Lo que parecía que iba a ser uno de los mejores
veranos de mi vida se estaba convirtiendo en un suplicio. Todas aquellas cosas
que hacíamos como rutina se habían roto ya que casi no hablaba con Kate.
En realidad no me relacionaba con la gente que había a
mi alrededor. Intentaba volver a la rutina, pero siempre había algo que me
recordaba que no me podía relajar, que en cualquier momento podía llegar Danny
cargado con una guitarra y destrozarme alguna que otra canción más.
Aunque esa mañana, un par de días después del primer
recital de Jones, Rian vino a mi habitación enfadado por mi comportamiento.
Intenté explicarle que no podía hacer otra cosa, que era demasiado para
asimilar en tan poco tiempo. Pero no le sirvió de excusa y decidió que como ya
que no salía a correr con Kate que él sería mi nuevo compañero.
En parte se lo agradecí, porque yo nunca tuve tanta
fuerza de voluntad para el deporte. Salimos a correr poco después. Cada uno con
su música pero aun así juntos.
Tuve que preparar una lista de reproducción
específica, aunque sabía que no iba a durar mucho tiempo. Me preguntaba cual
sería el siguiente grupo que se convertiría en grupo maldito.
Íbamos corriendo cuando algo inesperado apareció en mi
camino.
- Me cago en tu puta madre, ni correr tranquila me dejas. Pero que te vayas, coge un avión y vete a Londres de una puta vez Daniel. – le grité mientras intentaba reponerme del susto.
- ¿Y perderme la gira de Kate? No, creo que te esperaré para volver juntos. – rio Danny.
- No me voy a ir contigo Danny, no se como te lo tengo que explicar. Estas perdiendo el tiempo, es mejor que te vayas y trabajes en el nuevo cd. – y me encaminé hacia el hotel.
Rian también se había parado al escuchar el escandalo
que había montado y me siguió de camino al hotel sin decir una palabra. Me
cubría las espaldas.
Un dato vino a mi mente mientras ponía rumbo a mi
destino. Algo en lo que no había caído antes, pero que no se podía pasar por
alto.
Giré mi cuerpo rápidamente y miré a Danny que se
encontraba un poco alejado. Me acerqué a él y le miré fijamente. Él me miró
expectante, intentado descubrirlo antes de que le dijera nada.
- ¿Qué tal Emma? ¿Qué ha pasado con ella? – intenté leerle la mente.
- No se nada de ella desde hace un par de meses. – fue lo único que dijo.
- ¿No me vas a contar que pasó? – me estaba empezando a enfadar.
- ¿Qué más te da? Todo a su tiempo Raquel.
- ¿Cómo que todo a su tiempo? ¿Vienes, me descuadras toda mi vida y encima no me vas a contar si estas soltero o que ha pasado con tu exnovia? – creo que mi tono de voz fue en aumento a cada pregunta que le hacía.
- Siento que te esté jodiendo tu perfecta vida, pero no eres la única que ha estado jodida todo este tiempo, ni la única que intenta arreglar su corazón roto. Voy a hacer esto a mi manera y al ritmo que me salga de los huevos. Soy yo quien lleva un mes rompiéndose la cabeza para recuperarte e intentado buscar las putas canciones que expresen mejor lo que siento por ti dentro de la mierda de música que escuchas. – ahora era él el que me gritaba a mi.
- ¿MIERDA DE MÚSICA QUE ESCUCHO? Pues dentro de esa mierda que escucho estas tu gilipollas. – encima iba a criticar mis gustos musicales, pero quien se creía.
- Si, ese es el único grupo con el que no he tenido problemas para encontrar buenas canciones. – dijo desafiante.
- Lo que me faltaba por oír. Nadie te ha pedido que hagas esto y que encima me destroces la vida musical, que no se te olvide. – y le apreté con el dedo sobre su pecho.
- No, es mejor aún, encima te hago un regalo sin pedir nada a cambio.
- ¿PERO TU DE VERDAD QUIÉN TE CREES? Hasta aquí, me voy a casa. – y volví a encaminarme hacia el hotel.
- El hombre de tus sueños, el único que te puede hacer feliz. – me gritó.
Sigo sin entender muy bien porque, volví a continuar
con la pelea. Era como si toda la rabia acumulada durante esos meses empezara a
fluir de nuevo, pero esta vez sin que doliera, esta vez la podía soltar y
gritarle lo que sentía.
- Danny, supéralo ya, esto no funciona. No vamos a volver. Así que coge la dignidad que te queda y vete a casa, de verdad. – dije algo más relajada.
- No. – dijo muy tajante.
- Por favor. – supliqué.
- No. Pero si vamos a quedar esta tarde en esta cafetería. – y me dio una tarjeta.
La observé detenidamente, intentado explicar a mi
cerebro en que momento esta pelea o mis palabras le habían echo llegar al punto
de darme una tarjeta de una cafetería para vernos más tardes. Como si yo fuera
a ir de forma voluntaria a que me reconquistara.
- No voy a ir. – le contesté con la misma contundencia que él.
- ¿Estás segura? Yo creo que sí. – me dedicó una sonrisa de superioridad.
La vena comenzó a hincharse y el corazón bombeaba
demasiado deprisa.
- Pues yo estoy bastante segura de que no. ¿Por qué debería ir? – pregunté.
- Piénsalo así, al menos esta vez sabes cuando y donde va a ser. Sabes que si no vienes conseguiré que escuches lo que tengo que decirte, y a mi no me importa montar un escandalo para recuperarte.
Me dejó con la palabra en la boca y comenzó a caminar.
Tenía tanta razón en eso, era mejor saber donde iba a pasar la siguiente parte
de su plan, mucho mejor que vivir con la expectación. No me gustaba que tuviera
razón en este tema y menos que supiera que la tenía. ¿Qué había pasado con el
Danny idiota que decían las fans?
- Te odio. – le grité.
- Lo se, pero recuerda que del amor al odio hay solo un paso. Pero del odio al sexo desenfrenado no hay ni eso. – dijo sin detenerse.
- Puajj … - dije para mi mientras ponía camino a mi hotel.
Todo esto me estaba pasando porque había subestimado a
Danny. Había subestimado lo que fuimos un día y todo lo que compartimos. Me
conocía a la perfección y eso hacía que su plan tuviera pocas lagunas.
La hora cuadraba para que me diera tiempo a ir y
volver al concierto. La idea de conocer los detalles le daba la seguridad de
que acudiría a la cita por miedo a lo que pudiera pasar si no iba, el miedo a
lo inesperado. ¿En qué momento Danny se había convertido en mí?
Intenté buscar una solución a todo esto. Recapacitaba
en las posibilidades de dejar el país e irme a un destino desconocido para
cualquier persona conocida. Aunque ¿y si Danny rastreaba mis cuentas y
descubría a donde había ido?
Me estaba volviendo loca. Mis pensamientos no eran
para nada normales ni racionales. Así que me rendí y decidí ir a la cafetería y
enfrentarme a Danny. ¿Total que podía pasar?
No llegué puntual, había decidido tomármelo con calma
y llegar tarde pertenecía a ese apartado.
Era una cafetería preciosa, llena de colores y un
maravilloso olor a café. Busqué a Danny entre la gente del local pero no
conseguí verle. Esperaba que no fuera él el que llegara tarde.
Perdí una taza de café y me senté en una mesa al lado
de la ventana. El sol entraba de forma suave a través de ella. Era el lugar
perfecto para sentarse a leer o a escuchar música. Un sitio tranquilo donde
disfrutar de un buen café.
Aunque mi tranquilidad no duró lo suficiente, seguía
sin estar preparada para verle aparecer. Era capaz de hacer que mi mundo se
quebrara, cuando él estaba a mi lado todo cobraba otra dimensión. Todavía
estaba intentado descubrir si eso era bueno o malo, y por eso creo que acepté
escucharle. ¿Y si tenía razón y estaba perdiendo al hombre de mi vida?
Durante toda mi reflexión Danny había aparecido en el
local con su guitarra en la mano. Se había sentado en un taburete alto al fondo
del local y parecía que iba a tocar.
Ya me había imaginado algo así, lo único que esperaba
era que no dijera nada, que solo cantara. O al menos que la gente que había en
el local no supiera que hablaba sobre mí.
- Buenas tardes a todos. – dijo con una gran sonrisa. – Espero que estéis pasando un buen rato en esta alucinante cafetería. La primera vez que estuve aquí fue en uno de mis primeros viajes a Estados Unidos con mis tres mejores amigos. – mientras hablaba iba tocando la guitarra suavemente.
Era raro ver a Danny tocar la guitarra de ese modo.
Sus ojos transmitían felicidad al recordar a sus tres amigos
- Siempre dijimos que era lugar perfecto para desconectar y pasar un buen rato. El lugar para una primera cita. Este lugar me recuerda la primera cita que tuve con la chica más maravillosa que he conocido nunca. ¿Sabéis? Ella adora los conciertos, siente la música de una forma especial, eso para mí es muy importante. Así que en su honor os voy a tocar un par de canciones de un grupo de buenos amigos. Esta tarde tocan en la ciudad por si alguien se anima.
Y comenzó a tocar una canción de All Time Low. No
podía ser real, ahora sí que me había matado. Sabía que iba a tocarme algo de
ATL, solo esperaba que fuera más tarde, ya que trabajaba con ellos y estaba
todo el día escuchándoles.
And we're sitting on your kitchen floor,
On a Tuesday afternoon.
It doesn't matter when we get back,
To doing what we do.
'Cause right now could last forever,
Just as long as I'm with you.
On a Tuesday afternoon.
It doesn't matter when we get back,
To doing what we do.
'Cause right now could last forever,
Just as long as I'm with you.
Ahora si que estaba acabada. Di un trago tan largo al
café que casi me atraganto. Aunque eso hubiera sido perfecto en este momento.
Me perdí en la maravillosa voz de Danny, transmitía
buen rollo y felicidad. Esa noche había sido la noche perfecta. La primera cita
ideal. No creía que en Londres se pudieran ver las estrellas de esa forma.
Encima de ese capó todo parecía fácil. Daba igual que fuera famoso, todo daba
igual si él me hacía sentirme así con tan poco.
Muchas veces todo radica en el con quien y no el que.
Hay personas que te hacen sentir tan bien cuando están a tu lado, que el más
cutre perrito caliente hace que sepa como el plato más caro en un restaurante
de lujo en el mismísimo Upper East Side.
I would drink a little too much,
And you'd offer me a ride.
I would offer you a t-shirt,
And you would stay another night..
And you'd offer me a ride.
I would offer you a t-shirt,
And you would stay another night..
Y al principio de todo Danny me hacía sentir así. Por
eso me empeñaba en que no gastara dinero en mi, no lo necesitaba en absoluto.
Me llenaba a tal extremo que todo era perfecto. Pero no creo que eso llegara a
explicárselo. Parecía más un comportamiento raro ante su dinero y sus contactos.
Por primera vez entendía el libro de Crepúsculo. Al
principio Bella me parecía una niña que no creía en si misma pero puede que
ahora no lo creyera así. Siempre estaría en deuda con Danny por hacerme sentir
así y no porque creyera que no me lo mereciera, sino porque nadie hasta ese
momento había conseguido algo así.
Danny seguía sonriendo, como si todo fuera perfecto y
cantara para celebrar algo en vez de para recuperarme. Se había trasladado al
pasado, había vuelto al momento en el que éramos felices.
Empezó a tocar Time Bomb y me hizo reír. En parte la
canción era cierta, ya que al principio de todo, cuando estábamos juntos se
producía una especie de hecatombe a nuestro alrededor. Pero no podía dejarle
escapar, aunque supiera todo lo que conllevaba dejarme llevar y darle mi
corazón. Dolía mucho más estar sin él.
We knew that we were destined to explode
And if I had to pull you out of the wreckage
You know I'm never gonna let you go
And if I had to pull you out of the wreckage
You know I'm never gonna let you go
Pero después de todo lo que nos habíamos hecho, el
dolor que habíamos pasado sin motivo real, me había empezado a preguntar si lo
que creíamos que era amor verdadero no lo era. ¿Y si era ese amor que quieres
que sea el amor de tu vida pero no lo puede ser? ¿Y si Danny era mi Christopher
Hayden y no mi Luke Danes?
Got my heart in your hands Like a time bomb ticking
It goes off, we start again
When it breaks, we fix it
Got your heart in my hands Like a time bomb ticking
We should know
Better, but we won't let go
It goes off, we start again
When it breaks, we fix it
Got your heart in my hands Like a time bomb ticking
We should know
Better, but we won't let go
Empezaba a plantearme eso realmente. A lo mejor nos
habíamos empeñado en pensar que éramos perfectos el uno para el otro y
realmente no era así, era lo que deseábamos pero no era nuestro destino.
Danny terminó de tocar y tras recibir una gran
cantidad de aplausos se sentó en mi mesa. Apoyo lentamente la guitarra sobre el
borde de la mesa y estuvo en silencio un buen rato. Esperaba que yo empezara a
hablar pero no sabía muy bien que decir.
Recorrí el mástil de la guitarra con el dedo,
intentando aclarar todo lo que había pensado en esos últimos 10 minutos de
concierto privado.
- Me encanta esta guitarra. ¿Qué tal está JJ? – rompí el silencio con un leve tono de voz.
- Te echa de menos, igual que yo. – sus palabras dolieron.
Le dediqué una sonrisa partida, era demasiado bobo a
veces. Realmente la mayoría del tiempo.
- No creo que lo haga, yo la tenia guardada en un armario. Al menos tú la das vida. – dije sincera.
- Bueno, lo bueno de esa contestación es que no dudas que yo te eche de menos. – había esperanza en su voz.
- ¿No te has planteado que lo nuestro no puede funcionar? Nos hemos empeñado en creer que estamos hechos el uno para el otro. ¿Pero y si no es así? ¿Y si es algo que no debe ser? – porque si no era así no entendía nada.
- Estoy seguro de que no es así. Nunca he estado tan seguro de algo como de que eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida. – confesó.
- Pues entonces no entiendo porque llevamos un año haciéndonos daño de esta forma.
- Ya sabes lo que dicen, no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo has perdido.
- ¿De verdad tienes esperanzas de recuperarme? – estaba totalmente perdida en este momento.
- Si, estoy seguro de ello. – y sonrió.
Terminé el café y me levanté de la mesa.
- Tengo que volver al trabajo. ¿Cuándo volveré a verte?
- ¿Ya has dejado de luchar? – sus ojos comenzaron a brillar.
- No se si lucho o no, pero tengo que descubrir si tienes razón o no. Y no encuentro la forma de hacerlo por mi misma. Ojala pudiera saberlo ahora mismo. – me sentía tan impotente.
- Mejor que no, después de tanto trabajo al menos déjame lucirme. No tomes una decisión tu sola. – salió una pequeña carcajada de su boca.
- Tranquilo, no decidiré nada hasta el final. – me había hecho reír a mi también.
- Paso a buscarte mañana después del concierto.
Asentí con la cabeza.
- Hasta mañana. – dije mientras me alejaba de la mesa.