creído. Mira acabo de encontrar un trabajo para este rato, haré una encuesta.
  • Si quieres ponerte celosa pues hazlo, total solo tiene palabras bonitas para mí. – de verdad era un poco así.
  • ¿Eso crees? Vale, probemos. Voy a coger una fan al azar, de aquí de la cola. – se la iba a liar.
  • De acuerdo. Estoy contigo, pero si luego no te gusta lo que escuchas no te enfades ¿vale rubia?
  • Tranquilo amor, mira por aquí pasa una chica que parece maja.

Me acerque lentamente a Bárbara y hablé en español.
  • Hola perdona, fan anónima de McFly y specially Danny Jones´Fan. Me gustaría hacerte una pregunta. What do you think about Danny?

Bárbara no entendía nada de lo que estaba pasando. Me miró con cara de asco, Danny al otro lado del teléfono tenía un ataque de risa. La puse al día a Bárbara hablando mucho más bajito y mucho más rápido.
  • Hazte un poco la tonta, en plan que no te crees que es él al teléfono. A ver si le bajo un poco los humos porque se cree un Dios.
  • Vale. ¿Quieres que le diga lo que pienso de él? – preguntó divertida.
  • Yes, of course it´s Danny Jones. – dije al teléfono. – Si, pero sobre su persona, no en plan me encanta tu voz. Es un flipado.
  • I CAN´T BELIVE IT. IT´S DANNY JONES. – gritó al lado del teléfono.
  • Muy bien loca, que se entere todo el mundo que está al teléfono. – estábamos trastornadas.
  • Perdón. – dijo sin parar de reír. – Pásame el teléfono que le vacile un rato.

Se lo pasé, respiró un par de veces para no reírse y se metió en su papel. Puso voz de pito y habló en inglés.
  • OMG no puedo creerlo, me muero. ¿De verdad eres Danny Jones? – parecía nerviosa de verdad.
  • Sí, soy yo. ¿Cómo te llamas? – preguntó pausadamente.
  • Sofía, me llamo Sofía. – dijo conteniendo la risa.
  • Un placer, no hace falta que haga caso a esa chica, está loca. – contestó Danny.
  • No si me da igual, un placer. – y cambio su tono de voz. – Eres un creído, pesado y algo tonto. ¿Sirve?

Se alejó el teléfono de la boca para que no la escuchara reírse
  • Pásame a la idiota de mi novia por favor. – dijo serio.

Bárbara alargó el brazo y me dio el móvil.
  • ¿Querías hablar conmigo? – pregunté casi riendo.
  • Eres muy tonta, pero mucho. – estaba algo mosqueado.
  • Error soy genial.
  • No, estas en el mundo porque tiene que haber de todo. – rió él ahora.
  • Oye, no me copies. Invéntate tus propias expresiones. – dije haciéndome la ofendida.
  • Nunca esa frase tuvo tanto sentido. – continuo riéndose de mí. – Te llamaba porque además de no saber de ti en todo el día…
  • No puedes vivir si mi ejem… - le interrumpí.
  • ¿Me dejas hablar pesada? – dijo ofendido.
  • Ok.
  • Vale, pues que está aquí Manuel, bueno y también Derek. ¿Vais a entrar en algún momento? – preguntó al fin.
  • Eh no. Aquí las locas de mis amigas, si esas que están en el mundo para darte de comer, llevan durmiendo desde el martes en la calle.
  • ¿Están locas? – dijo sorprendido.
  • Eh respétalas que son las que te dan de comer. – defendí su honor.
  • Bueno, ellas ya no. – puntualizó.
  • A ver, este concierto lo han pagado ellas. Pero no es este el caso, lo que te estaba diciendo…
  • Pesada. – volvió a interrumpirme.
  • VALE YA, ¿te das cuenta que somos dos putos pesados? Bueno pues que no vamos a entrar con ellos, vamos a ver el concierto en las primeras filas. Entraremos en la cola Pionner.
  • Vale, pues pasarlo muy bien princesa. – parecía de acuerdo con la idea.
  • Necesito saber si me van a dejar pasar por esa cola con mi pase VIP sin carnet de SC ni entrada. – pregunté con temor.
  • ¿Me preguntas a mí? Yo que sé. Yo canto Raquel, ya está.
  • Tú eres TON-TO. Va, no sirves ni para cagar. – reía por no llorar.
  • Gracias, da gusto tenerte como novia. ¿Alguna cosa más sobre mí?
  • No, creo que te he dicho todo lo que sentía. – dije divertida.
  • ¿Algo bonito para despedirte? – preguntó curioso.
  • No, gracias. Estoy bien.
  • Imbécil. – estaba molesto.

Me entró la risa. No podía hablarle así y que no me entrara.
  • Bobito no te enfades. Si yo te quiero mucho. – la voz era de una niña pequeña y dulce.
  • Estás muy loca. Te cuelgo princesa. – le había sacado una sonrisa.
  • Adiós, espero que te lo pases muy bien en el escenario pecoso precioso. – continué con el mismo tono.
  • Adiós cariño. No bebas eh, que no quiero ver cómo te sacan del concierto.

Debo decir que si alguien lee esta historia alguna vez, cosa que no tengo yo todas conmigo, no debe pensar que era una borracha, pero no iba a contar aquí los días que nos quedábamos en casa comiendo pizza y viendo una peli.

Llegó la hora de entrar al recinto, no tuve problema en entrar, aunque más de una me miró con cara de pocos amigos. Incluso los de seguridad se preguntaban porque una tía con un pase como ese estaría allí con todo el mundo.

Corrimos de forma pausada y cogimos una tercera fila. Una maravilla volver a ver un concierto desde esa perspectiva. Pero no todo fue así de perfecto cuando empezó el concierto.

No recuerdo minutos más horribles que esos, no tengo recuerdo de la actuación, solo podía estar atenta a no morir aplastada. Cuando subieron al escenario, las niñas con ansia de tenerles aún más cerca, empezaron a empujar contra la valla. No aguantamos más de cuatro canciones, eso era inhumano. Así que una por una fueron sacándonos del mogollón.

Danny parecía preocupado desde arriba del escenario y que nosotras saliéramos ayudadas por los de seguridad no ayudo a su preocupación. Al irme me despedí con un corazón y le guiñé el ojo. Esperaba que eso sirviera para que se relajara, ya que había empezado el concierto con una cara que lo decía todo. No le gustaba lo que estaba viendo ahí abajo.

El concierto mejoró considerablemente en cuanto salimos de ese centro mortal. Volvimos a vivir todas y cada una de las canciones, lo que decían y no decían sus letras. Saltamos y dimos vueltas sobre nosotras mismas, tanto que casi caemos mareadas.

Era impresionante llegar a tener tanta energía en sus conciertos, era una sensación de grandeza y confianza. Sobre todo de unión entre las 5. Nos mirábamos y nos reíamos juntas de sus tonterías en el escenario o de la forma que cantaban una canción. Fueron lo más grande que tuvimos las 5 en común, algo que nos transmitía cariño y buen rollo.

Tocaron una canción que nos hacía estremecer, nunca había visto llorar tanto a Mery en público como en ese momento. Esa canción la entró directa al corazón, más bien la llegó cuando la unió a nosotras, cuando esas palabras significaban un forever and always. Cuando pasara lo que pasara, o estuviéramos donde estuviéramos, esa canción nos uniría y nos recordaría que teníamos a gente a nuestro lado cuidando de nosotras. Y de verdad ayudaba a seguir adelante. De verdad que sí.

Cuando terminó el concierto salimos a que las chicas fumaran antes de entrar a saludar a los chicos. Pero todo se complicó en una fracción de segundo.

Ana e Iris que también habían tenido que salir del mogollón, vieron el concierto con nosotras. Ver a Iris cantar y bailar sus canciones no tenía precio, era maravilloso. Salimos con ellas a fumar, no iban a tardar en irse, vivían muy lejos de allí.

Íbamos las siete hacia la salida cuando de repente una puerta se abrió sin más delante nuestra. Con tan mala suerte de que Iris se chocó con ella y se rompió la nariz.

Lo primera reacción fue reírnos, no esperábamos que fuera nada, sino una puerta que nos asusta y como mucho hace que tropieces. Pero no, empezó a sangrar e Iris comenzó a decir un montón de insultos seguidos.
  • Joder, me muero. Estoy sangrando me cago en la puta. – decía Iris.
  • Dios, eso está roto. – dijo Bárbara.

Y si claro que estaba roto, se le había hinchado y sangraba.
  • Nos vamos al hospital. – dije convencida de ello.
  • Pero y ¿vuestro viaje a Barcelona? – dijo Ana.

Nos miramos las cinco, sabíamos lo que teníamos que hacer. Además no era que no los fuéramos a ver más.
  • Se suspende el viaje a Barcelona, por lo menos de momento. – dijo María.
  • DIOS ME VOY A QUEDAR COMO VOLDEMORT, SIN NARIZ. – gritó Iris.

Una carcajada general nos inundó. No podía ser verdad ese comentario.
  • Deja de decir tonterías. – la tranquilizo Cris. – Venga vamos a llevarte al hospital.
  • No cabemos todas en el coche. – apuntó Laura.
  • No pasa nada, ir vosotras cinco, Cris y yo iremos en taxi. – dijo Bárbara.
  • Yo prefiero no ver sangre. – afirmó María.
  • Vale, pues vamos las tres en taxi. ¿Sabrás llegar? – me preguntó Bárbara.
  • Sí, creo que me apañaré.

Nos montamos en el coche y nos preparamos para salir. No quedaba mucha gasolina, lo que me faltaba. Solo esperaba que no nos dejara tirados.
  • ¿Estás bien Iris? – la preguntaba Ana.
  • Me duele muchísimo. De verdad mucha gracias pero podíamos haber ido en taxi. Os tenéis que ir.
  • Vamos a ver, primero no es el primer concierto que vemos, vamos solo en dos días les hemos visto dos veces. Luego el pecoso se penca aquí a la amiga, le tiene muy visto, puede vivir unos días sin verle. Además este año ya hemos estado en un montón de conciertos suyos. Liverpool, Londres. – dijo Laura dándose la vuelta. – En la ducha… bueno eso solo una de nosotras, pero oye cuenta.

Iris rió y agradeció ese gesto. Nos tenía mucho cariño y eso ayudo a que su cariño fuera incondicional. La demostramos cosas que no esperaba de ninguna de nosotras.

  • Laura por favor, escríbele a Danny y dile que vamos de camino al hospital, que una amiga se ha roto la nariz y que la hemos acercado en el coche. Que en cuanto pueda le llamo, que voy conduciendo. – la dicté.
  • Ohhh, ¿solo le puedo escribir eso? – dijo compungida.
  • No, escríbele lo que quieras, pero no le preocupes.

Lo acepto con mucha alegría, era una loca, me encantaba.
  • ¿Lo vas a firmar con tu nombre? – pregunté aunque sabía que la respuesta era no.
  • ¿Qué gracia tiene eso? Dime. Ninguna. – dije poniendo cara de burla.

Se mantuvo un rato en silencio, escribiendo y borrando. Cuando terminó dejó el teléfono en la guantera y miró hacia atrás a ver qué tal estaba Iris. Parecía que no sangraba tanto.

Llegamos al hospital y las demás ya estaban allí. Tardaron más de lo esperado en atenderla. Mientras esperaba a que salieran, a buscar a Iris, llamé a Danny.

  • ¿Estáis todas bien? – parecía preocupado.
  • Si, tranquilo, solo fue una puerta que ha roto la nariz a una de las amigas de María y Laura. – le tranquilice.
  • ¿Ya está bien? – dijo algo más tranquilo.
  • Bueno, estamos esperando a que la atiendan, pero vamos no es nada grave. A ver si se la arreglan, que la duele un montón.
  • Bueno, nosotros salimos ya para Barcelona. ¿Nos veremos allí? – preguntó con poca esperanza en la voz.
  • No creo cariño. Mira qué hora es, supongo que ya nos vemos en casa el martes. – había una parte de mí que quería estar con él en ese momento.
  • ¿Cuándo vuelas a Londres? – asumió que no había nada que hacer.
  • El martes a primera hora.
  • Mándame la hora y voy a buscarte. Y te invito a desayunar unos waffles en mi casa. – dijo con voz sensual.
  • Vaya, suena delicioso. Tener cuidado en la carretera y canta igual que hoy señor Jones.
  • Vale mi niña, te llamo mañana para que sepas que estamos bien. Te quiero.
  • Buenas noches Daniel, yo también te quiero.

2 comentarios:

  1. Ostias tu! Que vacilo a Danny Jones...¿cuanta realidad puede haber en esa escena? Dejame decirtelo, porque todavía no le he tenido al teléfono nunca, que sino....JAJAJAJ
    No voy a decirte nada, no, no, no, pero ejem, es que somos la polla. Ala ya lo he dicho, Deal with it! jajajaja

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  2. voldemooooooooooooort! un poco de humor dentor de lo que cabe.... XD Bueno, que iba a decirte?
    Ah, sí. Que me has asustado, tengo un poquillo de miedo.... a ver que ha pasado ya... T.T
    No estoy preparada para el final.... No, No....

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